miércoles, 23 de diciembre de 2015

CRUDO INVIERNO PARA SÁNCHEZ

Pedro Sánchez se hace el longuis y luce risueño porque ha doblegado a un par de encuestas y continúa siendo el líder de la segunda fuerza. Pero, pese a su sonrisa de adonis, se sabe el rector socialista que ha conducido a su partido a otro nuevo suelo electoral de 90 escaños y 5,5 millones de votos, menos de la mitad que el otrora gran PSOE. Tal tormento interior por el extravío respecto a 2011 de 20 diputados y 1,5 millones de sufragios halla justa correspondencia en su rechazo a todos los escenarios que tiene ante sí porque los cuatro se antojan diabólicos para la sigla y en particular para él mismo. Comenzando por la gran coalición a la alemana que propugnan el Ibex y la Comisión Europea para investir presidente al indecente Rajoy, según la terminología del propio Sánchez. Un pacto que acabaría por desfigurar del todo al PSOE para solaz de Podemos, un estrago que también le sobrevendría al socialismo español con una abstención compartida con Ciudadanos que igualmente perpetuaría al PP en la Moncloa. Como Sánchez tampoco atisba la tercera posibilidad siquiera teórica, un acuerdo de gobierno con Podemos y el soberanismo que debiera contemplar el derecho a decidir sobre el marco territorial, todo aboca a la repetición de los comicios. Una ratonera para el PSOE, pues las nuevas elecciones se configurarían bajo la dualidad PP/Podemos y el partido no tiene capacidad de recuperación inmediata al hallarse bajo mínimos en los graneros de Madrid y Catalunya, además de un suicidio político para Sánchez, más que nunca en manos de una federación andaluza a la que pertenecen uno de cada cuatro diputados del grupo socialista. Ante todo lo antedicho, y desde la premisa de que resulta un imposible categórico que el PSOE gane a medio plazo las elecciones por la fragmentación del centro-izquierda -e incluso frente a un PP tiznado de corrupción-, los herederos del Pablo Iglesias original están obligados a reinventarse. A partir de la doble constatación de la pérdida sostenida del voto más urbanita y del envejecimiento de su clásico electorado rural, a lo que agregar una tasa de reposición ínfima entre la juventud. Crudo y largo invierno el que aguarda a Sánchez y a todos su conmilitones.
Víctor Goñi, en Diario de Noticias

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