martes, 21 de septiembre de 2010

MANUAL PRIMARIO DE DESTRUCCIÓN DE UN PROYECTO (NaBai)

Las calificaciones de trazo grueso hasta la ordinariez que Txentxo Jiménez hizo ayer sobre la trayectoria política de Batzarre han servido para acercar a mucha gente un pasito más hacia el umbral de la desmoralización definitiva sobre la viabilidad del proyecto (táctico, que no estratégico según nos confiesan ahora) de NaBai.

Situar a Batzarre en el espacio del navarrismo y el españolismo no parece un exceso verbal, sino una provocación calculada, en la línea a la que ya hace tiempo me refería en un artículo sobre el teorema de Thomas. Esa afirmación no se sostiene, porque Batzarre, hasta donde yo sé, no ha concedido legitimación político-jurídica alguna al Amejoramiento. Otra cosa es hablar del dato sociológico de la secuencia de citas electorales, ejercicio no sólo legítimo, sino recomendable para saber dónde estamos en cada zona de Navarra y en el conjunto de Navarra. Y no está de más recordar que sobre presupuestos muy similares a los que Batzarre utiliza al abordar el tratamiento del conflicto de identidades en Navarra, construyó los suyos Elkarri hace ya bastantes años y se redactó el programa político-institucional de NaBai de 2007.

Cierto puede ser que Batzarre se ha alejado progresivamente en los últimos años del abertzalismo, tanto quizás de su universo simbólico como de sus planteamientos históricos. De hecho, todos lo han hecho en algún grado. ¿O es de siempre la atribución a Navarra del papel de sujeto político? Y se puede entender la discrepancia, lo mismo que la preocupación ante el curso de esa evolución de Batzarre. Pero sin confundirse. Porque las posiciones navarristas o españolistas defienden a ultranza el status político actual mientras que Batzarre aspira a subvertir ese status y a adecuarlo a la conciliación e integración de la pluralidad de sensibilidades existentes en la sociedad. Un propósito muy diferente de los de los partidos del stablisement, incluso al de IUN, de cuya hipotética incorporación se acuerda Aralar de cuando en cuando.

Tal como pintan las cosas, la resistencia de Batzarre a someterse al modelo de pactos bilaterales establecido por Aralar le puede colocar fuera de la NaBai del 2011. PNV y EA dejan de ser de momento la “UPN del norte del Navarra” y otros le sustituyen en ese flanco de ataque. La Kofradia, formada en su inicio por gente de todos los partidos coaligados, Nabaizaleok e incluso el colectivo de independientes que edita Lau Haizetatik son restos de la “dispersión del nacionalismo institucional”, según decía hace poco alguien con la firma de Iñaki Erviti en Ezkerreko Nabaizaleok, tras hacer una sesgada reconstrucción de la génesis de Nafarroa Bai. Aquí, todo quien no se pliega tiene su etiqueta, su estigma. Muy parecido a lo que ha hecho tradicionalmente la izquierda abertzale tradicional de la que Aralar se había ido distanciando en un meritorio tránsito hacia posiciones mucho más elaboradas de participación política. Pero ese viejo estilo tampoco es muy distinto en esas prácticas al de la derecha navarrista. Lo que no se controla se desacredita y así se evita el contagio.

Siendo de lamentar ese vicio involutivo y esa tentación autoritaria de Aralar, lo que me resulta más triste es que bajo esa filosofía político-organizativa se aspire a liderar NaBai. El liderazgo se gana, no se impone. Y por esa vía, Aralar, a quien nadie había negado su papel prevalente en la coalición, está cada vez más lejos de tener una autoridad moral en el conjunto de NaBai, por más que se imponga en el regate en corto.

Triste y poco explicable es también el papel del PNV en esta comparecencia. Resulta extemporánea por demás esa inesperada teoría según la cual es Batzarre quien más se ha alejado de las bases acordadadas en 2007. Y no es reconocible el estilo de su portavoz José Angel Agirrebengoa. No me vale ninguno de los tópicos al uso a la hora de hacer conjeturas sobre cuál ha podido ser la contraprestación de esta escenificación. Pero todo tiene su porqué y razones de alto peso político existirán. Aunque puedan ser mucho peores que las de las explicaciones tópicas.

El proyecto de Nafarroa Bai pasa, sin duda, por el momento más delicado de su historia. Pero no hay otra forma posible de salir que orientándonos por las luces. Por la actitud constructiva de Maiorga Ramírez, por ejemplo. Y desde luego, por la próxima asamblea de nabaizales, tanto afiliados como no afiliados, del próximo día 1 en Artika. Nafarroa Bai es de todos. Todavía hay partido, eutsi goiari.

Praxku


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