José Antonio Landa tiene 73 años. Hijo de Fausto y Patrocinio, es el último nacido en Peña donde vivió y acudió a la escuela hasta los 8 años. Landa es el protagonista del documental ‘Peña, oroitzapen bat, bizitza bat’ (Peña, un recuerdo, una vida), dirigido por Aitana Duque (Producciones Makusi), con la colaboración de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de Mondragón. El documental fue uno de los premiados en el Certamen Académico 2013 de esa universidad.
Landa hace memoria y recuerda cómo fue aquella vida en el que hoy es un despoblado muy conocido por todos los de la zona. “Era una vida bastante gibada”, dice José Antonio al recordar que todo se transportaba en mulas y cuando alguien caía enfermo era todo un mundo trasladarlo a localidades más grandes. “Comida no faltaba, pero el dinero brillaba por su ausencia”, explica Landa al referirse a la dura vida a la que se enfrentaban en Peña todos los días.
LAS FIESTAS DE SAN MARTÍN
El patrón de la localidad era y es San Martín. En su honor se organizaban todos los años 3 días de fiestas que rondaban el día 11 de noviembre, día del patrón. Landa recuerda que eran unas fiestas grandes a las que acudían gentes de Sangüesa, Cáseda o Sofuentes para disfrutar del baile y el ambiente.
LA VIDA REGRESA CADA 11 DE NOVIEMBRE
El párroco de Sangüesa, José María Martincorena, es otro de los personajes entrevistados en este documental. Como bien explica, cada 11 de noviembre, día de San Martín, es él quien se encarga de celebrar una misa en la iglesia de Peña, al que le sigue un pequeño almuerzo al aire libre. Es un día en el que la vida vuelve al lugar. “La misa tiene la particularidad de que al ser Peña un pueblo medieval, no hay electricidad, el agua es agua de lluvia, y se celebra casi en penumbra”, cuenta a modo de anécdota Martincorena.
LA TUMBA DEL AVIADOR INGLÉS
El documental, como no podía ser de otro modo, se fija también en la famosa historia del aviador inglés de la II Guerra Mundial que se estrelló en la cañada, cerca de Cáseda, en 1943. Landa aún recuerda, pese a ser pequeño por entonces, las llamas que salían de la avioneta al pasar por encima del pueblo antes de estrellarse. Martincorena explica que el aviador está enterrado en el cementerio de Peña, a escasos 200 metros, con una tumba de estética inglesa. “Es muy bonita, suele tener flores. Está muy cuidada”, resalta el párroco. Landa por su parte explica que tiempo después visitaron la tumba sobrinos del aviador a los que él mismo acompañó para depositar flores. ‘DCB Walker. Comandante del aire. Real Fuerza Aérea’, puede leerse escrito en inglés en la lápida, además de la fecha.
UN PUEBLO QUE YA NO EXISTE
Una de las curiosidades más tristes que relata Landa tiene lugar cuando acude a renovarse el DNI, hace unos 15 años. Le dijeron que el pueblo donde él nació ya no existía, por lo que no podía constar que él nació ahí. En su DNI “ahora pone Javier”, explica, pues las partidas de nacimiento de Peña se trasladaron a Javier. “Yo siempre digo que he nacido en Peña”, sentencia orgulloso José Antonio. “Siempre le tienes un cariño. Subir al pueblo, dar una vuelta, subir al cementerio, siempre lo hago”, dice.
sanguesadigital.com
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