Huele a chamusquina. De repente, ¿todos se han convencido que los desahucios son un peligro? No lo creo, por desgracia. A los políticos y los banqueros, grandes y pequeños, les gusta arrimarse al sol que más calienta. Juegan todos los días en el tablero del marketing y mueven sus fichas sabiendo que van a obtener rentabilidad económica y social. Les importa poco lo que pasa a su alrededor. Si fuera lo contrario en estos cuatro años y medio hubieran hecho algo realmente a favor de la población que más sufre.
En estos 1642 días dramáticos de la crisis se han producido 11.083 expulsiones de familias de sus viviendas en Hego Euskal Herria. No les ha temblado el pulso. PP y PSOE en este tiempo no han ido a reducir o paliar los efectos de los impagos, que inicia la cuenta atrás al desahucio. Todo lo contrario. Crearon más juzgados para atender los desahucios crecientes -más de 400.000 en el Estado español y se esperan otros 250.000 más este próximo año- y aceleraron los desahucios en viviendas alquiladas. Increíble.
De repente, han cambiado de idea. Me huele a chamusquina, repito, porque quieren llevar el protagonismo de esta situación. Quienes nos han llevado a la hoguera y han echado gasolina en la misma, se convierten en bomberos de la noche a la mañana. Ojalá me equivoque. Han dejado a los demás partidos de un lado. Mal rollo. Pero lo mismo está pasando con cajas y bancos. Me refiero especialmente a Kutxabank que ha despreciado todas las peticiones en la calle y en las asambleas para acabar con esa terrible situación. Mario Fernández no aceptó ni una, ahora parece que ha dado marcha atrás.
El problema llega en el momento que bancos y cajas juegan a ser inmobiliarias para obtener beneficios fáciles. La crisis rompe esa escalada y desencadena este drama social en el que los bancos no quieren perder ni un ápice de sus inversiones. Este mes se ha conocido que la alianza inmobiliaria de Mecano y BBK ha suspendido pagos. Iban a construir complejos urbanísticos en el Mediterráneo.
Todos los parches que pusieron los bancos y las cajas -entre ellas BBK-, el Gobierno de Patxi López, y otros, han fracasado. Sus lágrimas son hipócritas.
Juanjo Basterra, en GARA
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