Parece que la izquierda abertzale tradicional está dando pasos para priorizar las vías políticas y que se está alejando de estrategias y dinámicas marcadas por la legitimación de la violencia. Esto evidentemente es bueno. La postura de legitimación por la izquierda abertzale tradicional de todas las “formas de lucha” ha sido un lastre para la estructuración de una alternativa social abertzale y de izquierdas. Además el Estado se ha servido de esa coyuntura para adoptar medidas nada democráticas como la ilegalización de partidos.
Izquierda abertzale y EA van a buscar amplios acuerdos para el cambio en Nafarroa, titulaba un periódico y la escenificación tiene lugar en un acto masivo y conjunto. Aralar sitúa al PNV y a Batzarre fuera de la coalición porque no se están comprometiendo realmente. Estos otros partidos dicen que se ven dentro y reclaman la Nabai del 2007.
Patxi Zabaleta califica a los terroristas de ETA como “luchadores que pelean por sus ideas” Jon Abril nos dice que Nabai estará presente en las próximas elecciones más fuerte que nunca”. La izquierda abertzale tradicional está convencida, nuevamente, de que su enésimo paso histórico será aclamado y se convertirán en la fuerza referencial para poner a este pueblo en la senda de la liberación nacional.
¿Dónde nos deja todo esto? Resulta que todos nos quieren convencer que su lectura partidista de la situación es la correcta y la que nos va a llevar a ese deseado cambio político en Navarra.
Para aquellos que vemos con desconfianza el acuerdo entre Aralar y EA de hace un par de meses porque abre la puerta a romper el modelo Nabai al dejar fuera a Batzarre, PNV e independientes, ahora viene EA a impulsar otro acuerdo al margen de ese acuerdo anterior.
Cada partido tiene derecho a decidir los caminos a seguir, pero que luego no se extrañe si el electorado se pierde en el laberinto que se está montando.
El acierto de Nabai, a mi entender, fue saber aglutinar a una serie de opciones políticas en torno a un proyecto ilusionante. Ese proyecto establecía unas bases para el cambio político en Nafarroa y suponía una nueva propuesta:
- Un claro desmarcaje de la violencia de ETA, sin que ello suponga dar por buenas medidas antidemocráticas del Estado.
- La defensa incuestionable de todas las ideas y proyectos políticos desde valores éticos y democráticos.
- Una apuesta clara por cambiar las maneras de hacer política que cada día ata más corto las libertades y que defiende al poderoso. El rechazo a las medidas anticrisis es una muestra de la defensa de un nuevo modelo económico basado en las personas y no en los intereses de la banca y los empresarios.
- Una defensa de una política lingüística integradora que diese pasos claros en el respeto de los derechos de todos los navarros.
El devenir posterior ha sido un marasmo de confusión, de guerrillas internas por la hegemonía, de desplantes. También con aciertos ya que ha tenido la capacidad de hacer visible el compadreo entre UPN y PSN, el reparto de la tarta y de los cargos.
Pero justo cuando Nabai tiene que demostrar que ese es el camino a seguir, va y nos entra el vértigo ante lo desconocido. La base social de Batasuna tiene derecho a participar en la vida política de este país, a realizar sus propuestas y a debatir las de los demás. Pero la manera de hacer política de sus organizaciones ya no es referente para la mayoría de este pueblo. Es necesario que clarifiquen bien su propuesta y que jueguen con las mismas reglas que los demás en cuanto a la deslegitimación de la violencia como forma de lucha válida. Porque mientras no esté clara su posición resultará inviable hacer política con ellos.
En el marco actual todos tenemos que tener claro que cualquier opción de poder ser determinantes en la vida política de Navarra pasa por gobernar. Y para gobernar hay que ganar las elecciones y/o llegar a acuerdos con alguna de las otras opciones políticas que están en el juego político. No niego que existe otra posibilidad, la vía revolucionaria, pero dejo para las vanguardias que expliquen cómo se hace esto. Nabai sacó 73.000 votos al Parlamento, siendo la segunda fuerza de Nafarroa. ¿es factible ganar unas elecciones si dos de los partidos y puede que algún independiente, se quedan fuera? ¿es creíble que la izquierda abertzale tradicional esté por la labor de ser uno más en una coalición como Nabai? ¿EA está buscando ese triunfo o se aferra al soberanismo como el salvavidas que les mantenga a flote? ¿Declaraciones realizadas por dirigentes de Aralar ayudan a ampliar el espectro electoral necesario para poder ganar unas elecciones o consiguen el efecto contrario?
Produce tristeza ver como se está rompiendo una vía interesante para este pueblo, pero deprime pensar que habrá que esperar tiempos mejores, porque algo me da que no los habrá en mucho tiempo. Las oportunidades se dan pocas veces, desaprovecharlas supone un gran costo.
Nabai no ha sido perfecto, pero esa ha sido su virtud. Tan solo había que engrasarla y estructurarla. Ha sido bonito mientras ha durado.
Erreniega
No hay comentarios:
Publicar un comentario