El grupo Nueva Cultura del Agua en Navarra, denuncia la ejecución de una nueva rectificación del curso del río Arga, con un grave impacto ambiental, sin estudiar sus efectos ni la eficacia de la actuación. Las obras, por un valor de 233.362€, se realizarán por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre un soto fluvial situado en un meandro con presencia confirmada de nutria y visón europeo, y consisten en talar el soto, excavar toda la tierra hasta el nivel de aguas bajas, y verter la tierra en fincas adyacentes. El objetivo es "minimizar los efectos de las avenidas ordinarias sobre el acueducto de ''Las Canales'", el cual da servicio a una zona de regadío tradicional que puede ser modernizada en los próximos años y por tanto dejar obsoleta la canalización.
Una obra de esta magnitud sobre el río Arga, en un tramo de gran valor ecológico como éste, debería estar suficientemente bien estudiada, considerar diferentes alternativas de actuación, y comparar sus costes económicos, sociales y ambientales, así como los efectos a largo plazo. El comportamiento dinámico del río, y sus aportes de sedimentos, hacen que los efectos esperados no sean fácilmente previsibles si no se realizan los estudios pertinentes.
El proyecto actual no está respaldado por ningún estudio técnico hidrogeomorfológico que avale su eficacia, ni que estudie cómo va a afectar a los patrones de inundabilidad de la zona. Tampoco se han estudiado alternativas de actuación más respetuosas con el río, que consistirían en la recuperación de zonas de inundación naturales.
El meandro objeto de actuación es una zona inundable y antiguamente el río en las crecidas cortaba por él siguiendo un brazo secundario. A mitad del siglo XX se levantó una mota de defensa en toda su margen para facilitar el aprovechamiento hortícola intensivo y actualmente, cuando hay crecida, el agua choca contra la mota de defensa del meandro, y comienza a subir aguas arriba por la ribera izquierda del Arga, provocando ciertos daños en las huertas, e inundando la carretera NA-6140 junto al puente. Estamos de acuerdo en que es necesario dar solución al problema de inundación de la carretera, pero esta obra no va encaminada a esta finalidad, ni se conocen sus posibles efectos en el tiempo.
La obra va a eliminar las tierras que el río ha ido incorporando de manera natural. Dichas tierras se van a verter en fincas del meandro, por lo cual incumple los requisitos que desde el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente se le impusieron en su momento relativos la prohibición de no acopiar ni verter tierras en zona inundable.
Una alternativa muy interesante a estudiar sería la permeabilización de la mota para recuperar el brazo secundario del río en crecidas y parte de su antigua zona inundable en el meandro.
Además de los factores ambientales, una actuación que afecta a los patrones de inundabilidad, al involucrar directamente a los propietarios ribereños, se convierte en un tema de gran sensibilidad social, por lo que es fundamental que la información sea correcta y transparente, y que se procure obtener un cierto consenso de los afectados. Por el contrario, el procedimiento de adjudicación ha sido negociado y sin publicidad, lo cual ha motivado que la información fuese conocida muy tarde, y que no se hayan podido presentar alegaciones ni propuestas.
Finalmente, la obra no respeta el principio de prevención de todo deterioro adicional de los ecosistemas acuáticos establecido en la Directiva Marco del Agua y su transposición a la legislación de aguas española. Este tramo del río forma parte de una Masa de Agua que incumple los criterios de la Directiva, por lo cual se va a solicitar prórroga de cumplimiento al año 2.027, y se debería tener especial cuidado en recuperar su estado y no provocar nuevos deterioros ya que podría ser objeto de infracción comunitaria.
En general, no parece sostenible, ni adecuado a la legislación actual, responder a la problemática de inundabilidad acometiendo medidas de dragado y rectificación de cauces que exigen una agresión continuada sobre el río.
Deben de estudiarse alternativas de recuperación del territorio fluvial con sus zonas inundables naturales, procurando minimizar el coste económico, social, y ambiental. Esta es la única manera de asegurar que el dinero público se gasta de manera eficaz, por un lado, y que la afección a los valores naturales de la zona es la mínima necesaria, por otro lado.
Si lo público debe ser ejemplar, la actuación de los entes públicos debe hablar de su compromiso con el medio ambiente, en este caso con los ríos.
Por todo ello, el grupo Nueva Cultura del Agua de Navarra, denuncia la arbitrariedad de esta actuación. Las obras de rectificación y dragado deben ir acompañadas de publicidad, diálogo y estudios suficientes para tomar decisiones fundamentadas y consensuadas con la sociedad.
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