La Asociación de Consumidores Irache denunció el uso por parte de algunas aseguradoras del cuestionario de la póliza como pretexto para no pagar la cobertura que corresponde al cliente, con preguntas demasiado abiertas o alegando enfermedades preexistentes sin relación con el objeto de la cobertura.
Estos casos se dan especialmente en seguros de salud o de vida, en los que las compañías están negándose a pagar tratamientos sanitarios o indemnizaciones de miles de euros tras fallecimiento porque dicen que el consumidor omitió o falseó información relevante para la contratación del seguro, informó Irache en una nota.
Sin embargo, advierte de que en muchas ocasiones ha sido la falta de información de la propia compañía sobre el cuestionario o su irregular comercialización la que ha propiciado estas situaciones.
Así, con frecuencia, las aseguradoras alegan que el consumidor no mencionó enfermedades preexistentes a la firma de la póliza, y a veces, incluso se trata de una dolencia anterior que no tiene relación con la enfermedad actual objeto de cobertura, pero que usan como excusa para no pagar.
Como ejemplo, señalan el caso de alguna compañía que se ha negado a cubrir una prueba cardiovascular a un cliente por una lesión de rodilla supuestamente no declarada.
Al respecto, expone Irache que la Ley de Contrato de Seguro establece que el tomador debe declarar las circunstancias que puedan influir en la valoración del riesgo "de acuerdo al cuestionario que éste (asegurador) le someta".
Explicita que el consumidor queda "exonerado de tal deber" si la compañía no le somete a cuestionario o cuando se trate de circunstancias no comprendidas en él.
En el mismo sentido, la doctrina jurisprudencial señala que la compañía tiene que someter al tomador a un cuestionario con las preguntas que considere necesarias para precisar, en vista de las respuestas, la importancia del riesgo que se dispone a asumir.
Aún así, a la Asociación llegan casos en los que no existe este formulario y pese a ello la aseguradora argumenta la omisión de información para no pagar al beneficiario del seguro.
Además, señalan como "habitual" que el cuestionario se incluya sin las garantías necesarias para el consumidor, de forma que en ocasiones se le entrega rellenado previamente y entre toda la documentación de la póliza, sin informarle expresamente de su existencia, por lo que el consumidor firma el seguro sin saber nada del cuestionario.
Así, si posteriormente el seguro descubre alguna dolencia anterior del consumidor, la alega como no declarada para no tener que cubrir el tratamiento que corresponda o pagar la indemnización.
A veces, la compañía no niega la cobertura, pero rebaja su importe por una regla proporcional al aumento de la prima que hubiera supuesto haber conocido la circunstancia no declarada. Así, ha habido personas que han visto reducida a la mitad la cobertura, de cuatro mil a dos mil euros.
Otro aspecto lesivo para el consumidor es la ambigüedad con que están redactados algunos cuestionarios, con preguntas demasiado abiertas muy difíciles de ser contestadas con precisión por el consumidor.
Así, algunos preguntan por "enfermedad, accidente, alteración congénita enfermedad hereditaria" e incluso "dolores articulares así como algún otro síntoma o dolor".
En ocasiones la cuestión se remonta a los últimos cinco años o incluso no especifica fecha, por lo que el consumidor debería repasar prácticamente todas las pequeñas dolencias sufridas a lo largo de su vida para contestar con precisión.
Otros cuestionarios preguntan, no ya por las enfermedades del propio tomador, sino si su padre o madre han padecido "enfermedades mentales, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares o renales, hipertensión, epilepsia o cualquier otro tipo hereditario".
Estos ejemplos pueden dar idea de la dificultad de contestar exhaustivamente a los cuestionarios de los seguros, según Irache, que recomienda "extremar la atención en el cuestionario y renunciar al seguro si cree que puede dar problemas en el futuro".
Por todo ello, Irache alerta a los consumidores sobre la importancia de rellenar el cuestionario detenidamente y asegurarse de que las respuestas aportadas son precisas, para no dar un pretexto a la compañía que le pueda eximir de pagar posteriormente.
Si se considera que las preguntas son demasiado ambiguas o amplias, lo más conveniente es no contratar la póliza, aunque para todo ello hay que estudiar detenidamente toda la documentación que conforma el contrato de seguro.
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