Con mucho trabajo y la
resistencia habitual en esta Navarra empantanada, varias personas de
Villafranca/Alesbes han organizado este sábado un acto de reconocimiento a los
40 vecinos asesinados en 1936 por su filiación republicana. También a los represaliados
y exiliados, entre los que brilla con luz propia en la localidad Julia Álvarez
Resano que, sin por supuesto desmerecer al resto de víctimas, se convierte, un
poco, en paradigma de la intelectualidad navarra menospreciada y ocultada por
la historiografía oficial.
Julia Álvarez, de la que este año se cumple 110 años de
su nacimiento, era llamada con desprecio “la puta del Congreso” por una
derechota local en la que el mundo giraba en torno a la figura de Tomás
Domínguez Arévalo, el conde de Rodezno con plaza todavía hoy en el corazón de
Pamplona, nombrado por Franco grande de España y ministro de Justicia que más
sentencias de muerte firmó tras triunfar el golpe de estado que fraguó Mola en
la ciudad donde todavía le rezan misas en un edificio público con cripta en la que
el incienso lo pone el arzobispado.
Y en la otra cara de la moneda y vecina del mismo pueblo
estaba Julia Álvarez, que posiblemente fue la política navarra más relevante
del siglo XX. Además de primera diputada nacida en Navarra, Julia alcanzó altos
cargos de responsabilidad durante una República amenazada de muerte (primera
gobernadora civil, magistrada del Tribunal Supremo, responsable del servicio de
evacuación de refugiados ...), también maestra de pueblo moderna y abierta, abogada
de jornaleros sin tierra, comprometida con la igualdad de la mujer hasta que
murió a los 45 años exiliada en México, purgada en su propio partido socialista
por auspiciar el acercamiento en el exilio con los comunistas de otro gran navarro
arrinconado, el pamplonés Jesús Monzón Repáraz.
Para recordar a todos los represaliados, para que se
conozca la verdad, se den pasos hacia la justicia y reparación de su buen
nombre, del de la “puta del Congreso” también, un grupo de personas se va a
reunir este sábado en Villafranca, entre ellas una especial: María Egea Muñoz,
sobrina carnal de Julia Álvarez, que desde París llega para rendir cuentas con
la memoria y la historia que no nos han querido contar y que nuestros hijos todavía
no estudian en los libros de texto.
Luis Miguel Escudero
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