sábado, 17 de noviembre de 2012

OTRA OBRA FARAÓNICA, ¿PARA QUÉ?

Que el Plan Navarra 2012 ha tenido mucho más de efecto propagandístico que de auténtico plan contra la crisis es ya una evidencia que no deberían discutir ni sus propios impulsores. Una muestra de ello es el Pabellón Reyno de Navarra Arena que ayer abrió sus tripas a los parlamentarios, quienes de manera casi unánime reconocieron que no era antes ni es ahora momento de llevar a cabo una obra de tales dimensiones, un proyecto que además llega tan tarde que las posibles demandas deportivas o artísticas que lo justificaron ya no lo son. Por todo el Estado afloran ejemplos de obras mastodónticas de inversiones millonarias que con la crisis han quedado convertidas en proyectos fracasados, puesto que no hay dinero para ponerlos en funcionamiento y mucho menos para rentabilizar la inversión. Proyectos como la Ciudad de la luz en Alicante, la Ciudad de la Cultura en Santiago o el aeropuerto de Ciudad Real. Pero Navarra sigue a lo suyo, sobre todo porque sería aún peor a estas alturas rectificar y abandonar que seguir la ruta. El Pabellón Reyno Arena, como el fallido Museo de los Sanfermines, el Auditorio de Javier o el Circuito de los Arcos, pertenecen a ese tipo de proyectos muy fáciles de vender políticamente en tiempos de bonanza pero imposibles de defender hoy en día. El Reyno de Navarra Arena, una obra incluida dentro del Plan Navarra 2012, tendrá un coste estimado de 60 millones y consta, entre otros, de dos pistas multifuncionales con capacidad para 10.000 y 1.500 espectadores, respectivamente, además de un frontón con 3.000 asientos, tanta cifra suscita la pregunta inevitable de ¿para qué servirá? ¿Se podrá inaugurar y mantener con un coste de más de un millón de euros anuales? ¿Será esa una de las prioridades del Gobierno de UPN? Estas son las preguntas que quienes están detrás no quieren responder. La propia indefinición del Gobierno cuando se refiere a esta dotación diciendo que tiene "diversas áreas sin uso definido, a determinar en función de los requerimientos del posible contratante" da una idea del desconcierto en que se mueven. Pero lo grave es plantear si el departamento de Políticas Sociales puede asumir en los Presupuestos de 2013 los 10 millones necesarios para terminar la obra, mientras se rechazan peticiones de renta básica y la ciudadanía cae en la pobreza. No es demagogia, es la realidad. 
Editorial de Diario de Noticias

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