Los sindicatos estatales CC.OO. y UGT han salido a la calle para decir a los trabajadores y parados que se oponen a la iniciativa de Zapatero de elevar a los 67 años la edad de jubilación, un lavado de imagen, como otro cualquiera, que a estas alturas de la crisis y de las cifras de desempleo no se comen ni los tiburones.
El líder ugetista Cándido Méndez ha sido hasta ahora un ministro en la sombra. Ha inspirado la política económica del Gobierno del PSOE más incluso que el propio titular de Industria, encandilado últimamente en la promoción de bombillas de bajo consumo y coches eléctricos.
Tan desprestigiados y solapados han vivido los sindicatos “mayoritarios”, que imperiosamente necesitan lavarse la cara ante la legión de trabajadores que hace cola en las oficinas del Inem.
El error de Zapatero sobre la jubilación es tan gordo que hasta el más simple advierte que en mitad del precipicio no es conveniente meterse en el jardín de la reforma de las pensiones.
Más cuando no se han explorado medidas que se le ocurren a un estudiante de Empresariales, como son reducir las prejubilaciones, perseguir la economía sumergida, aflorar el dinero negro, fomentar la natalidad, la construcción de guarderías, el empleo femenino, la conciliación familiar, avanzar en la recepción de inmigrantes o fomentar el trabajo juvenil.
Mil ideas, todas mejor que arruinar dos años más la salud y el ocio de trabajadores, y también de profesionales y autónomos, a los que se les quiere jubilar 7 años más tarde que, por ejemplo, a un ciudadano francés.
Empero, el paripé de estos sindicatos falsos tiene poco recorrido entre la propia clase trabajadora, a pesar de las manifestaciones de Madrid o de que la UGT de Navarra se reúna en Peralta.
Los trabajadores de Koxka de esta última localidad o los de la Nissan de Noáin recuerdan con facilidad como gracias a ellos se han adelgazado sus plantillas a cuenta de la crisis y la “limpieza sindical”, que con su consentimiento, el del Gobierno de Miguel Sanz y la patronal han practicado en los últimos meses.
Se han librado así de currelas afiliados a LAB, ELA o ESK, centrales “nacionalistas” cuyos miembros no merecen descanso a los 67 años porque los “compañeros” de la UGT y CC.OO. ya los han jubilaron del tajo y los han mandado al paro en expedientes políticos pactados que han borrado las fábricas navarras de disidentes.
Beltrán Gárriz
martes, 23 de febrero de 2010
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