martes, 28 de septiembre de 2010

ENTREVISTA CON KOLDO GRACIA Y FERMÍN BALENTZIA, PORTAVOCES DE "EUSKAL MEMORIA" EN LA MERINDAD

Durante estos meses hemos tenido noticia de la creación de Euskal Memoria en nuestra Merindad, con un fuerte grupo dinamizador en Tafalla. El grupo ha surgido a la vez que en otros pueblos y barrios de Euskal Herria. Entre sus primeros fundadores hay varios vecinos de Tafalla, a los cuales que se han sumado vecinos de otros pueblos comarcanos, familiares de represaliados del 36, expresos tafalleses, etc.
Entrevistamos a dos de sus portavoces, el tafallés Koldo Gracia, vecino de Barasoain, y el cantautor y vecino de Tafalla Fermín Balentzia, conocido precisamente por sus muchas letras dedicadas a la Memoria Histórica.

¿Qué supone esta nueva Fundación?
Koldo: Supone una continuidad lógica a lo que venimos haciendo desde hace muchos años con el tema de los fusilados. A inicios del siglo XX comenzó un movimiento en Euskal Herria que demandaba sus derechos en claves diferentes a las utilizadas anteriormente: Se pedía República, Democracia, Justicia Social, Socialismo, Derechos de la Mujer, Estatuto de Autonomía para las cuatro provincias… A esto se respondió con la dictadura de Primo de Rivera primero y el golpe militar de Franco después. Nos bombardearon Gernika; sólo en nuestra Merindad hubo más de 500 fusilados. Pero el tema no acabó ahí: luego vinieron 40 años de dictadura y luego estos treinta de Transición, de franquismo reformado, y seguimos sin Democracia, sin República, sin derechos para el pueblo vasco, sin respeto a los derechos humanos…Nadie reparó aquellas injusticias y nadie responde por las actuales. Y no hay futuro en paz si no se arreglan las cuentas del pasado.

Hoy día se habla mucho de la necesidad de la Reparación para la solución de los conflictos…
Fermín: La experiencia de otros lugares (Sudáfrica, Irlanda, Centroamérica) en los que ha habido conflictos enquistados como el vasco, nos habla de la teoría de las cuatro erres, como indispensables para llegar a una paz verdadera: primero el Reconocimiento de todos los daños causados en todas la partes y la Reparación de los mismos. Y aquí nadie ha reparado nada por el franquismo; por los 450 muertos hechos estos últimos años por la violencia del Estado, por los miles de torturados, por las condenas arbitrarias, por el ensañamiento de la dispersión…Todos los reconocimientos y prebendas han sido para una de las partes, la española, mientras que para la parte vasca sólo ha habido un castigo brutal y desproporcionado. Después vienen las garantías de no-Repetición, es decir, la negociación política que siente las bases democráticas y de convivencia para que nadie emplee la violencia en el futuro. Y por último, si se dan las erres anteriores, viene la Reconciliación. El superar los rencores sabiendo y reconociendo lo que han sufrido todas las partes. Sólo así es posible una paz duradera y eso es lo que están aconsejando los observadores internacionales que están mediando en el caso vasco.

¿Qué tareas están realizando en estos primeros meses?
Koldo: El funcionamiento es similar al que tuvo en su día Altaffaylla para elaborar su libro “Navarra 1936. De la Esperanza al Terror”. Un equipo externo de investigadores repasa toda la prensa, los diferentes archivos, los dossieres… Luego envía a cada pueblo lo que le atañe y en cada pueblo se completan los datos, se corrigen errores, se añaden nuevas investigaciones y testimonios…Una vez que cada comarca ha completado sus datos, se centralizan y se divulgan, bien en forma de libros, exposiciones públicas, Internet… Esa es la tarea de Euskal Memoria: completar la documentación y divulgarla. Luego, que sea la sociedad, los partidos, las organizaciones de derechos humanos, etc., las que, basándose en nuestros datos, actúen en consecuencia.

