miércoles, 4 de febrero de 2009

FRANCO YA NO ES ALCALDE DE HUESCA


Por fín, desde ayer Franco ya no es alcalde de mi ciudad. Ni es hijo adoptivo ni está en posesión del único escudo de la ciudad concedido ni es alcalde honorario a perpetuidad. Todos ellos títulos otorgados durante su dictadura.

No pondré en duda que llevar a cabo la transición de una dictadura a una democracia, por descafeinada y formal que esta sea, resulta tarea complicada pero no es menos cierto que, en la busqueda de los consensos, en el pasado se quedaron en la gatera demasiados pelos de quienes siendo sufridores de aquella vieron como la impunidad vestía a quienes habían sido sus auténticos y bárbaros protagonistas.
Es muy lamantable que hayan tenido que pasar 35 años desde la muerte del dictador para que le retiremos todo aquel cúmulo de honores con los que fue adornado por quienes en aquellas fechas eran los prohombres de la ciudad. Y no es precisamente para echar las campanas al vuelo que haya tenido que pasar más de un año para hacer efectivo algo que ya entonces resultó evidente pero genero cierto pánico entre los mandatarios socialistas municipales que descafeinaron la propuesta presentada por CHA mediante un acuerdo con el PP.

Presiento, o más bien constato, que va a ser largo y penoso el camino a recorrer para que muchas víctimas inocentes del franquismo sean reconocidas públicamente, pero no tengo la menor duda de que si queremos dar por cerrado el tránsito hacia una democracia verdadera este es un final inexorable, porque nunca un pueblo decente puede cimentar su presente sobre la injusticia del pasado. Tan inexorable como debe ser el destino de quines fueron protagonistas de aquel régimen infame que no es otro que el del trastero de la historia. Por eso creo que todavía nos queda retirar muchos vestigios que rotulan nuestras calles y mantienen viva la gloria pasada de algunos de ellos. La segunda parte de esta historia que ayer cerramos debe ser quitarlos de lugares que desde luego hoy no se merecen.

Por todo lo apuntado es necesario seguir empujando y no reblar, hay demasiados miedos y complejos que todavía oponen resistencia a estos cambios (por si alguien duda que mire que pasó hace unos días en Calatayud) pero cada día que pasa sin tomar decisiones como la adoptada ayer retardamos un día la dignificación de nuetro sistema de gobierno público.

En todo caso hoy me felicito y felicito a la ciudad de Huesca por este paso simbólicamente muy importante.

Fuente: blog de Miguel Solana

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