martes, 8 de julio de 2014

LAS PRIMARIAS EN EL PSOE

Se ha iniciado un proceso de primarias en el PSOE para elegir a su Secretario General que intenta ser el punto de partida de un proceso de reflexión y cambio que muchos creen necesario para recuperar el apoyo que este partido tuvo en las primeras décadas del periodo democrático que siguió a la Transición de una dictadura a una democracia. Durante estos años de post-transición, el PSOE fue un partido fundamental en el establecimiento de las bases del Estado del Bienestar en España. La máxima expresión de este compromiso fue el establecimiento del Servicio Nacional de Salud. Pero muchas otras dimensiones del Estado del Bienestar se establecieron durante su mandato. Ello permite afirmar que, en las áreas sociales, este partido ha seguido, en general, la trayectoria tradicional de la socialdemocracia en Europa.

Pero a esta realidad hay que contraponer otra que presenta también sus limitaciones. Habiendo iniciado y establecido el Estado del Bienestar, este, sin embargo, ha permanecido subfinanciado y subdesarrollado desde sus inicios. Consecuencia de ello es que treinta y cinco años después del fin de la Transición, España continúa estando a la cola de la Europa Social, con uno de los gastos públicos sociales per cápita más bajos de la UE-15, el grupo de países de la UE de mayor desarrollo económico. Mientras que el PIB per cápita es el 94% del de la UE-15, el gasto público social por habitante es solo del 74% del promedio de la UE-15. Si fuera el 94%, el Estado de Bienestar tendría 66.000 millones de euros más, que existen en el país pero que el Estado no los recoge.

Una de las causas de que ello sea así es la enorme influencia que las fuerzas conservadoras tuvieron durante la Transición, y que continúan teniendo sobre el Estado español. La banca y las grandes empresas, por ejemplo, tienen un enorme dominio sobre la vida política y mediática del país, incluyendo su Estado (tanto central como autonómico). Tales grupos constituyen el eje central de lo que antes se llamaba la clase capitalista y ahora se llama el 1%. Esta clase ejerce su poder a través de otro 9% de la población (que sirve al 1% superior, y que ejerce un papel fundamental en el dominio de esta clase social. La prensa escrita, por ejemplo, está financiada por el 1%. Pero la dirección, gerencia y administración de tal prensa no son miembros del 1%, pero les sirven). Junto con el 1%, constituyen lo que se llamaba y debería continuar llamándose las clases dominantes.

El maridaje y complicidad entre este 10% y los equipos económicos del PSOE han sido una constante en la vida política de este partido. Ni que decir tiene que esta complicidad y maridaje han sido comunes en los partidos de derechas (conservadores y liberales). Pero en España se ha extendido claramente y desde el principio de la democracia también hacia el mayor partido de las izquierdas, el PSOE. Un indicador de ello es que todos los principales personajes de sus equipos económicos han estado y continúan estando integrados hoy en posiciones de gran poder en aquel 1%.

Las complicidades del equipo económico del PSOE con el 1%

La simbiosis del poder político con el poder económico es muy marcada en España. Ello explica muchísimas características del Estado español: su política fiscal, escasamente progresiva, que genera pocos ingresos al Estado (uno de los porcentajes del PIB más bajos de la UE-15); su enorme fraude fiscal (de los más altos de la UE-15); sus políticas discriminatorias a favor del capital y de las rentas del capital, a costa de las rentas del trabajo; su excesiva dependencia en materia tributaria de las rentas del trabajo (y muy poco de las rentas del capital), siendo la gran mayoría de los ingresos al Estado originados por la tributación de tales rentas; el bajo nivel salarial en el mercado de trabajo; las abusivas retribuciones de los banqueros (las más altas de la UE), y así un largo etcétera. Y el PSOE, que ha gobernado durante 21 años en el periodo democrático, no puede lavarse las manos de que ello haya continuado así.

El PSOE tenía, pues, su ­­­­­­­­­­­­­­­alma en las áreas sociales, pero a su cuerpo lo condicionaba su política económica y fiscal, que frenaba marcadamente su alma y vocación transformadora. Su “realismo” le llevó al desarrollo de políticas económicas y fiscales favorables al 10%, del cual la mayoría de sus dirigentes pasaron a formar parte. Se aprobaron así muchas leyes progresistas (la Ley de Dependencia era una de ellas), de claro signo socialdemócrata, pero escasamente financiadas. Su complicidad con el 10% explica también su abandono de las políticas redistributivas. Este eje esencial de la socialdemocracia –la redistribución- fue abandonado y en lugar de redistribución pasó a hablarse de la igualdad de oportunidades (la política que había caracterizado a las tradiciones conservadoras y liberales), ayudando a los hijos e hijas de las clases vulnerables a que suban en la escala social, insistiendo sobre todo en la educación. Tal medida –como ya se podía prever y como algunos indicamos- ha hecho poco para igualar la sociedad española. La universidad española, por ejemplo, continúa siendo tan clasista como siempre. Los hijos de la clase trabajadora (la mayoría de la población) continúan siendo una minoría en el grupo estudiantil universitario, mientras que los estudiantes procedentes del 10% de la población superior de renta están claramente sobrerrepresentados. Los datos están ahí para el que quiera verlos.

