sábado, 6 de febrero de 2010

NAVARRA SÍ ES EUSKAL HERRIA

Lo veníamos anunciando ya desde hace tiempo. La confusión que surgió en la llamada transición política con el término vasco no podía acabar en nada bueno. Desde finales de los años 70 ha habido una parte de la sociedad vasca que ha intentado hacer desaparecer el concepto de Euskal Herria. No lo pueden soportar y les molesta. Tampoco el PNV ha andado muy fino en este caso y se ha empeñado en denominar a los siete territorios vascos Euskadi.

En este caso le ha tocado al TSJPV tomar partido y lo ha hecho como se podía esperar dando la espalda a la Historia, a la razón, a la lógica y a la costumbre. En estos últimos años he escrito varios artículos insistiendo en el empleo erróneo de varios términos. En alguno de ellos subrayé la visión tan inexacta que estaban reflejando a sabiendas la mayoría de los medios de comunicación y los políticos de aquí, y que con el paso de los años, no muchos, iba a hacer mella no sólo en la población y en las instituciones oficiales del Estado español, sino también en los propios vascos. Lo tantas veces anunciado ha sucedido.

Tanto desde Navarra, como desde Euskadi ha existido una corriente social, política y cultural empeñada en dividir y separar a los vascos. La propia Navarra ha sido dividida en tres zonas lingüísticas. Si este criterio se hubiese aplicado en Euskadi, tampoco existiría una sola Euskadi, sino que la mayor parte de Araba y una gran parte de Bizkaia hubiesen quedado situadas en una hipotética zona lingüística no euskaldun, lo mismo que hubiese ocurrido con varias zonas de Galicia, Valencia y hasta de la propia Cataluña. Tampoco desde Euskadi se ha actuado inteligentemente. En los primeros años del posfranquismo el vocablo vasco hacía referencia a todo el territorio vasco; y así es como se crearon las primeras instituciones, hasta el propio nombre de País Vasco surgió con el objetivo de abarcar los siete territorios vascos en una misma comunidad. Pero muy pronto dejó de tener ese sentido amplio para referirse en la mayoría de los casos a lo que en otros tiempos se conoció como las Provincias Vascongadas y, sin embargo, no se dio marcha atrás y se siguieron creando instituciones oficiales solamente para las tres provincias de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia con el nombre vasco, así se creó el Gobierno Vasco, el Parlamento Vasco, Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, el Tribunal de Cuentas Vasco… Sin tener en cuenta que el Gobierno Navarro, el presidente navarro, el Parlamento Navarro, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra son tan vascos como los de Euskadi.

Sin embargo, debemos decirlo sin tapujos, que tanto históricamente como actualmente no existe razón alguna para excluir a Navarra de Euskal Herria. Así ha aparecido históricamente en los textos escritos, ya en el siglo XVI lo dejaron certificado los escritores Pérez de Lazarraga, Joannes de Leizarraga y Axular. Es más, no existe argumento que no corrobore la existencia de un territorio común, con unas características propias denominado Euskal Herria. No creo que sea necesario recordar que hasta la guerra civil de 1936 ha sido la derecha conservadora la defensora de un territorio vasco común para los siete territorios vascos, ni las afirmaciones posteriores de políticos navarros en ese mismo sentido, ni las recientes declaraciones de la consejera de Educación del Gobierno de Euskadi donde defiende que Euskal Herria existe, es el país del euskera y es el territorio de las siete provincias vascas, que comparten una cultura y una lengua común.

Nos sorprenderíamos gratamente y nos sentiríamos orgullosos de nuestros antepasados navarros si leyésemos de nuevo lo escrito a este respecto en las épocas anteriores. Para muestra un botón, veamos esta carta firmada el 10 de mayo de 1931 en Zudaire por los alcaldes de Améscoa Baja, de Abárzuza, de Eulate, de Aranarache y de Larraona en la que desde el rincón de las sierras de Urbasa y Andía en los valles que bañan el Urederra y el Iranzu, queremos los montañeses de hoy dirigirnos a todos los navarros… para que la que fue cuna de nuestra vieja monarquía pirenaica proclamada en Abárzuza y las Améscoas, vuelva a ser el solar que recoja las ansias de libertad foral de todos los municipios navarros… los Ayuntamientos de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han promovido una intensa campaña… recordándonos que somos todos hijos de un gran pueblo vasco, de que Navarra es la hermana mayor y la capitalidad. Hemos vuelto a tener a la vista los errores históricos de nuestra tierra, con la separación en que hemos vividos navarros y vascongados, cuando no luchando unos contra otros, al servicio los últimos de los reyes de Castilla contra la independencia de Navarra… Si logramos ver publicado el Estatuto… lo habremos logrado todo, desde la garantía de nuestra tradición religiosa y foral, hasta la seguridad de nuestros intereses…

Todos sabemos las circunstancias políticas que se vivieron en 1978, que hicieron imposible que se crease una comunidad vasca común. Sin duda, esta incongruente medida de dividir en dos comunidades autónomas distintas a una misma comunidad cultural, lingüística, social y económica es lo que ha originado que lleguemos a este absurdo de que pueda existir Euskal Herria tan solo en abstracto. Euskal Herria ha existido y existe, es el pueblo de los vascos y lo forman y lo formarán los siete territorios vascos, exista una demarcación político-jurídico-administrativo, dos, tres, cuatro o cinco. ¿Acaso puede decirle alguien a un vecino de Leitza, Etxarri o del Valle de la Berrueza que no pertenece a Euskal Herria?
Gerardo Luzuriaga (en Diario de Noticias)

1 comentario:

Angel Lacort dijo...

Seguimos anclados en el modelo empeorado de los Arana, con la referencia territorial del “Zazpiak Bat”, que es el resultado territorial, fragmentado, de las conquistas y de la aceptación de buena parte de la nobleza vasca del camino castellano en lugar del navarro.
Navarra no es el nombre de una parte del “Zazpiak Bat”, una provincia de Euskal Herria, como así nos han enseñado los españoles a que nos lo traguemos, sino el nombre que los vascos dimos al conjunto de las tierras del euskera, para ser un país europeo.
Tratar de utilizar su equivalente cultural (o étnico) como alternativa política, es un error de gente que ha perdido la conciencia de lo que realmente hemos sido.
Si Cortes sí es Euskal Herria, ¿por qué razón no lo es, por ejemplo Nájera?
Pues porque la doctrina nacionalista vasca ya decidió aceptar los límites que nos impusieron.
Los nacionalismos pueden tener su razón de ser en pueblos que nunca han tenido un Estado, pero nosotros SÍ lo hemos tenido (aunque muchos nacionalistas lo ignoren o les parezca carente de valor), por lo que no necesitamos doctrinas basadas en la etnia, ni siquiera en la lengua, sino en razones políticas: hemos tenido un Estado, hemos sido independientes y nos lo robaron con violencia.
¡Que nos lo devuelvan, que devuelvan todo lo robado, fundamentalmente el conjunto de instituciones políticas con las que dimos forma a nuestra soberanía.
No es que Navarra sí sea Heuskal Herria, sino que Euskal Herria es el concepto cultural que complementa al político: Navarra.