miércoles, 14 de julio de 2010

LAS MULTINACIONALES HOTELERAS ACUMULAN DENUNCIAS POR EXPLOTACIÓN LABORAL Y AMBIENTAL

De entre las 70 transnacionales hoteleras más grandes del mundo, ocho son de capital español y de ellas, cinco, Sol Meliá, Barceló, Riu, Iberostar, y Fiesta, son originarias de Baleares. Esas compañías hosteleras pertenecen a familias de la burguesía isleña que estrecharon lazos e incluso financiaron el franquismo.

A la sombra del régimen se expandieron en los años ‘60 y ‘70, con el apoyo de empresarios alemanes e ingleses. Pero con la llegada de la democracia, las reglas del juego ya no les beneficiaron y en los ‘80 se trasladaron para ‘hacer las Américas’ a los lugares más paradisíacos de Latinoamérica, sobre todo al Caribe, y llegaron también a países mediterráneos e, incluso, a la Indonesia del dictador Suharto.

Joan Buades, impulsor de la ecotasa en Baleares, profesor y ex diputado por Los Verdes, pertenece al Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST), de la Universitat de les Illes Balears. Buades ha estudiado los efectos del turismo y cómo se mueven estas multinacionales de sol y playa. Denuncia que la riqueza no revierte en las comunidades donde se instalan las cadenas hoteleras, que estos empresarios buscan leyes laborales laxas, se apropian del agua y el suelo, y cuando han agotado los recursos naturales buscan nuevos destinos.

Un ejemplo de esas prácticas es la cadena Riu Hoteles, creada en Mallorca en 1953 por la familia Güell, que colaboró con la dictadura. Riu Hoteles ocupa hoy el puesto 27 en el ránking mundial y su máxima accionista es Carmen Riu Güell, (con una fortuna superior a 500 millones de euros) junto al grupo alemán TUI.

La cadena ha construido 109 hoteles en 18 países. Riu arrastra varias denuncias por sus malas prácticas ambientales y laborales. Entre otras, por la construcción de un hotel en la playa de Matapalo, en Guanacaste, Costa Rica, en el que 200 trabajadores nicaragüenses enfermaron por las condiciones extremas a las que estaban sometidos y uno de ellos murió. El complejo de Matapalo, de 700 habitaciones, es uno de los más grandes de Costa Rica, e incluye además piscinas y campo de golf.

El hotel cuenta con una lista de reclamaciones por falta de permisos de construcción, destrucción de bosque tropical seco y por prohibir a la población caminar por la playa, además de varias denuncias por el permiso que el ministro de Medio Ambiente concedió a la multinacional para extraer agua de tres pozos a pesar del informe en contra de los expertos.

Otro grupo nacido en Mallorca al calor de la dictadura es Iberostar, fundado por la familia Fluxá, vinculada con Juan March, propietario de la Banca March y el Banco de Crédito Balear y principal sostén económico del golpe de Estado de Franco. Los Fluxá son propietarios de más de 36.000 habitaciones en cien hoteles de 16 países.

Según Buades, “las multinacionales hoteleras son indiferentes al carácter democrático o no de los países donde se instalan. Sólo exigen que los gobiernos no se metan y les garanticen paz social”. También señala que habría que exigir transparencia financiera. Según este investigador, el grupo Barceló y Sol Meliá, son un ejemplo de que “las transnacionales del turismo y las redes de capital especulativo están conectadas a la economía criminal global”.

El grupo Sol Meliá (Hoteles Meliá Sol, Tryp y Paradisus Resorts), primera hotelera del Estado español, la número 15 en el ranking mundial, colabora con más de 20 entidades en paraísos fiscales, como las Islas Caimán, Jersey o Panamá, entre otras. La multinacional posee más de 300 hoteles en 27 países. Su presidente, Gabriel Escarrer Juliá, carga con denuncias como la de la activista Nancy de Rosa, de Save-Akumal, que encabezó la lucha contra Sol Meliá por la destrucción de manglares y por el intento de construcción de un megahotel al sur de Cancún, en Quintana Roo, en la zona de Xcacel-Xcacelito conocida como el refugio de la tortuga marina. Sol Meliá acumula también reclamaciones por la violación de derechos laborales en el Meliá Yakarta, Indonesia, por vigilar y despedir a sindicalistas. Sobre la trayectoria del grupo Barceló, el investigador Joan Buades ha publicado Do not disturb Barceló, en el que señala que ésta también es una cadena hotelera que se benefició del régimen de Franco. Nacida en Mallorca en los ‘30, “cuando llega la democracia se marcha a Canarias porque allí tiene un régimen fiscal especial, y después se instala en la República Dominicana, México y otros países donde buscan un ángel protector estatal, como el que tenían con el Franquismo”, cuenta Buades.

El grupo Barceló participa de lobbies especulativos como Farallón (relacionado con Halliburton, de Dick Cheney, ex vicepresidente de EE UU, que se benefició de la guerra de Iraq) y el banco Santander, que tiene varias “guaridas en paraísos fiscales”, según Buades. Este investigador también señala que el Estado español, a través del Instituto de Comercio Exterior y otros acuerdos bilaterales con Estados como la República Dominicana y México ha promovido esta nueva forma de colonización.

De los convenios en República Dominicana, entre otros, se ha beneficiado la quinta multinacional hotelera surgida en Baleares en los ‘60, Fiesta Hoteles, propiedad del ex ministro de Aznar Abel Matutes, que cuenta con 50 hoteles y una fortuna que supera los 550 millones de euros. Alcalde franquista en Ibiza. Los Matutes son terratenientes, navieros, banqueros (Banca Matutes), constructores y hoteleros. Ahora, los escándalos por corrupción, prevaricación y tráfico de influencias rodean a esta familia. La ex consejera Estela Matutes, ha sido acusada de llevar a cabo expropiaciones de las que se benefició. Asimismo, a los Matutes se les vincula con los escándalos de corrupción de Jaume Matas.

Diagonal

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