El Opus Dei ha evolucionado bastante a lo largo de su historia tal y como explico en mi reciente libro del mismo título. En el primer franquismo, años cuarenta y primeros cincuenta, la religión ocupaba un lugar importante en España y no solo por la alianza de los eclesiásticos con la dictadura sino porque, en un país pobre, sin televisión, sin dinero, los actos religiosos gratuitos ocupaban el ocio de hombres y mujeres.
Un ministro amigo entregó al Opus el CSIC y allí se desarrollaron muchas vocaciones científicas aunque el pensamiento filosófico era imposible, entre otras razones por la censura de lecturas que se practicaba en la organización y que tenía, y tiene, un índice de libros prohibidos mayor aún que el del Vaticano.
A mediados de los años cincuenta, y ante las necesidades materiales y apostólicas con las que se enfrentaba, Escrivá impulsó un asalto al poder político y económico, previo al eclesiástico, porque el Vaticano, Pablo VI, Juan XXIII, no veía con simpatía su fundación. Tampoco los falangistas ni los democristianos apreciaban al Opus en España.
El nuevo paradigma de numerario era el ejecutivo eficaz. Pero vinieron los conflictos y el episodio Matesa, entre otros, descalabró también esa etapa que fue sustituida por una tercera, consistente en la creación de una red de centros educativos.
Renegando de sus principios, “nunca tendremos colegios”, el Opus los estableció en todas las capitales de provincia españolas y latinoamericanas. Son colegios sin integración de género y se dirigen a formar a los hijos de las clases pudientes, heredando el cometido que ya no quieren para sí los jesuitas. Y así la mayoría de los numerarios se convirtieron en maestros de escuela.
De su sector educativo, destacan las Escuelas de Negocios. El IESE de Barcelona es considerado como una de las mejores de Europa. Las Escuelas de Negocios del Opus, media docena entre España y America Latina, proclaman el fundamentalismo económico en su versión neoliberal.
La doctrina religiosa del Opus es, sin duda, conservadora pero sin que nadie del Opus haya aportado nada al conservadurismo teológico. Desde que se marchó Panikker, no hay teólogos del Opus dignos de tal nombre. Pero las Escuelas de Negocios forman miles de gerentes indoctrinados en el neoliberalismo económico, un tipo de fundamentalismo paralelo al teológico aunque más efectivo socialmente.
2º La obediencia al superior es básica y los superiores son elegidos sobre todo por su lealtad.
3º Se persigue al que disiente o abandona, tratando de hacerle difícil su incorporación a la vida ordinaria, especialmente a través de presiones económicas.
Alberto Moncada, en el XXXI Congreso de Teología de la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII
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