Tras décadas de trabajo en ambientes ruidosos (en la industria, la construcción, talleres mecánicos, carpinterías, músicos…), decenas de miles de trabajadores están afectados con pérdidas auditivas, sin declarar, ni cobrar la indemnización por el daño, en tanto los médicos de los Servicios de Prevención, se resisten a cumplir con la obligación de comunicar sospecha de Enfermedad Profesional, tras detectarlas en los reconocimientos médicos.
Algunos de estos, próximos a la edad de la jubilación, estudian la compra de audífonos, que les evite el aislamiento social producido por la sordera, ignorando que pueden reclamar dicha prótesis a la Mutua. Otros centenares, a los que CCOO logró hace años, que se les reconociera la enfermedad profesional, han visto agravada su lesión y tienen derecho a otra indemnización.
Finalmente miles, probablemente decenas de miles, continúan trabajando, sin ser conscientes de la lesión, al limitarse exclusivamente a las frecuencias agudas de la capacidad auditiva o sobreviven con subsidios de desempleo, ignorantes que tienen derecho a una indemnización, que oscila entre 1.210 y 3.580 euros a pagar por la Mutua. Desconocimiento, porque los Servicios de Prevención contratados por las empresas, incumplieron su obligación de comunicar la sospecha de enfermedad profesional y no reclamaron la compensación por el daño sufrido.
Jesús Uzkudun, asesor y activista de Salud Laboral de CCOO de Euskadi. (en Sin Permiso)
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