“¡Vergara!, llevas de Olite
su sangre y su corazón.
¡Por ti conquista Osasuna
la Primera División!”.
Julián, al principio “Vergarica” en el pueblo para diferenciarlo de su hermano José también futbolista, fue el prototipo de jugador moderno. Un Messi de la época, un Ronaldo del campo de fútbol de la Feria o del Sadar, que llegó a meter 20 goles en 21 partidos de Liga y disparaba desde todas las posiciones.
Julián Vergara (Olite, 1913-1987) fue un ariete letal para el adversario, propaló el nombre de Olite y el Erri-Berri por todos los estadios y de sus proezas con el balón se recuerda, por ejemplo, los cinco goles que en 39 minutos hizo al Espanyol y otros tantos que le marcó al Atlético de Madrid fuera de casa cuando ya calzaba las botas osasunista.
Con Osasuna y el Barça en Primera o en la selección del bando alzado en 1936, Vergara fue el primer jugador profesional de Olite que se ganó el pan con el fútbol, lo que le permitió colgar las tijeras de la barbería familiar que luego también llevaría su hermano, apasionado erriberritarra, partero y practicante del pueblo, José Vergara.
Cundo se cumple precisamente un siglo de su nacimiento, todavía las crónicas recuerdan cómo el delantero estrella del recién fundado Erri-Berri (1928) era un jugador polivalente que daba miedo al entrar en el área, pero que, ocasionalmente, también jugaba de portero como cuando, por ejemplo, cayó lesionado el guardameta de Osasuna, Urrega, y defendió con fortuna los palos frente al Sabadell en el último partido de la liga de 1934.
En plena guerra civil, el seleccionador del bando “nacional” incorporó a Vergara a un equipo que se enfrentó en 1936 a Portugal en Vigo. Junto al de Olite, que compartió delantera con Gorostiza, figuraron míticos del balompié de la talla de Zamora. El olitense formó parte de esta selección en cuatro ocasiones.
Pero antes de subir tan alto, “Vergarica” mamó el fútbol desde su raíz. En 1926, con apenas 13 años, ya estaba en el Acero, que dos años después se convirtió en el Erri-Berri. Julián apareció fotografiado en las primeras alineaciones del club de la camisola colorada, que entonces jugaba en el campo de la Feria.
Su olfato goleador no pasó inadvertido y en 1932, con solo 19 años, fue fichado para jugar en Segunda con Osasuna. A la temporada siguiente, los del Sadar ascienden por primera vez a la División de Honor y el olitense marca en Primera 48 goles, campaña en la que además los rojillos llegan a las semifinales de la Copa del Rey. En la plantilla figura otro olitense, Félix Ruiz Escalera, así como jugadores históricos del osasunismo como Catachú, Bienzobas o Urdiroz, tal y como recuerda Carlos Marañón en su excelente libro “Club Deportivo Erri-Berri, 75 años de historia” (Altaffaylla, 2003) al que pertenecen las fotos de este reportaje.
En 1940, el Barcelona pone sus ojos en el delantero de Olite. El club azulgrana pagó 80.000 pesetas, una fortuna de la época, y por una temporada Vergara se vistió de culé para regresar después a Osasuna. En la última etapa de su vida deportiva, prestó servicios en equipos de Mallorca o Zaragoza, hasta que, finalmente, volvió a Olite para retirarse.
En la barbería de su hermano José, en plena calle Mayor, colgaron sus fotos de gloria y, entre corte y corte de navaja, sus historias pulularon durante décadas. Julián Vergara siempre tuvo un color en la camiseta, el rojo, y a los campos del San Miguel de Olite y el Sadar de Pamplona acudió hasta casi el final de sus días. 74 años de historia vital, en gran parte deportiva, que comenzó un 13 de septiembre de 1913 cuando las campanas del pueblo precisamente anunciaban el inicio de las fiestas patronales.
Luis Miguel Escudero, en El Olitense
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