Sin apenas tiempo para reflexionar sobre los resultados electorales del pasado 22 de mayo, el adelanto de los comicios generales al 20 de noviembre ha reabierto el debate ideológico en el que el espacio abertzale y vasquista de Navarra se encuentra sumido desde hace algunos años. Lo hace además con movimientos que repiten el esquema de las últimas elecciones forales, y tras Eusko Alkartasuna, es ahora Aralar quien, después de un mal resultado en la CAV, abre a su debate interno la posible colaboración con la izquierda abertzale en busca de una única oferta electoral.
Y una vez más, la clave vuelve a estar en Navarra. Aunque aquí la respuesta abertzale siempre ha tenido un claro fondo social y progresista -en buena medida como respuesta al poder económico que ha encontrado refugio en el antivasquismo que propugna UPN-, nunca ha podido ofrecer una respuesta unitaria. Lo ha hecho siempre con al menos dos propuestas diferentes que, con matices y contenidos renovados, hoy representan Nafarroa Bai y Bildu.
La principal diferencia radica precisamente en la cuestión nacional. Aunque tanto NaBai como Bildu se definen como abertzales y progresistas, el camino y las estrategias para defender la identidad vasca siguen siendo diferentes en Navarra, donde la división territorial cada vez es más asumida, y donde el nacionalismo vasco, pese a la línea ascendente de los últimos años, sigue siendo minoritario, lo que históricamente le ha mantenido excluido de los principales ámbitos de gestión institucional.
A la apuesta tradicional de la izquierda abertzale, que, con matices territoriales, presenta un proyecto nacional homogéneo para los cuatro territorios con mismos discursos y propuestas, NaBai ha contrapuesto una visión centrada exclusivamente en Navarra con la convicción de que la sociología de la Comunidad Foral exige recetas diferentes a las de la CAV. Un planteamiento que ha tenido buena acogida, y que moderando sus reivindicaciones nacionales ha conseguido romper los límites de la división electoral identitaria para ganar influencia institucional y política.
Pero el contexto en el que surgió y triunfó Nafarroa Bai, con la izquierda abertzale en la ilegalidad y una sociedad decepcionada tras varios procesos de paz frustrados, ha cambiado completamente. La renuncia a la estrategia armada a cambio de las vías exclusivamente políticas ha revolucionado el escenario político, al tiempo que la apuesta sincera y comprometida por la paz ha merecido la credibilidad social y su correspondiente respaldo en las urnas. Un cambio que en tan sólo dos años ha llevado a la izquierda abertzale del ostracismo político a cotas de poder municipal inéditas en la CAV, donde gestiona los gobiernos, entre otros, de San Sebastián y Gipuzkoa.
El debate, sin embargo, ha quedado abierto en Navarra. Pese al innegable éxito de Bildu, que ha repetido los mejores resultados de la izquierda abertzale (7 parlamentarios frente a los 8 logrados en 1999 por EH), la coalición soberanista no ha logrado superar a Nafarroa Bai, que con un discurso pragmático y transversal aguantó la ola de Bildu con 8 parlamentarios en Navarra. Un máximo histórico de 15 representantes abertzales, sin una hegemonía clara, y que invita a reflexionar sobre si en el contexto actual la manera más efectiva de ampliar el espacio del nacionalismo vasco en Navarra es con la unidad de acción o con dos opciones diferentes y complementarias.
La dialéctica entre las dos respuestas ideológicas y su posible unidad de acción se reabre así tan solo tres meses después. La novedad esta vez la aporta Aralar, que tras sus malos resultados en la CAV ha iniciado un debate interno sobre su posible colaboración con Bildu, planteando una alianza en la Comunidad Autónoma Vasca y un acuerdo con NaBai en la Foral. La respuesta de los tres integrantes de la coalición soberanista no se ha hecho esperar, y lo ha hecho con una propuesta de colaboración electoral amplia abierta tanto a Aralar como al PNV.
Pero el acuerdo con la formación de Iñigo Urkullu en la CAV es tan improbable como inviable, y ya ha recibido la negativa de su presidente. Donde Bildu aspira a confrontar con el Estado, el PNV buscar ejercer su tradición pactista, con mayor o menor rédito según su capacidad de influencia. Dos proyectos diferentes que, además, compiten por el liderazgo abertzale en la Comunidad Autónoma Vasca.
Así que el debate ha vuelto a girar hacia Navarra, donde, a priori, más fácil podría parecer el acuerdo entre NaBai y Bildu. Sin embargo, las bases de la respuesta electoral que ambos sujetos plantean para las elecciones generales muestran diferencias que apuntan directamente a la raíz de ambos proyectos políticos. La propuesta de Bildu no deja de ser coherente con el ideario de la izquierda abertzale, que en base a su planteamiento territorial, plantea una única respuesta para el conjunto del país, con un grupo propio en el Congreso que lleve las reivindicaciones nacionales a Madrid. Algo que, sin embargo, diluiría la representación navarra en la Cámara Baja dentro del grupo parlamentario de Bildu, lo que choca con uno de los principios fundacionales de NaBai, el de llevar a Madrid una voz de Navarra propia y distinta a la de UPN, que tan buen resultado le ha dado los últimos ocho años, y que ha sido una de las claves de su éxito electoral posterior.
El escenario, en cualquier caso, sigue en movimiento, y aunque todas las partes son conscientes de la dificultad que entraña de un acuerdo, nadie quiere ser el primero en rechazarlo. Cada formación mueve sus fichas con cuidado para no defraudar a una parte del electorado que, expectante, recibe con gusto la música de la unidad de acción, y que castigará en las urnas a quien considere responsable de una nueva división.
Se repite así la jugada que hace unos meses protagonizó Eusko Alkartasuna, solo que esta vez con Aralar como protagonista, con quien la Izquierda Abertzale se muestra en disposición de llegar a acuerdos en la CAV siempre y cuando, como ocurrió con Bildu, tengan su traslación a Navarra. Algo difícil de compaginar con la presencia de Aralar en Nafarroa Bai, y que, de momento, la formación que lidera Patxi Zabaleta no se cuestiona.
Ibai Fernández (en Diario de Noticias)
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