260 marchadores tomaron parte en la X Marcha por Sierra Alaitz, de 38 kilómetros de recorrido, que organizaba Trinkete Taldea, de Tafalla. Un tercio aproximadamente optó por el recorrido abreviado, que evitando la subida a Elomendi o Higa de Monreal, recortaba la travesía en 9 kilómetros y un importante desnivel. El día, con nubes altas en sus primeras horas, y con aire refrescante en las alturas, se alió con los montañeros.
Para quien no conociese otra subida a la Higa que la convencional por la cara visible desde la cuenca de Pamplona, descubrir gracias a esta marcha la fuerte subida por su vertiente Sur, entre bojes y con el auxilio de la cadena en la parte superior, fue una auténtica gozada, un acto de reconciliación con ese cono herido por la pista y por el complejo de radiotelevisión. Tras una larga bajada se ascendía a la sierra de Alaitz propiamente dicha, donde la extraordinaria vegetación protegía del sol en la sucesión de pequeñas cotas. Tras bajar al pueblo de Unzué, quedaba ascender a la bella peña del mismo nombre venciendo su pequeña chimenea, y bajar después a Etxague, punto de partida y de llegada.
A partir de ahí, todo era mucho más sencillo. Registrarse en el control de llegada, recibir el diploma acredidativo y otros obsequios, y refrescarse. Había gente de todas las zonas de Navarra y muchos también de otras provincias, en su gran mayoría guipuzcoanos.
El tiempo total estaba previsto entre 7 y 10’5 horas . Pero para las doce y media, es decir en poco más de cinco horas y media, ya había llegado el primero. Y es que aunque estas marchas no son competitivas, el nivel es cada vez más elevado, y algunos se lo toman como entrenamiento para las carreras de montaña. Inevitable.
La señalización de la marcha, muy profusa en el inicio, resultó algo irregular e insuficiente en algunos lugares comprometidos, como en el descenso de Elomendi, donde se produjeron despistes. Por lo demás, la organización fue excelente. Los avituallamientos más que sobrados por su calidad, cantidad y variedad, y un gran trabajo de todos los voluntarios que movilizó Trinkete. Todo ello hizo posible un gran día de monte. Enhorabuena a todos.
Para quien no conociese otra subida a la Higa que la convencional por la cara visible desde la cuenca de Pamplona, descubrir gracias a esta marcha la fuerte subida por su vertiente Sur, entre bojes y con el auxilio de la cadena en la parte superior, fue una auténtica gozada, un acto de reconciliación con ese cono herido por la pista y por el complejo de radiotelevisión. Tras una larga bajada se ascendía a la sierra de Alaitz propiamente dicha, donde la extraordinaria vegetación protegía del sol en la sucesión de pequeñas cotas. Tras bajar al pueblo de Unzué, quedaba ascender a la bella peña del mismo nombre venciendo su pequeña chimenea, y bajar después a Etxague, punto de partida y de llegada.
A partir de ahí, todo era mucho más sencillo. Registrarse en el control de llegada, recibir el diploma acredidativo y otros obsequios, y refrescarse. Había gente de todas las zonas de Navarra y muchos también de otras provincias, en su gran mayoría guipuzcoanos.
El tiempo total estaba previsto entre 7 y 10’5 horas . Pero para las doce y media, es decir en poco más de cinco horas y media, ya había llegado el primero. Y es que aunque estas marchas no son competitivas, el nivel es cada vez más elevado, y algunos se lo toman como entrenamiento para las carreras de montaña. Inevitable.
La señalización de la marcha, muy profusa en el inicio, resultó algo irregular e insuficiente en algunos lugares comprometidos, como en el descenso de Elomendi, donde se produjeron despistes. Por lo demás, la organización fue excelente. Los avituallamientos más que sobrados por su calidad, cantidad y variedad, y un gran trabajo de todos los voluntarios que movilizó Trinkete. Todo ello hizo posible un gran día de monte. Enhorabuena a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario