lunes, 7 de diciembre de 2015

TRAS LAS HUELLAS DEL EUSKERA, DE BERA A VIANA

Dice que no ha podido aprender euskera, pero ama la lengua que se habló en su pueblo hasta no hace tanto tiempo. “Si en Artajona eran bilingües en el siglo XVI pero a finales del XIX aún hablaban euskera quiere decir que lo hacían por apego a lo propio; por eso quiero aportar todo lo que pueda a la historia del euskera”, señala. Muchos años de investigación en los archivos han dado como resultado once libros, diez de ellos relacionados de alguna manera con la presencia de la lengua vasca en Navarra, sobre todo en la Zona Media.
La afición de Maiora a escudriñar archivos se inició cuando empezó a realizar el árbol genealógico de su familia en Artajona. “Empecé a revisar los libros parroquiales y me sorprendió la cantidad de apodos en euskera que salían”. De allí pasó al Archivo Municipal y después al General. Pronto surgieron los dos primeros trabajos sobre Artajona, después se metió con la Valdorba, Pueyo y Barásoain, Tafalla y nuevos estudios sobre Artajona. Editó su primer libro en 2004 y, con el paréntesis de 2005, ha publicado un trabajo cada año.
Acude todos los días que puede a los archivos. Allí pasa las mañanas consultando viejos procesos y protocolos en busca de referencias al euskera. “Voy recopilando datos y por mayo o junio clarifico las ideas y decido lo que voy a publicar”, afirma. Él mismo edita sus libros y los distribuye.
Su última obra, Léxico autóctono histórico de Navarra, es una recopilación de palabras vascas, desde Bera hasta Viana, que ha encontrado en los archivos. Con cada una de ellas recoge el texto donde aparece citada, el año y la localidad, en ocasiones aderezadas con curiosidades relacionadas con un término o un pueblo. El resultado es sorprendente porque le permite asegurar que hay localidades donde el euskera se conservó más tiempo de lo que marca el famoso mapa de Bonaparte. Y cita Cirauqui, Mañeru, Puente la Reina/Gares, Barbatáin, Labeaga, El Busto, Viana, Ollogoyen, Dicastillo, Oteiza, Etayo, Zufía, Obanos, Izu, Murugarren, Mendigorría, Murieta, Ganuza, Artazu y otras. Incluso se atreve a decir que en la zona de Artajona-Puente la Reina había gente que hablaba euskera en el siglo XX.
Su intención es dejar constancia de los datos que él encuentra y que, sumados a los que puedan aportar otros investigadores, sirvan para confeccionar algún día un mapa histórico del euskera en Navarra. Mientras tanto, continúa con sus investigaciones y ya tiene en mente un próximo trabajo. Su reto es ampliar la investigación a la Ribera, “a ver qué sale”.

COLABORADORES Fernando Maiora no quiere olvidar a los colaboradores de su último libro. Han sido: Rafael Carasatorre (Etxarri Aranatz), José Luis Turrillas (Barásoain-Orba), Juan Alemán (Etxaleku-Imotz), José Ignacio Orozco (Artajona), José Javier Urdíroz (Artajona) familia Zabaleta Jurío (Artajona), Jesús Aldaba (Izcue), Jonás Errazkin (Etxarri Aranatz), Carlos Cámara (Huarte Pamplona), Juan José Ojer (Unzué-Orba), Gerardo Ripa (Pamplona), Francisco Iriarte (Uscarrés-Salazar), Francisco Garayoa (Olleta-Orba), Javier Itulain (Zuazu-Izagaondoa), Francisco Urricelqui (Añorbe-Ilzarbe), José Antonio Sola (Murugarren-Yerri), Jesús Rípodas (Mutilva-Aranguren), María Victoria Labiano (Orísoain-Orba), Félix Salaburu (Arizkun-Baztan), Joaquín Azparren (Añorbe-Ilzarbe), Josu Zabalza (Iracheta-Orba), Gema Flamarique (Mendívil-Orba) y Magdalena Beorlegui (Sabaiza).
Del Léxico autóctono histórico de Navarra ha editado mil ejemplares, que se venden en Tafalla, Olite, Pamplona y Puente la Reina/Gares.

Diario de Noticias

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