Con tres meses de retraso sobre lo previsto, ayer se inauguró el centro sociocultural de Murillo el Fruto, una polémica obra que, de hecho, está todavía en los tribunales. La consejera de Administración Local, Amelia Salanueva, y el alcalde de Murillo el Fruto, Javier Gárriz (UPN), presidieron el acto, que no pudo llevarse a cabo el 21 de octubre, fiesta de Santa Úrsula, por la celebración ese día de un debate parlamentario que impidió la presencia de las autoridades.
La adecuación de este local de 400 m2 que inicialmente albergaba el almacén de la Cooperativa San Isidro, ha supuesto una inversión de 345.000 euros y se ha llevado a cabo con fondos del Gobierno de Navarra y del Plan E.
La oposición municipal, compuesta por los tres ediles de la Agrupación Independiente de Murillo (AIM), Kerman Mirena Lasquibar, José Javier Murillo Fadrique y Felicio Murillo Hualde, denunció públicamente no haber sido invitados al acto y se reafirmó "en todas las denuncias hechas hasta ahora. Hay que recordar que sigue pendiente la resolución del TAN y pensamos que cuando salga la sentencia el alcalde tendrá que devolver, por segunda vez, todo el dinero".
La polémica historia de esta dotación se remonta a 2006, cuando el Ayuntamiento compró el centro parroquial para convertirlo en centro cívico. Más tarde, en 2009, el grupo de UPN, mayoritario en la corporación, decidió que el centro se ubicase en una nave propiedad de la Cooperativa San Isidro que tenía arrendada y cuyo contrato vencía en 2009. Antes de esa fecha, el Ayuntamiento lo compró, pero la oposición recurrió el contrato de compraventa al TAN, que falló a su favor en 2010 declarándolo contrario a derecho, por lo que la cooperativa tuvo que devolver el dinero. El pasado octubre UPN volvió a aprobar la compra del almacén, que ha vuelto a ser recurrida.
Tras la polémica suscitada, el alcalde, Javier Gárriz, argumenta que "la compra de este centro era necesaria sobre todo por los 800 m2 de almacén que tiene. No disponíamos de ningún almacén para uso municipal. Aquí guardamos desde maquinaria hasta luces de Navidad, pasando por las maderas de los encierros, etc. Es el lugar donde organizamos las comidas de jubilados, fiestas y conciertos, y desde que el centro está operativo nos ahorramos 6.000 euros al año porque no tenemos que montar la carpa". Gárriz señaló que "antes de realizar esta compra el Ayuntamiento no tenía nada y si hubiéramos gastado el dinero en el centro parroquial, como dice la oposición, el Consistorio no hubiese hecho patrimonio".
Diario de Noticias
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