El día que se instaló en la sacristía del santuario de San Miguel de Aralar el repetidor que emitió la primera señal de ETB en Navarra (24 de enero de 1986) había una ventisca horrible y Manolo Agúndez tuvo que subirse al tejado mientras el resto del clandestino equipo lo sujetaba con cuerdas. Fue una de sus gestas. Manolo Agúndez Caminos, de Pamplona con raíces en Pitillas y Peralta, falleció la noche de ayer a los 55 años de edad después de una larga e incapacitante enfermedad que le ha hecho sufrir durante varios años acrecentando también con ello el enorme pesar, la gran pena que hoy sienten sus allegados por tan irreparable pérdida.
Bonachón y excelente persona, entre otros muchos avatares de una vida corta pero intensa, Manolo formó parte del equipo promovido desde la ikastola Paz de Ziganda para posibilitar la emisión de ETB en Navarra y con ello contribuir a la expansión del euskera en la Comunidad Foral. Era electricista y colaborar en la emisión de ETB fue un gesto más en una trayectoria vital marcada por la generosidad.
Manolo era una persona generosa que dio sin pedir y que hoy, cuando todos los que le han conocido lamentan su despedida, evoca numerosas causas. Sus amigos recordaban ayer en el Tanatorio Irache su implicación en todo. Desde cuando en su juventud se alió a la lucha antifranquista, siendo procesado en el 1002 del TOP (1001 el de Marcelino Camacho y compañía), hasta los últimos días útiles de su vida, en su huerta de Etxauri, cuna de sus primeras escapadas al Huso y la Rueca, "escalando y animando a sus compañeros de cordada, para caer a comer al Vasco, lugar emblemático en Etxauri para los escaladores".
Rememoraban también su paso por el Gaztedi, grupo de montaña semi-organizado dada su juventud; sus fiestas por los pueblos "como él las entendía"; sus buenas ascensiones pirineístas o las salidas a los Alpes "donde la convivencia toma categoría si se sabe llevar y él tenía ese don". También, la disposición ante su empresa de electricidad que "con tanto esfuerzo fueron saliendo airosos de la telaraña económica de aquellos tiempos". Todos coinciden en que Manolo Agúndez "ha sido tan buen amigo, compañero... que estas palabras se quedan cortas para expresar el concepto de la amistad. Tan amigo de sus amigos, que hasta le sobra parte de su amistad para algún enemigo". Hoy, Asun su mujer, amigos, familia y su hija le despedirán en Pamplona y en Etxauri.
(Diario de Noticias)
sábado, 28 de agosto de 2010
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