Es asombroso que España, en plena crisis, sea el país que más pague a sus legionarios futbolistas: cada uno de esos tipos rojos que no paran de correr y escupir en la tele se llevará 550.000 euros de prima si la Selección gana el Mundial. ¿Es que no estarían dispuestos a dejar el pellejo por la centésima parte de ese dinero? Me pregunto si estamos locos.
Saque la cartera. Si es que le quedan billetes, cuéntelos. ¿Satisfecho? Valen bastante menos que hace un año pero, con todo, igual puede comerse algunos menús del día y tomarse algún pote hasta que llegue el Mundial. Porque cuando se acabe, y si la selección española gana el campeonato, esos billetes de su cartera valdrán menos. Tómese un café si le apetece, tiene tiempo.
¿Le gusta el fútbol? ¿Le gustan los espectáculos? ¿Espera con ganas el Mundial? ¿Es usted muy fan de la selección? ¿Quizás prefiera que gane la nepalí, ya que no lo puede hacer la vasca? ¿Le queda algo de sentimiento solidario en el fondo de su corazón? ¿No le parece que nuestros gobiernos socialistas tienen en ocasiones alguna dificultad para distinguir lo decente y lo indecente? ¿No cree que combinan con boca sonriente la versión laica de dar de comer al hambriento y posada al peregrino, y el apoyo entusiasta al capitalismo más salvaje?
Vivimos en un país de ensueño. Quebraron bancos en el mundo, y los gobiernos inyectaron fondos para salvar la cara (y la cartera) de quienes han creado tal calamidad. Ahora comienzan a quebrar países, y los políticos no saben a dónde mirar. Aquí, gobernados por quienes predican la solidaridad, el apoyo al débil y la justicia social, se han comenzado a ajustar cuentas: se baja el sueldo de los funcionarios (con ronroneo), se baja el sueldo a los parlamentarios (con más ronroneo) y se piden sacrificios a los trabajadores. En paralelo, se protegen los intereses de los futbolistas extranjeros, de las SICAV, de la gran banca, de los prejubilados de lujo y de algunos empresarios potentes o de quienes más ganan. Vivimos en un país de ensueño, con una clase empresarial que nos da lecciones a todos pero que está liderada en Madrid por un quebrantaempresas de cuyo ejemplo harían bien en avergonzarse sus afiliados.
Siga mirando su cartera, porque nuestros futbolistas maravillosos, ésos que tanto ardor patriótico le ponen, se van a llevar cada uno de ellos 600.000 euros (100 millones de pesetas de antes, que se dice) si ganan el Mundial, una cantidad que muchos de los que están mirando en estos momentos la cartera no ganarán en su vida. Eso sí, parece que, tras un esfuerzo sobrehumano de última hora, esa cantidad se va a quedar sólo en 550.000 euros, porque los jugadores no han podido resistirse a un ataque súbito de solidaridad en momentos de crisis. Sigan mirando y saquen la lupa. Ese dinero a costa del contribuyente es una cantidad extra, claro, porque por encima están los ingresos que obtendrán con anuncios, su sueldo mensual, etcétera. Es que somos ricos: los pisos más caros de Europa, las líneas telefónicas más caras del mundo, restaurantes que quitan el hipo, y los futbolistas, ni les cuento. Con tanto dinero de por medio me pierdo: 600.000 por las buenas. Para que se hagan una idea: hace 4 años, en el Mundial de Alemania, lo pactado eran sólo 250.000 euros, menos de la mitad. Si es que no le han despedido ya, ¿gana usted el doble que entonces? Un país de ensueño, ya lo ve.
Porque pudiera pensarse que España, esa séptima potencia mundial, u octava, da lo mismo, paga esas cantidades por el tema de la competencia: que así está el mercado, oiga, que no nos podemos escapar. Y pudiera pensarse también que es una cantidad rebajada en realidad, porque es el PSOE quien gobierna, no el PP, que con los populares se comprenden esas cosas y otras peores. Pues no, no es así.
