El PNV y la izquierda abertzale tradicional pugnan por la hegemonía dentro del nacionalismo en la comunidad autónoma vasca. Desde la restauración de la democracia, la primacía siempre ha sido de los jeltzales. Sin embargo, la espectacular irrupción de Bildu en las elecciones municipales y forales del 22 de mayo ha hecho soñar a los herederos de la ilegalizada Batasuna con el 'sorpasso'. La respuesta, en las elecciones generales del 20 de noviembre. Una cita a la que Bildu acudirá reforzada tras convencer a Aralar para concurrir juntos.
Pero la lucha por la supremacía en el campo abertzale también se libra en Navarra. Allí, Batasuna fue siempre la fuerza hegemónica hasta su ilegalización en 2004. Fue entonces cuando, un poco por casualidad y un mucho por necesidad, surgió Nafarroa Bai, la mejor plataforma de que ha dispuesto el vasquismo progresista en la comunidad foral. Una marca con cinco socios fundadores: Aralar, EA, Batzarre -una formación de izquierdas de ámbito exclusivamente navarro-, el PNV y un significativo y plural grupo de independientes encabezados por la periodista Uxue Barkos.
Recelos de Batasuna
Na-Bai optó por la transversalidad en vez de conformarse como un frente abertzale y conectó con una parte significativa del electorado. De su mano, el nacionalismo vasco ha cosechado estos años los mejores resultados de la historia. Segunda fuerza en las elecciones al Parlamento navarro de 2007 con 78.000 votos (el 23,6%), desplazando por primera vez a los socialistas. Y tercera en las generales de 2004 y 2008, con 61.000 y 62.000 votos, y uno de los cinco escaños que corresponden a Navarra en el Congreso.
La izquierda abertzale tradicional nunca vio con buenos ojos el éxito de la plataforma. Al contrario. «Nos han amenazado, insultado y hasta intentado asaltar la sede», asegura el 'nabaizale' José Luis Mendoza. Nada extraño, pues, que tan pronto alumbró la marca Bildu para poder presentarse de nuevo a unas elecciones pusiera en marcha una clara ofensiva para neutralizar a Na-Bai y recuperar la primacía abertzale en Navarra. EA y Batzarre dejaron la plataforma en mayo. El primero, para compartir listas con la izquierda abertzale tradicional; el segundo, con Izquierda Unida. Aun así, Na-Bai se impuso a Bildu el 22-M por 7.000 votos, 49.800 frente a 42.900.
El evidente revés no llevó a los herederos de Batasuna a renunciar a sus planes. Al contrario. El batacazo de Aralar en la comunidad autónoma vasca era una excelente oportunidad para intentar el reencuentro electoral de la izquierda abertzale en las generales de noviembre, y Bildu se puso de inmediato a la faena. El pasado sábado, el partido de Patxi Zabaleta decía finalmente sí, aunque con un significativo 35% de la afiliación en contra. El congreso del partido deberá ratificar la decisión.
Sin EA ni Batzarre, el proyecto NaBai resistió. ¿Podrá hacerlo ahora sin Aralar, la principal fuerza de la coalición? Es evidente que el PNV, único partido que queda en la plataforma, no sería capaz, dado su carácter practicamente testimonial en el viejo reyno. Pero los independientes que encabeza la diputada y portavoz 'nabaizale' en el Ayuntamiento de Pamplona, Uxue Barkos, están dispuestos a intentarlo.
El primer paso ha sido constituir la asociación Zabaltzen que, según fuentes del grupo, ya está por los 150 socios. El colectivo no piensa constituirse en partido, aunque para poder formar una coalición son necesarios dos y en Na-Bai solo queda el PNV. Cómo sortearán este obstáculo es, de momento, una incógnita. Puede que algún independiente rescate del armario de la historia alguna sigla olvidada. El siguiente paso será intentar concurrir a las urnas como Na-Bai. Aralar, que es quien tiene registradas las siglas hasta 2016, ya ha avisado que no lo permitirá. «Esperamos lograrlo, pero si no lo conseguimos el nombre no sería un problema insuperable», sostiene Mendoza.
Quién es quién
Pero, ¿quienes son esos independientes que pretenden desafiar en las urnas a la coalición que reunirá a la izquierda abertzale otra vez reunificada, más Eusko Alkartasuna y Alternatiba? La comisión provisional de 21 personas que se ha puesto al frente de Zabaltzen es un variado cóctel de veteranos exmilitantes de partidos nacionalistas y de izquierdas, profesores y catedráticos universitarios, euskaltzales, y jóvenes recién llegados a la política.
Fuera de Navarra, probablemente la única persona conocida del grupo es Uxue Barkos. Periodista, dejó ETB para embarcarse en Na-Bai. Diputada durante ocho años, hace escasos días regresó al Congreso para el debate de la reforma exprés de la Constitución tras superar la primera parte del tratamiento de un agresivo cáncer de pecho. Barkos está dispuesta a volver a ser la cabeza de lista el 20-N, aunque sus opciones de reelección se han limitado. La reconstrucción de la alianza UPN-PP parece garantizar al centro-derecha 3 escaños. El PSN siempre ha sacado al menos uno. El quinto parece que será para el PSN, si dobla a Bildu y Na-Bai, o de lo contrario para una de estas dos coaliciones.
Entre los independientes hay varios exdirigentes de la desaparecida Euskadiko Ezkerra. Es el caso del médico y portavoz de Zabaltzen, Koldo Martínez; del historiador Bixente Serrano Izko; y de José Luis Mendoza, que luchó con el Frente Sandinista para terminar con la dictadura de Somoza en Nicaragua y que en la actualidad es director de Udalbide, entidad creada por Udalbiltza para fomentar el euskera y la cultura vasca.
También forma parte del grupo un histórico de la política y la cultura vascas como Gregorio Monreal. Fundador del partido socialdemocrático vasco, Esei en la Transición, en su dilatada trayectoria ha sido senador, ponente del Estatuto, rector de la UPV y presidente de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza. Otros nombres con pasado en fuerzas de izquierdas y nacionalistas son Ana Huguet, que estuvo en el EMK; Ana Vilches, de Hamaikabat; o Álvaro Baraibar, de Aralar.
Pero entre los impulsores de Zabaltzen lo que abundan son maestros y catedráticos de universidad sin adscripción partidaria como José Ignacio Lakasta, Fernando Mikelarena, Mikel Aramburu o Roldán Jimeno, hijo del conocido historiador navarro José María Jimeno Jurío. También, jóvenes que han llegado a la política con Na-Bai como Jon Gondán o Carlos Nieto.
Aparcado el sueño de desplazar a UPN del poder un día por la ambición de la antigua Batasuna de recuperar su primacía en el campo abertzale en Navarra, el reto de todos ellos ahora es salvar la apuesta progresista y vasquista que representa Na-Bai, con ese u otro nombre. Las urnas decidirán el 20-N si tiene o no espacio en el nuevo mapa político navarro. «Creemos que sí. Muchos militantes de EA o Aralar nos votarán», vaticina Koldo Martínez.
Alberto Ayala (en El Correo)
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