Hoy día, enero de 2015, sigue sin estar claro por qué nos quedamos sin Caja de Ahorros de Navarra y por qué, además, en dos años lo que valía 1.300 millones pasaba a valer algo menos de 300 millones de euros. Se nos han tratado de dar dos argumentos, argumentos que se han repetido insistentemente, seguramente con la pretensión de transformarlos en una verdad incuestionable. No lo han conseguido. Y no lo han hecho por una razón muy clara. Sencillamente porque es muy difícil creerse que sean ciertos.
El primero de ellos es el de que no había otro camino posible. Según esa teoría, o Caja de Ahorros de Navarra se fusionaba con otros o moría. Era todo o nada. Sin embargo, la evidencia es contundente: entidades de tamaño similar a Caja Navarra, incluso más pequeñas, hicieron en solitario el camino de estos años de crisis profunda del sistema financiero y no han desaparecido en ese tránsito. Caja Rural de Navarra, Caja Laboral o Ibercaja, por ejemplo, están a la vista de todos. No olvidemos que el patrimonio de Caja de Ahorros de Navarra era el doble que el de Caja Rural de Navarra. Incluso el propio señor Goñi, en escrito enviado a los parlamentarios reconocía que, en aquel momento (finales 2009, inicios 2010) el contexto animaba a seguir adelante en solitario y ver cómo iban evolucionando las cosas.
El segundo argumento empleado para justificar, en este caso las pérdidas de 1.000 millones de euros, es que, a lo largo de estos años de crisis financiera, todas las entidades tuvieron pérdidas importantes, y que incluso muchas de ellas desaparecieron. Sin embargo, también en este tema, si hacemos un comparativo de la evolución de los patrimonios de las entidades financieras que operaban en nuestro entorno, los datos muestran una realidad muy diferente.
Esos 1.000 millones de euros se traducen en que el patrimonio contable de Caja de Ahorros de Navarra disminuyó un 78,10% en dos años, entre 31 de diciembre de 2009 y 31 de diciembre de 2011. En ese mismo periodo, el patrimonio contable de Caja Rural de Navarra creció un 15,82%; el de Caja Laboral bajó en un 4,09%; el de Kutxa Gipuzkoa, un 12,77%, el de BBK un 7,03%, el de Caja Vital un 3,04%. El 78,10% se sitúa a años luz de lo vivido por las entidades a las que he hecho referencia. El impacto en la obra social actual y futura de esa mucha mayor pérdida que las entidades de nuestro entorno va a ser determinante.
A lo largo de esta legislatura, aunque lo hemos intentado por activa y por pasiva, no hemos tenido nunca acceso a los informes previos en los que se apoyó la decisión de incorporarse a Banca Cívica en las condiciones en las que se hizo, con la consiguiente desaparición de Caja de Ahorros de Navarra, o la de votar a favor de la integración de Cajasol en Banca Cívica en las condiciones en las que se acordó, o la de votar a favor de la salida a Bolsa en las condiciones en que se salió o la de integrarse en CaixaBank en las condiciones en las que al final Banca Cívica desapareció. No hemos tenido nunca acceso a los pactos societarios firmados en cada una de esas operaciones, en particular, los pactos que hacían referencia a los compromisos de mutualización de beneficios y resultados.
Parte de esas pérdidas deriva de las ecuaciones de canje pactadas en posición de extrema debilidad primero para salir a Bolsa y luego para integrarse en CaixaBank, pero es obvio también que otra parte muy relevante deriva de operaciones realizadas antes de 2010.
La propia presidenta Barcina, en junio de 2012 nos informó de que Banca Cívica había hecho una dotación extraordinaria contra patrimonio en su proceso de integración de 1.874 millones de euros, de los cuales, nos indicaba, 545 millones correspondían a la participación de Caja Navarra. Lo que no sabemos es qué parte proviene de préstamos fallidos, de operaciones de la corporación empresarial o de operaciones con activos inmobiliarios.
Y lo que nunca hemos sabido, pese a que lo preguntamos reiteradamente, no sólo aquel día, sino en otras ocasiones, qué parte de las pérdidas, por ejemplo de esos 545 millones, provenía de operaciones de Caja Navarra, de Caja Burgos, de Caja Canarias o de Cajasol. Si hemos tenido que asumir pérdidas derivadas de operaciones realizadas por los demás socios, querrá decir que los pactos nos fueron perjudiciales; si no ha sido el caso, querrá decir que les hemos transferido pérdidas a los demás socios, y eso supondrá que todas las pérdidas vienen de operaciones realizadas en Navarra, lo que tampoco hablará muy bien de la gestión realizada. Mucho que explicar en los dos casos. Y tenemos que ser capaces de, con toda esa información, elaborar una explicación resumida y comprensible para la sociedad navarra, una sociedad dolorida que necesita saber qué pasó. Una sociedad que no cree en absoluto que no hubiera otra alternativa, y mucho menos que tenemos que estar contentos porque se ha llegado a buen puerto. Esa es la prioridad que Geroa Bai va a perseguir en la comisión.
Manu Ayerdi Olaizola, parlamentario de Geroa Bai (en Diario de Noticias)
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