Su abandono de la cultura republicana

Otra área en la que el PSOE mostró su escasa vocación transformadora fue en el área de recuperar una cultura republicana. Es sorprendente la adaptación cultural e ideológica del socialismo español a la visión conservadora de España. Su abandono de la cultura republicana se ha reflejado en muchísimos hechos, desde su escaso interés en recuperar la memoria histórica (el comportamiento de todos los Ministros de Cultura, incluyendo Jorge Semprún, fue enormemente decepcionante), a su defensa a ultranza de la Constitución y de la Monarquía, con el abandono de su compromiso histórico a favor del derecho de autodeterminación de las distintas naciones que constituyen España, apoyando un Estado plurinacional. Y es también sorprendente que no intentara establecer unos medios de información democráticos, incluyendo prensa y televisión, rompiendo con el monopolio derechista de la prensa española. Su alianza con el grupo PRISA era un intento de promover la visión alternativa que, en la práctica, y con contadas excepciones, sirvió para marginar a las izquierdas, tanto dentro como fuera del PSOE. Esa extraordinaria moderación y limitada vocación reformista se debe a su dependencia e inmersión en este 10%, dentro de un contexto mediático dominado por los medios conservadores y liberales, del cual el más favorable era el grupo PRISA. Hoy España es el único país en la UE-15 que no tiene ni un rotativo (¡ni uno!) de izquierdas.

La dictadura del aparato del PSOE

La escasísima cultura democrática de los partidos políticos hace que haya un control de los partidos por parte de sus aparatos, que luchan ferozmente por sus sillas y privilegios, merecedores del nombre de CASTA. Y la dirección del PSOE ha sido un ejemplo de ello. El vicepresidente del altamente impopular Presidente Zapatero, el Sr. Rubalcaba, se aferró en su control del aparato, marginando, cuando no purgando, a todos aquellos que representaban una alternativa. Como consecuencia, el PSOE continuó su descenso electoral.

Se creó así una cultura de represión intelectual que imposibilitó la crítica, incluyendo la autocrítica, y que afectó incluso a fórums en los que colaboraba toda la izquierda. Un ejemplo es lo que ocurrió en el diario digital Sistema, que había sido un fórum de todas las izquierdas, con el cual colaboré desde el principio. Ahora bien, cuando durante la campaña de la candidata al Parlamento Europeo yo envié un artículo crítico con su falta de autocrítica, se vetó, lo cual causó mi ruptura con este medio de comunicación, transformado en un instrumento al servicio de la dirección del partido (La ausencia de la necesaria autocrítica en la socialdemocracia, Público, 13.05.14).

Lo peor de ello es el enorme daño que estas prácticas están haciendo al socialismo en España. Las bases electorales de tal partido son, en su mayoría, de izquierdas, pero sus direcciones políticas y mediáticas han dejado de serlo, algunas desde hace tiempo, y otras desde hace poco. Y no veo en las primarias del PSOE un signo de rebelión, en parte por la enorme influencia de aparato. Hasta ahora (estoy escribiendo este artículo el domingo por la noche), ninguno de los candidatos al puesto de Secretario General ha hecho una crítica, que debería ser muy intensa y profunda, de lo que el PSOE dejó de hacer por temor a enfrentarse al 1% y de lo que hizo en respuesta a la crisis causada por el mismo 1%, al cual se doblegó, haciendo lo que le pedían. El silencio, hasta ahora, de los candidatos frente al cambio de la Constitución, imponiendo el Pacto Fiscal, o su falta de aceptación de la plurinacionalidad del Estado, entre otros, son ensordecedores. En otras palabras, ninguno de los tres candidatos ha tenido la valentía o el conocimiento para hacer una autocrítica del PSOE, sin la cual es imposible que este partido recupere su credibilidad. Sería necesario, aunque improbable, que las bases de este partido se rebelaran, como ocurrió en el año 1998, cuando tales bases se rebelaron frente al candidato del aparato, el Sr. Almunia, y a favor de una voz, Josep Borrell, que cuestionó el hiperliderazgo del aparato. De no ser así, el PSOE continuará descendiendo.

Una última observación. No es cierto que no se hubieran hecho primarias antes en el PSOE. En realidad, durante la República los dirigentes eran elegidos directamente por la militancia, y en el año 1998, como acabo de indicar, también. Sería de desear que los debates de las primarias de este año fueran al menos tan intensos, francos y democráticos como los que tuvieron lugar en el pasado. Pero dudo que todo ello ocurra. Los aparatos dentro de tal partido lo están asfixiando.

Vicenç Navarro, en Público

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