Es asombroso que España sea el país que más pague a sus legionarios futbolistas: increíble, pero cierto. Y lo haga con los socialistas al frente: más increíble y más cierto. Porque todos los países ricos que están por delante de nosotros, gobernados por partidos impresentables de derechas, esos que han borrado la palabra 'solidaridad' de sus diccionarios, pagan muchísimo menos. Por ejemplo: los pobres y comedidos alemanes aspiran a tan solo 250.000 euros si ganan. Francia, una humilde nación al lado de España, ha decidido que 300.000 es suficiente. Ni Inglaterra nos llega a los talones: se queda en 470.000. La Argentina del corralito es la que pisa fuerte: promete la irrisoria cifra de 520.000 euros por cabeza a sus jugadores.
¿Sigue con la cartera abierta? Pues mire: cuando le llegue el momento de hacer la declaración de la renta, parte de ese dinero que hoy puede tocar con los dedos acabará en Hacienda, y de Hacienda pasará, si España gana (Dios no lo quiera bajo ningún concepto), al bolsillo de Casillas, de Puyol, de Xabi o de Llorente, uno de nuestro vascos internacionales. Usted se quedará a dos velas.
Me pregunto si estamos locos. ¿De modo que nuestros futbolistas no estarían dispuestos a dejar el pellejo por la centésima parte de ese dinero? ¡Anda ya! Que se queden en casa, que no pasa nada. Me pregunto en qué piensa Zapatero, si es que piensa en algo. ¿No es esto una ruptura brutal de cualquier principio ético elemental? ¿Es éste el modelo que nos propone el socialismo? ¿Luego nos quejamos de que faltan científicos? ¿Se puede admitir algo tan detestable, más en momentos de grave crisis?
Las preguntas son, como bien ha imaginado, retóricas. Zapatero visita al Papa para calmar al episcopado (no sé por qué estarán cabreados los obispos) y usted será dentro de poco más pobre. Dentro de unos días, esos tipos rojos que no paran de correr y escupir en la tele serán muchísimo más ricos a su costa. Gracias a la política de la igualdad y de contención de gasto que predica el socialismo. Y a usted, gracias a usted.
Pello Salaburu (en El Diario Vasco)
Saque la cartera. Si es que le quedan billetes, cuéntelos. ¿Satisfecho? Valen bastante menos que hace un año pero, con todo, igual puede comerse algunos menús del día y tomarse algún pote hasta que llegue el Mundial. Porque cuando se acabe, y si la selección española gana el campeonato, esos billetes de su cartera valdrán menos. Tómese un café si le apetece, tiene tiempo.
¿Le gusta el fútbol? ¿Le gustan los espectáculos? ¿Espera con ganas el Mundial? ¿Es usted muy fan de la selección? ¿Quizás prefiera que gane la nepalí, ya que no lo puede hacer la vasca? ¿Le queda algo de sentimiento solidario en el fondo de su corazón? ¿No le parece que nuestros gobiernos socialistas tienen en ocasiones alguna dificultad para distinguir lo decente y lo indecente? ¿No cree que combinan con boca sonriente la versión laica de dar de comer al hambriento y posada al peregrino, y el apoyo entusiasta al capitalismo más salvaje?
Vivimos en un país de ensueño. Quebraron bancos en el mundo, y los gobiernos inyectaron fondos para salvar la cara (y la cartera) de quienes han creado tal calamidad. Ahora comienzan a quebrar países, y los políticos no saben a dónde mirar. Aquí, gobernados por quienes predican la solidaridad, el apoyo al débil y la justicia social, se han comenzado a ajustar cuentas: se baja el sueldo de los funcionarios (con ronroneo), se baja el sueldo a los parlamentarios (con más ronroneo) y se piden sacrificios a los trabajadores. En paralelo, se protegen los intereses de los futbolistas extranjeros, de las SICAV, de la gran banca, de los prejubilados de lujo y de algunos empresarios potentes o de quienes más ganan. Vivimos en un país de ensueño, con una clase empresarial que nos da lecciones a todos pero que está liderada en Madrid por un quebrantaempresas de cuyo ejemplo harían bien en avergonzarse sus afiliados.
