El Parlamento de Navarra rechazó ayer la moción de censura formulada por
los grupos parlamentarios de Bildu y Aralar-NaBai contra la presidenta Yolanda
Barcina. Como era conocido de antemano la moción no prosperó
al contar solo con 18 votos a favor de 50. Los proponentes ya conocían la
inviabilidad de la iniciativa, pues sabían que los socialistas en ningún caso
podían respaldar para la Presidencia un candidato surgido de los proponentes;
es decir de lo que hoy conocemos como Bildu. Es obvio que la iniciativa tiene
su justificación en la grave crisis política e institucional que vive la comunidad foral, afectada no solo
por el fiasco que se ha producido en torno a Caja Navarra, sino también y
especialmente por los casos de corrupción, prevaricación y cohecho que están
siendo investigados por los tribunales a causa del cobro indebido de las dietas.
Por esta razón es oportuna, pues la responsabilidad política por tales hechos
es incuestionable. Sin embargo, la iniciativa tal como se decidió plantearla,
tiene evidentes dosis de oportunismo político. Es decir, la decisión de presentar
la moción de censura, según se ha planteado, forma parte de la estrategia y de
los intereses de Bildu, que con legitimidad decidieron utilizar la gravedad de la
crisis institucional para sacar aprovechamiento para su formación. Una
iniciativa inteligente, desde ese exclusivo punto de vista, pues sitúa a Bildu
en el escenario navarro como la referencia alternativa a UPN, y al PSN, Geroa
Bai y a Izquierda-Ezkerra como acompañantes en una posición subordinada. De ahí
que la iniciativa colocaba a estar formaciones en una posición complicada, pues
se les situaba ante un desafío ciertamente difícil. Geroa Bai e Izquierda con
escasísimo entusiasmo se han visto obligados a tener que votar a favor y los
socialistas, sin un lugar propio definido, han tenido que quedarse
irremediablemente en la
abstención. Los promotores sabían lo que hacían y conocían el
enredo que les creaban a sus imprescindibles aliados. Al igual que conocían que
UPN y especialmente Yolanda Barcina iban a intentar aprovechar el debate y
sobre todo el fracaso de la moción no solo para ‘tomar aire’, sino sobre todo
para dejar constancia, una vez más, cosa que es cierta, que la oposición es
incapaz de articular una alternativa de Gobierno y que en Navarra no hay
gobierno sin UPN. La moción de censura, como se sabe, se concibe como una
moción positiva; es decir, no puede ceñirse exclusivamente a la censura del
Gobierno, sino que necesariamente debe contener un candidato a presidente que
solicite la confianza de la
Cámara. La moción debe tener en ese sentido una doble virtualidad.
Por una parte concitar el apoyo en las razones del rechazo al gobierno actual.
Y de otra parte, reunir también esa misma mayoría en torno a un candidato y su
programa. Una moción que no reúna esa mayoría suficiente, es obvio que resulta
testimonial. Es legítimo presentar mociones de censura testimoniales. Esto se
da en supuestos en los que la composición de la cámara anula en cualquier caso
esa viabilidad. Pero aún así, las razones políticas o de orden general o
partidarias pueden justificar la iniciativa. Sin embargo, cuando la composición de
la cámara permite aritmética y políticamente que la moción pueda tener salida,
entonces el criterio de actuación tiene que evitar en todo caso el riesgo del
testimonialismo, y en caso contrario, mejor no presentar, pues se refuerza al
que se pretende censurar. Hoy en Navarra no hay condiciones para la aprobación
de una moción de censura. La única que podría contemplarse es la promovida en
torno a un candidato socialista, pero me imagino que Bildu no estaría por la labor. Fuera de la moción
de censura, la política navarra ha de encaminarse hacia una convocatoria
urgente de elecciones. Ni siquiera vale el deseo oculto del PSN de reconducir
la situación con UPN, previa dimisión de Yolanda Barcina. Es preciso que los
navarros dejen constancia de su voluntad actualizada. Una voluntad que
seguramente dará más sustos a otros que a UPN. Y si no, al tiempo Xabier Gurrutxaga ( 2013-04-18)
jueves, 18 de abril de 2013
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