¿En qué etapa estáis centrados ahora?
Fermín: El tema de los fusilados del 36, en lo que respecta a la documentación, ya está bastante completo. Queda la búsqueda de los fusilados y los homenajes, como el que hace poco hicimos al alcalde de Pitillas, Antonio Cabrero. La etapa del franquismo, también la tenemos muy adelantada y la completaremos el próximo año. Y este año nos hemos centrado en todo lo que nos han hecho en la Transición, en la cara que nos ocultan de la moneda. Ya está muy adelantado el primer libro que editaremos en diciembre y que lleva un título elocuente: “Los hijos de Gernika”. Porque aquellos polvos que echaron sobre Gernika o Sartaguda, trajeron los actuales lodos. Y hemos comenzado precisamente por este tema porque es muy necesario hoy día de cara a la nueva situación política que se avecina. El Estado no va a poder mantener siempre esa exclusividad de las “víctimas”, y negando al mismo tiempo todas las barbaridades e injusticias que ha cometido: Muertes, desapariciones, torturas, detenciones injustas… Muchos de esos delitos son imprescriptibles, y desde Europa acabarán pidiéndole cuentas.

¿Estáis contentos con la acogida inicial?
Koldo: Todo el mundo estabaesperando que surgiera algo que de forma seria y documentada pusiera en el otro lado de la balanza la violencia del Estado. Que completase el mapa del dolor y de los daños causados, y que no sólo se nombrase y reparase a una de las partes. Por eso Euskal Memoria llega en un momento adecuado y con un apoyo amplio de personalidades, de diferentes partidos y opciones sindicales, mayoritariamente abertzales, eso es cierto, aunque no han faltado apoyos de anarquistas como Lucio Urtubia o gente de la izquierda española. Y en pocos meses de trabajo en sólo Tafalla vamos a llegar a 200 fundadores, lo que no está nada mal, y esperamos ser muchos más.

¿Qué pedís a los interesados?
Fermín: En primer lugar que nos aporten todos los datos que tengan. Todavía sabemos que muchas detenciones ilegales, palizas, abusos policiales, heridas en manifestaciones, multas arbitrarias, etc., no han sido denunciadas. Queremos mantener una relación fluida con los todos los fundadores, enviándoles revistas, por medio de Internet, etc. Vincularlos, en suma, a la Memoria Histórica vasca. En segundo lugar, que se apunten a la Fundación, para recibir ese libro anual que estamos preparando y con el que pensamos financiar el proyecto. Nosotros no tenemos ningún apoyo institucional y el trabajo de investigación y divulgación lo financiamos con donaciones (como la pequeña “herencia” del sacerdote y fundador) Jesús Lezaun) y con los miles de fundadores que se van a comprometer a recibir el libro. Animamos a los lectores de la Merindad a sumarse a nosotros.

Decís que pedís el reconocimiento de todos los afectados por el conflicto
Koldo: Por supuesto, pero mientras que unos son reconocidos, otros son absolutamente negados. En Tafalla además la desproporción ha sido brutal: aquí ha habido cinco muertos; más de cien detenidos; incomunicados; heridos de gravedad; condenas desproporcionadas de cárceles, numerosos torturados, alguno con graves secuelas; exiliados; familias que se han arruinado por la cruel dispersión de sus parientes; millones en multas y fianzas; años de cárcel “preventiva” para luego salir sin culpa alguna; cierre de locales; boicots; quema de automóviles; palizas parapoliciales… La otra parte, las que ahora llaman “las víctimas”, no pueden decir que en Tafalla hayan tenido semejante carga de sufrimiento. Pero no se trata de hacer comparaciones. Cada uno puede lamerse sus heridas, pero sin negar las de los demás. Luego, la historia pondrá a cada uno en su sitio. Ahora se trata de lograr el reconocimiento social y la reparación que se ha negado a una parte desde el franquismo, para poder llegar a una sociedad más respetuosa con todos los derechos humanos, individuales y colectivos.

Tenéis por delante una ardua pelea…
Fermín: La misma que llevamos desde hace años. La que nos motivó antes con el tema de los fusilados. La de mis canciones al Alto Loiti o a Maravillas la de Larraga, que hoy pueden ser para Germán o Ángel Berrueta. Lo que ocurre es que no queremos esperar 40 años en silencio, como pasó con el franquismo, para que se haga justicia, para que nos den la razón. Urge empezar de inmediato, hacer los balances, recabar los testimonios, reconocer todas las heridas y, en la medida que se pueda, restañarlas. Hay que dejar a nuestros hijos una sociedad con menos rencor y menos odio, y para ello hay que airear la casa, limpiar los rincones de la memoria, evitar que el olvido y la amargura pudran la sociedad futura. Por eso el trabajo de Euskal Memoria no es necesario sólo para una parte de la ciudadanía; es algo que nos beneficiará a todos.
Altaffaylla

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