Tres acontecimientos políticos de importancia se han producido a lo largo de las últimas semanas en el Reino de España. Uno, sin ninguna duda el más importante, es la irrupción del gran movimiento del 15 de Mayo, que significa el comienzo quizás de una resistencia de envergadura ante la situación social y la porquería de la actual política institucional. Los otros dos son las elecciones municipales y de algunas comunidades, y la designación de Pérez Rubalcaba como candidato en las próximas elecciones generales del actual y más que enfermo partido en el gobierno.
Estos acontecimientos, a su vez, están compuestos de muchos elementos cuya importancia puede ser muy grande para una ciudad o pueblo determinados (en el señalado caso de las elecciones municipales), pero pequeña para el conjunto. Y, salvo para las personas que resultan directamente afectadas por una u otra razón, estos elementos parciales pasan normalmente desapercibidos para el conjunto. Otras veces, la magnitud de un resultado electoral puede esconder aspectos interesantes inmersos en algunos programas de las candidaturas. No es frecuente esta última eventualidad (los aspectos interesantes), pero a veces ocurre. Y otras veces aún, la espectacularidad de un movimiento social como el del 15 de Mayo, puede dejar completamente escondidos muchos de los atrayentes debates que tienen lugar en su seno.
Veamos un ejemplo de las últimas elecciones municipales y otro del movimiento del 15 de Mayo.
Sabido es que Bildu, la coalición de izquierda independista vasca, consiguió unos resultados electorales realmente buenísimos. Se recordará que obtuvo la muy respetable cifra de 313.000 votos y más de 1.100 concejales, siendo la segunda fuerza más votada en el País Vasco, tan sólo algo por detrás del Partido Nacionalista Vasco (327.000). Muy por encima del PSOE (PSE en aquellos lares) y de la derecha españolista del PP que obtuvieron 227.000 y 165.000 votos, respectivamente. Ese fue uno de los pocos datos agradables para la izquierda, si no el único, de las elecciones municipales y parcialmente autonómicas del pasado 22 de mayo. Todo eso es bien conocido, pero no lo es tanto el hecho de que Bildu presentaba en su programa foral la defensa de una renta básica de ciudadanía. Y en ese punto la redacción era de una falta de ambigüedad admirable. Después de constatar que las desigualdades sociales no están en vías de reducirse en el futuro inmediato, y que las prestaciones económicas condicionadas necesitan de una revisión para hacer frente a la situación de desempleo masivo y de pobreza creciente, Bildu propone "llevar a cabo un debate social y político con el fin de articular una propuesta sobre una Renta Básica de Ciudadanía" a partir de tres principios: universalidad, individualidad e incondicionalidad. Más adelante, el programa especifica los efectos que tendría una renta básica de ciudadanía. Entre ellos cabe destacar que eliminaría los humillantes controles y ahorraría gastos administrativos; permitiría a las personas poder elegir más libremente la combinación preferida de trabajos (remunerado, doméstico y voluntario); favorecería el autoempleo y la iniciativa; facilitaría un aumento salarial en determinadas actividades laborales poco gratificantes o atractivas; reduciría el fraude y desaparecería la 'trampa de la pobreza'. Finalmente, Bildu asegura que la renta básica de ciudadanía "garantizaría las condiciones materiales de la libertad".