Siga mirando su cartera, porque nuestros futbolistas maravillosos, ésos que tanto ardor patriótico le ponen, se van a llevar cada uno de ellos 600.000 euros (100 millones de pesetas de antes, que se dice) si ganan el Mundial, una cantidad que muchos de los que están mirando en estos momentos la cartera no ganarán en su vida. Eso sí, parece que, tras un esfuerzo sobrehumano de última hora, esa cantidad se va a quedar sólo en 550.000 euros, porque los jugadores no han podido resistirse a un ataque súbito de solidaridad en momentos de crisis. Sigan mirando y saquen la lupa. Ese dinero a costa del contribuyente es una cantidad extra, claro, porque por encima están los ingresos que obtendrán con anuncios, su sueldo mensual, etcétera. Es que somos ricos: los pisos más caros de Europa, las líneas telefónicas más caras del mundo, restaurantes que quitan el hipo, y los futbolistas, ni les cuento. Con tanto dinero de por medio me pierdo: 600.000 por las buenas. Para que se hagan una idea: hace 4 años, en el Mundial de Alemania, lo pactado eran sólo 250.000 euros, menos de la mitad. Si es que no le han despedido ya, ¿gana usted el doble que entonces? Un país de ensueño, ya lo ve.
Porque pudiera pensarse que España, esa séptima potencia mundial, u octava, da lo mismo, paga esas cantidades por el tema de la competencia: que así está el mercado, oiga, que no nos podemos escapar. Y pudiera pensarse también que es una cantidad rebajada en realidad, porque es el PSOE quien gobierna, no el PP, que con los populares se comprenden esas cosas y otras peores. Pues no, no es así.
Es asombroso que España sea el país que más pague a sus legionarios futbolistas: increíble, pero cierto. Y lo haga con los socialistas al frente: más increíble y más cierto. Porque todos los países ricos que están por delante de nosotros, gobernados por partidos impresentables de derechas, esos que han borrado la palabra 'solidaridad' de sus diccionarios, pagan muchísimo menos. Por ejemplo: los pobres y comedidos alemanes aspiran a tan solo 250.000 euros si ganan. Francia, una humilde nación al lado de España, ha decidido que 300.000 es suficiente. Ni Inglaterra nos llega a los talones: se queda en 470.000. La Argentina del corralito es la que pisa fuerte: promete la irrisoria cifra de 520.000 euros por cabeza a sus jugadores.
¿Sigue con la cartera abierta? Pues mire: cuando le llegue el momento de hacer la declaración de la renta, parte de ese dinero que hoy puede tocar con los dedos acabará en Hacienda, y de Hacienda pasará, si España gana (Dios no lo quiera bajo ningún concepto), al bolsillo de Casillas, de Puyol, de Xabi o de Llorente, uno de nuestro vascos internacionales. Usted se quedará a dos velas.
Me pregunto si estamos locos. ¿De modo que nuestros futbolistas no estarían dispuestos a dejar el pellejo por la centésima parte de ese dinero? ¡Anda ya! Que se queden en casa, que no pasa nada. Me pregunto en qué piensa Zapatero, si es que piensa en algo. ¿No es esto una ruptura brutal de cualquier principio ético elemental? ¿Es éste el modelo que nos propone el socialismo? ¿Luego nos quejamos de que faltan científicos? ¿Se puede admitir algo tan detestable, más en momentos de grave crisis?
Las preguntas son, como bien ha imaginado, retóricas. Zapatero visita al Papa para calmar al episcopado (no sé por qué estarán cabreados los obispos) y usted será dentro de poco más pobre. Dentro de unos días, esos tipos rojos que no paran de correr y escupir en la tele serán muchísimo más ricos a su costa. Gracias a la política de la igualdad y de contención de gasto que predica el socialismo. Y a usted, gracias a usted.
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