El pasado miércoles 17 de agosto, en el encierro de las fiestas de Tafalla, hubo un corredor que sufrió la embestida de un toro. Esta cogida le causó diversas contusiones así como un traumatismo cranoencefálico. Los que allí estuvieron o los que pudieron presenciar más tarde tanto en Internet como en televisión el accidente, coinciden en lo escalofriante y espectacular de la imagen. Yo, como hijo del herido, debo decir que por un momento pensé que mi padre dejaba en el pavimento tafallés algo más que dolores, sustos y algo de sangre. Mi padre, gran aficionado a los encierros de Tafalla, corre el encierro desde hace 13 años. El mozo en cuestión, que tiene 61 años y unas rodillas maltrechas por el fútbol y demás deportes, no era consciente hasta este miércoles del peligro que conlleva correr un encierro de tal magnitud. Han sido varias las discusiones que se han mantenido en casa del herido en torno a la peligrosidad del encierro y de los toros que asisten sí o sí a la cita. Yo, como hijo del herido y reconocido antitaurino, soy el mayor de sus detractores, aunque no lo suficientemente persuasivo como hacerle ver la necesidad de estar en forma para correr delante de una manada de toros. Todo quedó en un susto y el experto corredor ya está en casa recuperándose de sus múltiples heridas y contusiones. Ahora lo ve todo diferente. Espero sirva de ejemplo para más de uno que sigue su camino y no es consciente de todo lo que está detrás de un susto como este. Solo me queda agradecer a todos aquellos que corren al lado de mi padre (Daniel Fernández Fuertes) en el encierro y le ayudaron muchísimo cuando fue embestido. A todos los encargados de la Cruz Roja y colaboradores de la seguridad del encierro por su rápida actuación. A la profesionalidad del personal de Urgencias de la Clínica Universidad de Navarra, desde las enfermeras, recepcionistas, doctoras y demás que hicieron realmente agradable la espera de resultados y pruebas. A los corredores que acompañan en sus locuras taurinas mañaneras a mi padre, Josemari y cía. A don Calvo Barásoain por su preocupación y atención en los momentos más complicados. Y por supuesto a todos aquellos que se han preocupado por el estado del ya retirado corredor y que han ayudado muchísimo a que mi padre cuelgue las botas de corredor y se dedique al huerto, que es más saludable y lo agradecemos todos muchísimo más. Gracias de nuevo.
Dani Fernández Berasain (en Diario de Noticias)
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