El movimiento del 15 de Mayo ha estado en primera línea informativa por su originalidad, apoyo social y por algunos brutales casos de represión como el protagonizado en la plaza de Catalunya en una injustificada e imbécil provocación policial con la que se estrenó el nuevo Conseller de interior, Felip Puig, del reciente gobierno de la coalición de derecha catalana Convergència i Unió. Se ha acusado reiteradamente al movimiento del 15 de Mayo, de forma a menudo ridícula, de que no tenía propuestas y, si las tenía, eran irrealizables cuando no directamente locas. Como sabe cualquiera que conozca algunos de los debates y aspectos programáticos aventurados por las asambleas de este movimiento, muchas de las propuestas son de una sencillez y apremio social que contrasta vivamente con las medidas económicas que se están implantando a lo largo de los últimos meses por parte de muchos gobiernos y que tan aplaudidas son por los causantes de las crisis, así como por sus habituales justificadores periodísticos, tertulianos o académicos. Medidas económicas y sociales que son grandes ataques a las condiciones de vida y trabajo de la inmensa mayoría de la población no rica. Y cuyo atribuido "realismo" por razones técnicas es pura justificación ideológica de las agresiones. Ante estas medidas cada vez más agresivas, las propuestas del movimiento del 15 de Mayo contrastan por su perentoriedad social. Véase si no, como mero ejemplo, una pequeña parte de las buenas y racionales propuestas o demanda de mínimos de la asamblea de la plaza de Catalunya de Barcelona: las entidades financieras en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social; recorte drástico del sueldo de los políticos equiparándolo al sueldo de la media de la población; donación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas, de forma retroactiva desde el inicio de la crisis; devolución transparente e inmediata a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado; prohibición de inversión en paraísos fiscales; aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias; eliminación de las SICAV; no a la eliminación del impuesto de sucesiones y recuperación del impuesto de patrimonio; control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales, referéndum obligatorio y vinculante para cuestiones de envergadura como las directivas europeas, etc. etc. Estos puntos van precedidos de una introducción en la que podemos leer: "Mientras tanto los políticos que no nos representan siguen allí, dando bandazos y legislando sobre nuestras vidas. Por eso les escribimos aquí algunas medidas que puedan entender fácilmente y que queremos que se apliquen ya. ¡Alerta! Es un documento de mínimos. En realidad lo que queremos es mucho mayor, algo que posiblemente no entiendan nunca." Pues bien, aunque no ha sido "elevada" a la categoría de propuesta general, la renta básica de ciudanía ha sido discutida también en algunos de los debates que ha tenido el movimiento del 15 de Mayo. Puedo constatar personalmente que ha estado presente, entre otras plazas, en algunos de los actos y debates de la asamblea de la plaza de Catalunya.
Que la propuesta de la renta básica de ciudadanía haya sido introducida, de forma explícita en el programa de Bildu y de forma más dubitativa en algunos debates del movimiento del 15 de Mayo, contrasta con el cada vez mayor abandono que dicha propuesta está sufriendo entre buena parte de los partidos parlamentarios, especialmente a partir del estallido de la gran crisis económica. Dejando ahora al margen la importante cuestión de que la renta básica es más necesaria precisamente en una situación de crisis que en una de bonanza económica, el abandono paulatino del debate de esta propuesta en el Parlamento español y en los autonómicos por parte de partidos que en algún momento mostraron algún interés en la propuesta, contrasta con el renovado interés con el que la acogen organizaciones como Bildu y, con todos los matices apuntados, el movimiento del 15 de Mayo. Como muestra de ese abandono: ¿en qué ha quedado la subcomisión del Parlamento español para estudiar la viabilidad de una renta básica que se creó el 28 de abril de 2009? Esta subcomisión, cuyo nacimiento se realizó a propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya e Izquierda Unida-ICV, fue votada por unanimidad. Más de dos años después no se ha puesto a funcionar ni, como parece razonable suponer, lo hará alguna vez en esta legislatura más muerta que viva.
Con la renta básica de ciudadanía está ocurriendo algo que, a fuer de la simplificación, podríamos titular esquemáticamente como: "de los movimientos a los parlamentos y viaje de vuelta". Lo que empezó siendo planteado fuera de los parlamentos, luego pareció tener posteriormente el interés de algunos parlamentarios. Ahora, en plena crisis económica, y aunque haya diputados que todavía ven en la renta básica una buena propuesta social a tener en cuenta, son algunos movimientos sociales y formaciones políticas no del todo convencionales los que están prestándole mayor atención. Es el signo de los tiempos.
La renta básica, financiada mediante una reforma impositiva en la que los ricos aportasen mucho más de lo que ahora pagan en impuestos, sería una forma de distribuir la riqueza de manera completamente contrapuesta a la que se ha practicado a lo largo de las últimas décadas en donde se ha redistribuido de los pobres a los ricos. Por ello mismo, como lo expresaba el biógrafo de Keynes, el economista Robert Skydelski, en un reciente y breve artículo en que mencionaba a la renta básica como una de las medidas a considerar, esta propuesta "no será del gusto de todos". Lo importante, efectivamente, es que sea del gusto de una mayoría social.
Daniel Raventós, en Sin Permiso
No hay comentarios:
Publicar un comentario