En la década de los 60 y 70, los almacenes con materiales de
construcción, ferreterías, etc., vendían productos con amianto en sus múltiples
formas, como los productos milagrosos, baratos, incombustibles y resistentes a
altas temperaturas. Quienes nos vimos obligados a manipular amianto en el
trabajo ignorábamos que las fibras desprendidas producían graves enfermedades
respiratorias, mesoteliomas, cáncer de pulmón, etc., reconocidas como
enfermedades profesionales. Hoy se nos continúa ocultando el origen profesional
de muchos cánceres, «gracias» al poder
de las mutuas, a la pasividad de la sanidad pública e incluso a una parte del
sindicalismo.
Cuando nadie cuestiona la catástrofe sanitaria, el Gobierno u otras
instituciones no sacan enseñanzas de los déficits preventivos, al permitir la
venta de productos nocivos y cancerígenos, fácilmente sustituibles.
Un ejemplo. Proliferan en nuestras cocinas y baños placas de aglomerados de
cuarzo o «mármol artificial» (conocidos por
el nombre de la multinacional que los fabrica: Silestone, Caesar Stone, Compac,
Okite, Quarella...), que sustituyen al granito, al ser «mucho más bonitos y
baratos», mientras silencian el grave riesgo que supone para los trabajadores
que lo instalan, al cortar, pulir y colocarlo en las cocinas de las
viviendas.
La inhalación del fino polvo de sílice cristalina (SiO2) y cristobalita que
se genera produce una grave epidemia de silicosis, cuyos afectados comienzan a
agruparse en la asociación Silikosia.
La silicosis, con 147 casos registrados en los siete primeros meses de 2012,
es una fibrosis pulmonar causada por la acumu- lación de polvo de sílice en los
pulmones; por tanto, debe ser declarada y compensada como enfermedad
profesional. Puede ser simple y complicada, aguda y acelerada, de carácter
incapacitante, pero en todos los supuestos requiere apartar al enfermo de
ambientes pulvígenos.
La silicosis aumenta las posibilidades de contraer cáncer de pulmón,
tuberculosis, EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica), alteraciones
renales crónicas y enfermedades autoinmunes. Estas enfermedades, como la mayoría
de las enfermedades profesionales, no son instantáneas, aparecen tras años de
exposición, en ocasiones tras cambiar de empleo o situaciones de desempleo o
jubilación, hecho que dificulta, pero sin excluir, su reconocimiento
profesional.
Un gran número de casos de silicosis han sido erróneamente diagnosticados por
los médicos de Osakidetza, al ignorar la historia laboral, culpando al hábito de
fumar como causa exclusiva de las enfermedades respiratorias. No es casualidad
que el reconocimiento de muchas silicosis se haya producido tras las denuncias
del Área de Salud Laboral de CCOO de Euskadi.
La masiva presencia de sílice cristalina y cristobalita en los aglomerados de
cuarzo convierte en poco eficaz la protección individual o la utilización de
sistemas húmedos de prevención, por la dificultad real para adoptarlas en
microempresas, trabajos a domicilio...
La CEOE se resiste y bloquea cualquier reducción de los límites de exposición
laboral al cuarzo y a la cristobalita. Además, la realidad es otra, un
incumplimiento generalizado. ¿Cuántas fundiciones y marmolerías han realizado
mediciones higiénicas y adoptado medidas preventivas? Por tanto, que nadie se
lamente cuando víctimas y familias reclaman indemnizaciones por daños y recargos
de prestaciones del 50% dado el incumplimiento de las medidas preventivas.
La historia del amianto demostró el incumplimiento empresarial en la
prevención higiénica y escasa eficacia de las normas reductoras de los valores
límite de exposición a un cancerígeno. La IARC (Agencia Internacional de
Investigación sobre el Cáncer) definió la sílice cristalina como cancerígeno en
humanos. Por esa razón, reclamó la prohibición y sustitución de los aglomerados
de cuarzo, sobre todo si contienen más de un 40% de sílice cristalina en su
composición.
Que los aglomerados de cuarzo sean bonitos por su variedad de colores no
puede justificar que los «marmolistas» dedicados a instalarlos sean condenados a
sufrir graves enfermedades respiratorias y probables cánceres de pulmón.
En estos tiempos de crisis, frente a quienes consideran un lujo invertir en
prevención, animamos a los trabajadores a lograr el reconocimiento del origen
profesional de las enfer- medades y la compensación por los daños, como
herramienta para mejorar la prevención en los puestos de
trabajo.
Jesús Uzkudun, secretario de Salud Laboral de CCOO de Euskadi
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