por
ley haberla recuperado en 2002,la excepción penitenciaria –de la doctrina Parot
a una cadena perpetúa nada encubierta– se ensañó contra él, que ha cumplido la
condena más larga en un conflicto con demasiado sufrimiento acumulado por todas
partes y que todavía hoy acumula 740 presos, 570 en prisiones españolas. Síntoma
desnudo de conflicto irresuelto, Bilbao Moro fue detenido en 1982 –como
recordaba entonces el editorial de Gara– cuando Rubalcaba era más atleta que
político, Zapatero no era más que un estudiante de Derecho leonés y Patxi Lòpez
apenas se afiliaba a las Juventudes Socialistas. El 23-F tan sólo acababa de
pasar.
Domingo, 12 de septiembre de 2010. El preso
político vasco Jon Bilbao Moro recupera la libertad tras casi 29 años. Pese a
que le correspondía
Si la represión siempre dualiza y la inquisición ejemplifica, mal
acompañada por el silencio
de su impunidad, se podría decir que esa sórdida realidad penitenciaria ha ido
siempre acallada, mal acompañada, por el muro estricto de la prensa española durante
los últimos 30 años. Más próximo en el tiempo, en el verano de 2010, los barones
de la caverna quisieron insistir en que todavía quedaban sin esclarecer 11 de
las muertes –de un total de 850– causadas por ETA. Deontología rota y rigor
hecho añicos, ninguno de los medios quiso añadir que de los 27 asesinatos por la
trama de terrorismo de Estado que fueron los GAL, todavía quedaban –todavía
quedan– 22 muertes por esclarecer. 22 muertes que –a diferencia de las 11– ni
siquiera se investigan. Puestos a olvidar, olvidaban también matizar que en los
pocos casos parcialmente resueltos del GAL –seis sumarios con sólo dos condenas
relevantes– el cumplimiento de la condena fue ínfimo o sencillamente ridículo:
de una condena de 75 años por el asesinato en cal viva de Lasa y Zabala, el general Galindo
sólo cumplió cuatro (un 5% de la pena impuesta), otorgándosele a la salida
escolta policial oficial permanente por “su especial implicación en la lucha
antiterrorista”. "Razones humanitarias" adujo entonces Mercedes Gallizo,
màxima responsable de la política penitenciaria española.
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