Después de toda una vida dedicada a la enseñanza, Víctor Bustince Sola dice adiós tras este curso a sus últimos alumnos. Tras finalizar sus estudios de magisterio, el ujuetarra comenzó su carrera como maestro en Lekaroz, de donde pasó a Goizueta, Pamplona o Elizondo. En aquellosprimeros años tuvo que acostumbrarse a vivir fuera de su localidad natal, y también adaptarse a las diferentes circunstancias laborales que le ofrecían cada uno de estos destinos: "Al principio, como estaba en un colegio pequeño me tocaba explicar todas las materias a niños de varias edades. Luego, cuando pasé a Elizondo y también a Pamplona, tuve que centrarme en Ciencias Sociales, que era la asignatura que me tocaba impartir", explicaba Víctor Bustince, quien además apuntaba que, "desde entonces hasta hoy, los maestros hemos tenido que adaptarnos a las diferentes regulaciones educativas que han puesto en marcha los distintos gobiernos.Y eso era precisamente lo más complicado, adaptarte a tantos cambios en tan poco tiempo, porque lo que no cambiaba era la relación con los niños".
Pero si ha habido un destino que haya marcado la trayectoria de este maestro, ese ha sido, sin duda, Beire. Y es que a lo largo de los últimos 26 años Víctor ha trabajado, pero sobre todo ha sido feliz en el colegio de este municipio: "Para mí lo más importante de todo es que a lo largo de mi vida he podido venir a trabajar feliz" confesaba este profesor de 65 años. Con el sistema democrático ya implantado, Víctor Bustince llegó a la escuela unitaria de Beire en el año 83. Entonces el centro tenía dos profesores. Uno para infantil y él mismo para primaria. Después de un tiempo, los alumnos del segundo ciclo de primaria fueron trasladados a Olite y desde entonces Víctor asumió la educación de todos los alumnos, tanto los de infantil como los de primaria.
Desde entonces hasta hoy el colegio ha contado con alumnos desde los tres hasta los ocho años, y a lo largo de todo este tiempo el sistema de trabajo de Víctor ha sido el mismo: una educación basada en la confianza y la amistad, en la alegría y en la simpatía.
Los buenos momentos durante estos 26 años se han sucedido, y han superado ampliamente a los malos, según el propio Víctor: "Nunca he tenido problemas con ningún alumno. Al tratarse de una escuela pequeña, con pocos alumnos, siempre se han apoyado mucho unos a otros, y se han ayudado y defendido".
Tanto ha sido así que todavía hoy Víctor guarda relación de amistad con muchos de sus antiguos alumnos, que ya hoy en día comenzarán a trer a sus propios hijos a la escuela. Por todos estos motivos, y por muchos otros, este maestro hace un balance "totalmente positivo" de su trayectoria docente, y confiesa esperar que mi vida no cambie mucho de ahora en adelante: viajes, lectura y sobre todo mucha salud para poder disfrutar de todo".
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