Recuerdo que fue en 1983, tras las elecciones del 8 de mayo, cuando Carcastillo y la mayoría de los concejales de su Ayuntamiento eligieron como su alcalde a Pablo José de Miguel, hasta entonces sólo su Practicante o ATS, y a quien apreciaban enormemente. Y eligieron muy bien, porque en aquella legislatura de 1983 a 1987, en la que Pablo fue también Parlamentario Foral y Vicepresidente del Parlamento de Navarra, Carcastillo tuvo un estupendo avance, traducido en bastantes iniciativas sociales y obras de todo tipo. Es lo de siempre: cuando se elige bien, los buenos resultados llegan indefectiblemente. Y destaco además que aquel Ayuntamiento, no sólo contó con un gran alcalde, preparado y con clase, con las ideas claras y un programa realizable, sino con un gran Ayuntamiento en el que, que recuerde, todos -dejando de lado la politiquería barata- se afanaron por hacer bien las cosas, hacerlas eficazmente y pensando en su ciudadanía; con un Javier Irigoyen incansable -desgraciadamente fallecido- entre ellos.
Hoy, Pablo, y desde hace bastante, y tras su exitoso paso por el Consejo Social de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), vive dedicado profesionalmente a la Presidencia del Colegio de Enfermería de Navarra y a la dirección del centro de salud del propio Carcastillo. Pena que no se decida de nuevo por colaborar en la actividad municipal, que sería importante. Y, otro hecho que viene al loro señalarlo: fue precisamente pensando en su ciudadanía -la de Carcastillo- y en la total que forman/formamos los otros pueblos y valles de Las Bardenas, pensando en su bien y desarrollo quiero decir, por lo que aquel Ayuntamiento, con su alcalde Pablo a la cabeza, se empeñaron y lograron para que los demás pueblos bardeneros situaran en la Presidencia de la Junta de las Bardenas al actual Presidente José Antonio Gayarre, y al que un día -supongo- se será capaz de reconocerle públicamente su eficaz gestión; discutida, desde luego, pero extraordinaria.
Y extraordinaria porque, contra tirios y troyanos, y con el apoyo desde luego -siempre muy mayoritario- de los otros miembros de las sucesivas Juntas (y entre ellos cito ahora al ex-alcalde de Mélida Javier Estarriaga y a los actuales alcaldes de Arguedas José Antonio Rapún y de Valtierra Alfonso Mateo), ha logrado convertir a la Junta de las Bardenas en una de las entidades locales navarras -sí, y digo bien, entidad local- de mayor prestigio y solvencia, aquí (y a los hechos me remito) y, sin dudarlo, en el resto de España.
Y es en el 2007, como entonces, cuando Carcastillo vuelve a apostar bien, eligiendo por mayoría absoluta como su alcalde -lo recalco, por mayoría absoluta, que dice mucho- a Julio Eduardo Prieto, de UPN, hombre de bien y conocido y de cualidades personales y profesionales demostradas. Y con ello la localidad, una de las más significativas y destacadas de la zona y de toda La Ribera y aún de Navarra, con una antigüedad mínima del siglo X, y hoy con casi 2.700 habitantes, prosigue su desarrollo. Cierto que acorde a los tiempos que nos toca vivir - muy difíciles- pero con excelentes realizaciones, traducidas en esfuerzos municipales -yo creo que de la gran mayoría del Ayuntamiento- tanto para revitalizar el polígono industrial, que ojalá pronto den resultados, cuanto acometiendo obras como la escuela municipal de música, el centro cívico o la reforma en las piscinas municipales, que completan en Carcastillo un marco de servicios envidiable con un club de jubilados, una biblioteca municipal, una cámara agraria, un centro de salud, un colegio de educación Primaria, una cooperativa agrícola, el cuartel de la Guardia Civil, un I.E.S.O, una Mancomunidad de Servicios Sociales de Base, una parroquia, un polideportivo, el SOS Navarra, la Cruz Roja Mélida-Carcastillo, un céntrico edificio como ayuntamiento y que contiene las oficinas y el juzgado de Paz y sucursales de la Caja de Ahorros de Navarra y de la Caja Rural, y a escasa distancia de la excepcional abadía cisterciense de Santa María de la Oliva. ¡Ahí es nada, que se dice pronto! Un brindis pues, sincero, por lo que es y ha conseguido Carcastillo con todas sus corporaciones al frente, y muchos nos alegraremos si sigue consiguiendo mucho más, que estoy seguro lo hará. Es cuestión de que, terminadas sus fiestas, que están constituyendo todo un éxito por lo que sé, todos o la mayoría de los carcastillejos y carcastillejas sigan trabajando unidos por ello como hasta ahora y, con su buen tino, continúen apostando por lo que importa -el acuerdo y los problemas reales- y junto a su Ayuntamiento.
Pedro Pegenaute Garde, doctor en Historia (en Diario de Navarra)
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