Parecen decir las encuestas que pocos son los cambios, a nivel de intención de voto, que se pueden dar en las próximas elecciones forales de 2011. Seguramente estos pequeños cambios sólo se den dentro de los propios bloques de izquierda y derecha, es decir que se trasvasarían votos dentro de los partidos conservadores (UPN, PPN y CDN) y por otro lado entre los progresistas (NA-BAI, PSN e IUN). Esto nos colocaría en un escenario muy similar al de las últimas elecciones autonómicas: mayoría progresista dentro del parlamento. Por lo tanto sería nuevamente necesario el entendimiento entre las izquierdas navarras para llegar a conformar un gobierno progresista. Pero para ello, todos los que anhelamos el cambio debemos implicarnos y colaborar.
NA-BAI es la fuerza mayoritaria en el sector progresista y seguramente lo seguirá siendo. Para facilitar el entendimiento con el resto de grupos debería trabajar fundamentalmente dos aspectos: En primer lugar primar la ideología de izquierda sobre la nacional; hay que tener en cuenta que la realidad política navarra (y posiblemente también la de la CAV) hacen imposible aspirar a la nación vasca a corto plazo, pero un gobierno de coalición progresista colocaría a la cultura vasquista en un lugar más digno que en el que ahora se encuentra (debido fundamentalmente a muchos años de gobiernos conservadores con mucho recelo a todo lo que suene a vasco). El mundo vasquista en Navarra se merece ese lugar más digno, aunque sólo sea por el gran calado que la cultura vasca tiene en un importante sector de la sociedad. El segundo aspecto consiste en mantenerse totalmente separados del mundo de la violencia. Muchos comentarios de empatía con la izquierda abertzale oficial, derechos de los presos, etc., son utilizados malintencionadamente por la derecha para dar una imagen radicalizada de la coalición, y de paso criminalizar a todo el espectro vasquista. Esto provoca un enorme distanciamiento del PSN, que siendo un partido estatal le resulta muy difícil justificar un pacto con una coalición que en algunos medios tiene connotaciones de cercanía al terrorismo. Y al mismo tiempo facilita a los dirigentes socialistas el poder justificarse ante la mayoría de sus militantes y votantes (los cuales apostaban por el pacto con NA-BAI e IUN), argumentando que NA-BAI es una coalición con “planteamientos radicales”.
El PSN es el que más tendría que cambiar, es el partido que rompió las aspiraciones del cambio en 2007 y actualmente sostiene a UPN en el gobierno. Es necesario que sus bases se ilusionen nuevamente y empujen a los dirigentes a mirar hacia la izquierda. UPN quiere dar actualmente una imagen de centralidad, con la salida del PPN y el acercamiento a PSN, pero la realidad es que sus políticas siguen siendo conservadoras. La mayoría de los votantes socialistas en Navarra se dan cuenta y preferirían un gobierno de coalición y progresista a seguir permitiendo gobernar a un partido que hasta que no le han fallado las cuentas en la actual legislatura, ha hecho un total seguidismo de la derecha española más rancia. Lograr ese giro a la izquierda es la tarea pendiente de este partido, fundamentado en que sólo le une a UPN la política territorial (navarro-española) pero en resto de su ideario político las diferencias son evidentes: política económica, servicios públicos, laicidad…
IUN puede verse reforzada en las futuras elecciones debido al desgaste del gobierno PSOE en el estado y al desencanto de votantes del PSN. Debido a su idiosincrasia no parece que IUN tenga problemas para pactar con cualquier partido de izquierdas pero existen sectores en su interior que adolecen de un discurso trasnochado (lucha de clases, emancipación del proletariado…) que no encajan en la sociedad actual y dificultan el entendimiento con otros posicionamientos progresistas más actuales. Superara esta ideología anticuada y acercar posturas entre sus distintas facciones (lo cual le está causando demasiada inestabilidad en los últimos tiempos) sería lo más adecuado para su fortalecimiento como partido y ampliaría sus posibilidades de colaborar en el cambio de gobierno.
La izquierda abertzale oficial también podría influir en la estructura del futuro parlamento. Está por ver si el llamado bloque posibilista puede imponerse y si ello conlleva que pueda concurrir a las elecciones. En la situación actual, con el terrorismo todavía activo, es imposible pensar en la colaboración de este sector con cualquier otra fuerza política. Sería muy positivo a todos los niveles que llegase el fin de la lucha armada y la izquierda abertzale tuviese el espacio político que le corresponde. Esto, además de su total necesidad por motivos de ética y respeto a los derechos humanos, reforzaría la izquierda en Navarra y eliminaría el principal escollo entre las izquierdas vasquistas y el resto de izquierdas. Por lo tanto el principal reto para este sector es colaborar en el fin definitivo del terrorismo, excluyendo completamente la validez de cualquier método violento como parte de su estrategia política.
En definitiva, todo el espectro político progresista en Navarra está obligado a intentar de nuevo el cambio y para ello es necesario un mínimo entendimiento entre todos los sectores que conforman dicho espectro. Es un bonito reto, ya que a pesar de las complicaciones que acarrean las diferentes visiones políticas de todos los partidos progresistas; supondría un proyecto plural, de avances sociales, de reconocimiento de la diversidad navarra, de alternativa a demasiados años de hegemonía conservadora. Que no sea por falta de ganas y no perdamos la esperanza.
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