viernes, 23 de septiembre de 2011

EN TORNO A LA DECISIÓN DE ARALAR

El pasado sábado celebró Aralar su Congreso nacional en Derio. Como sabemos, resultó aprobada la propuesta que hacía la dirección del partido; en concreto, la de participación en las próximas elecciones junto con la coalición Bildu. Un grupo de militantes de Aralar había preparado una enmienda, la cual fue retirada allí mismo, por lo que no fue sometida a votación. Vaya por delante que me adherí a la citada enmienda, o sea, a la postura que defiende que Aralar debe presentarse en Navarra dentro de la coalición Nafarroa Bai.

Quisiera dar mi visión en torno al significado de tal postura, a partir de lo que en Derio se debatió y de algunas otras reflexiones.

Aralar ha tomado la decisión de acudir en las próximas elecciones junto con Bildu, eso sí, a la espera de llegar a un acuerdo completo con esa coalición. No somos pocos los que vemos la inconveniencia de tal decisión, según creo. Y digo inconveniencia, porque en otra coyuntura podría resultar adecuada. Sin embargo, en la actual no. Ha sido un error, y es y será error hasta que se lleve a efecto, y después también. ¿Por qué un error? Pues, en pocas palabras, porque mediante una sola decisión se ha querido dar respuesta a dos preguntas, hacer frente a dos cuestiones; mediante una solución, cubrir dos necesidades diferentes. Y, siendo dos cuestiones diferentes, cada una debe ser analizada por separado y a cada una debe serle dada la respuesta que corresponde.

Tengo por nudo gordiano de la cuestión lo que tantas veces oímos citar en los debates, es decir, el asunto del ámbito de decisión que es Navarra. Pues la cosa no es, simplemente, si los navarros podemos hacer lo que queramos -me estoy refiriendo a los militantes de Aralar-, porque nos sentimos por encima de los demás. Por el contrario, es algo que Aralar ha defendido desde su inicio y frecuentemente para la política: Navarra es un ámbito de decisión. ¿Por qué no aplicar la misma receta dentro del partido?

No estoy diciendo, por lo demás, que la militancia navarra deba decidir separadamente y dar su respuesta única a nuestra pregunta, a la cuestión y que los militantes del otro territorio deban hacer lo propio. Lo que sostengo es que cada ámbito de decisión necesita de su respuesta específica, sea dada por unos o por todos.

Sabemos, y si no todos, la mayoría de los militantes de Aralar, que a Navarra se le reconocen circunstancias especiales, además de no sé cuántas especificidades. Yendo más lejos, yo diría que Navarra no es solamente un ámbito de decisión, sino que es en la política un campo de juego diferente. Es decir, tenemos hoy en día en el sur de Euskal Herria, llegados a este punto por avatares históricos, dos campos de juego diferentes. Cada uno tiene sus necesidades, sus problemas. Siguiendo la imagen del campo de juego, cada uno tiene su juego. Dos campos de batalla, si se quiere, cada uno con sus batallas. Y esas batallas no son las mismas, no todas al menos.

A modo de ejemplo, porque los sociólogos podrían ahondar mucho más en aspectos profundos y complejos, no tenemos más que ver que los habitantes de la CAV, todos ellos, son vascos oficialmente, desde los más abertzales a los más españolistas. También la lengua es oficial en todo el territorio que abarca su ley. No es así en Navarra. Sean cuales sean las razones -escudriñando en la historia podemos encontrarlas fácilmente-, aquí ser vasco es una opción personal; sobre la lengua, ya sabemos cómo están las cosas. Tómense los casos de la lengua y de la adscripción identitaria como simples ejemplos de ilustración: en el fondo, la cuestión es que los que en Navarra queremos ser no tenemos manera de ser, mientras que en la CAV, quienes ni siquiera quieren ser, lo han de ser, vascos, quiero decir.

Decía que son batallas diferentes; ahí tenemos los abertzales navarros la primera que tendremos que ganar, o al menos que tendremos que encaminar, la del reconocimiento oficial y, por tanto, social y político, de nuestra identidad. No olvidamos otras batallas, no olvidamos nuestro abertzalismo, no somos secesionistas en Euskal Herria, pero estamos obligados a vencer en esta batalla y en este campo, queramos o no, si deseamos avanzar.

En la identificación de ese campo de batalla y de esa batalla, y, en consecuencia, en la decisión de hacerle frente, seguramente, se halla el motivo del éxito que alcanzó Nafarroa Bai. Por ese mismo camino, la llegada de semejante e inusual cantidad de independientes, con sus simpatías pero sin afiliación, a una coalición de cuatro partidos. Sin ikurriña, sin hacer referencia al ejercicio de la soberanía que los vascos tenemos por objetivo, ni a la independencia misma, sino enfrascándose en la lucha de cuya victoria tenemos necesidad imperiosa. De ahí la adecuación de la herramienta NaBai.

Ante las elecciones, por contra, se nos plantea la opción de acudir a Madrid como pueblo, y Aralar ha elegido tal opción. Es decir, Aralar hará caso a la llamada de Bildu a entrar en combate en otro campo de batalla abandonando el que tenemos empezado y que aún no hemos dominado. Y además, llamando a sus fuerzas a retirada cuando en nuestra lid estamos en buena posición.

Veo muy claro que la lucha que Bildu planteará a partir de su posible resultado en la CAV -y en Navarra-, no es esa misma que nosotros tenemos que ganar. Advierto, de igual forma, que en Navarra debemos enfrentarnos a esa lucha y necesitamos ganar, si no es ahora, en la próxima década. Veo claramente que si no es la Nafarroa Bai actual, otra Nafarroa Bai lo hará. Una sola decisión no abrirá caminos para plantear las diferentes batallas, al igual que una sola txapela no puede cubrir dos cabezas.

Mikel Haranburu Bergua, afiliado a Aralar (en Diario de Noticias)

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