En su caso no había matices: Margaret Tatcher, fallecida hoy a los 87 años, representa la derecha pura y dura. Sin contemplaciones.
Por eso siempre ha sido un ejemplo a seguir para el ala más dura del PP, como Esperanza Aguirre, y un 'ogro' a vista de la izquierda.
Hay hechos irrefutables en su carrera: por ejemplo, que ha sido (hasta ahora) la única mujer que ha sido primera ministra en el Reino Unido. Dos: que la guerra de las Malvinas impulsó su carrera política hasta el punto de garantizar su segundo mandato, algo que posiblemente no hubiese ocurrido de no entrar en conflicto con Argentina.
El resto de su carrera entra ya en la parte subjetiva. Su ola conservadora no fue más que el reflejo europeo de la que ya existía en la década de los 80 en Estados Unidos con el mandato de Ronald Reagan.
Su filosofía política, fuertemente influída por las tesis economicistas de Milton Friedman, podría formar parte del Manual del perfecto conservador: desregularización financiera, brutal flexibilización del mercado laboral, privatización de empresas públicas y reducción, cuando no aniquilación, del poder de los sindicatos. En definitiva: asfixia del Estado del bienestar.
En política exterior Tatcher se mantuvo igual de férrea en sus convicciones: rechazó desde el primer momento cualquier mínimo paso que impulsara la creación de una Unión Europea y monetaria. Fuertemente influída por la Guerra Fría, fue de la mano de Ronald Reagan en prácticamente todos los aspectos. El fundamental: su rechazo al comunismo y, en consecuencia, a la URSS.
Fue la guerra de las Malvinas el acontecimiento que marcó gran parte de su gobierno. Tras la rendición de Argentina el 14 de junio de 1982, Tatcher disfrutó de sus días de gloria. Todo pese a que el conflicto terminó con 255 efectivos británicos y tres malvinense. Del lado argentino cayeron casi 650.000 soldados.
Gobernó tres legislaturas, entre 1979 y 1990, y, ya fuera de la política, pasó a un segundo plano. El pasado diciembre fue ingresada por un tumor en la vesícula y sufría demencia senil. Dos embolias en 2002 la alejaron definitivamente del primer plano público. Fue entonces cuando su nombre se consolidó como referencia de la derecha. Pura y dura.
Huffington Post
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