El seísmo político que desencadenó la multitudinaria manifestación del pasado Onze de Setembre
en Barcelona se ha extendido al escenario electoral, con unos réditos
muy visibles para casi todas las formaciones que apoyaron la protesta y
unos efectos devastadores para algunos de los partidos que, como el PSC,
se mantuvieron al margen o se opusieron. La formación política que
mejor capitaliza electoralmente la aceleración soberanista es CiU,
que en un contexto de crisis y recortes que viene castigando a todos
los partidos en el poder, mejora en casi cinco puntos su apoyo electoral
y se sitúa a un paso de la mayoría absoluta en el Parlament de
Catalunya. Esta es una de las principales conclusiones de un sondeo de Feedback para La Vanguardia, realizado entre los días 21 y 27 de septiembre y que coincidió con el anuncio de la convocatoria anticipada de elecciones por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
De hecho, la principal conclusión de la encuesta abarca al conjunto del mapa político catalán, donde en paralelo al avance de CiU (que suma hasta cinco escaños), de Esquerra (que conseguiría tres más) y de Iniciativa (que obtendría dos más), se registra una nueva caída del PSC, que se hunde hasta magnitudes inéditas (y cedería siete escaños). A ello habría que añadir un retroceso del Partido Popular,
cuyas pérdidas oscilarían entre dos y tres diputados. Fuera del bloque
soberanista, el único partido que mantiene sus apoyos es Ciutadans, que
incluso podría sumar un escaño más a los tres actuales.
El
Parlament resultante de estos pronósticos entregaría hasta 67 escaños a
CiU, que junto a los 13 de Esquerra, los doce de ICV y los tres de
Solidaritat, brindaría un total de 95 escaños a los partidos del bloque
soberanista, nueve más que ahora y, en todo caso, una mayoría más que
suficiente para aprobar una reforma estatutaria, que exige el voto de al
menos dos tercios de la Cámara catalana (90 diputados).
Por el
contrario, las formaciones que no apoyaron esta semana en el Parlament
la celebración de una consulta soberanista experimentan un visible
retroceso que en el caso del socialismo catalán adquiere dimensiones de
derrumbe. Con una caída de casi tres puntos en porcentaje de voto -que
se suma a los ocho que ya cedió entre el 2006 y el 2010-, el PSC
obtendría ahora 21 diputados, lo que supone la mitad de los que llegó a
reunir en sus mejores registros en solitario (los 42 de las autonómicas
de 1988 o del 2003). De ese modo, en apenas seis años los socialistas
catalanes habrían perdido 11 puntos de cuota de voto y 16 escaños.
Por
su parte, el PP catalán experimentaría un leve retroceso, aunque
suficiente para volver a descender a los niveles de hace una década y
obtener 15 escaños, frente a los 18 actuales. Eso sí, la convulsión
electoral sería aún más profunda en el escenario de unas eventuales
elecciones generales, tal y como se aprecia en la segunda entrega del
sondeo, que aparece mañana.
En cualquier caso, la encuesta de
Feedback ofrece un conjunto de indicadores coherentes con las
expectativas que dibuja. Y en este sentido, el avance de Convergència i
Unió se sostiene no sólo sobre la fidelidad de sus votantes sino también
sobre su renovada capacidad de atrapar electores de otros partidos, en
una evocación del famoso pal de paller en que Jordi Pujol convirtió a la
coalición nacionalista. En concreto, las mayores transferencias en
favor de CiU proceden del PSC y rondarían los 80.000 electores.
Eso
sí, en la fortaleza de CiU interviene decisivamente la valoración de su
actual líder, Artur Mas. El presidente de la Generalitat no es sólo el
político catalán que obtiene la puntuación más alta (y de los pocos que
aprueba, junto a Oriol Junqueras y Alfons López Tena), sino el que, a
juicio de la mayoría, mejor defiende los intereses de los ciudadanos de
Catalunya. Nada menos que el 44,7% de los consultados atribuye a Mas esa
cualidad, lo que sitúa al líder nacionalista a una distancia sideral de
sus rivales. Tan sólo un 5% cree que Oriol Junqueras (ERC) es el que
mejor defiende los intereses de los catalanes, y esa cifra desciende al
4% en el caso de Joan Herrera (ICV), al 2,4% en el de Alicia
Sánchez-Camacho (PP) y al 1,7% en el del socialista Pere Navarro.
No
en vano, uno de cada cinco votantes del PSC, uno de cada tres del PP y
más de la mitad de los de Esquerra coinciden en señalar a Mas como el
líder que mejor defiende los intereses de Catalunya. Incluso un 30% de
los votantes de Iniciativa concede al president esa cualidad. Y estas
apreciaciones se ven avaladas por la evolución reciente de la imagen del
president. Así, casi un 43% de los consultados admite que su opinión
sobre Artur Mas ha mejorado en las dos últimas semanas, frente a sólo un
21,4% que dice que ha empeorado (mientras un 35,8% mantiene idéntica
valoración del president). Esas magnitudes confirman que Mas ha sabido
sintonizar con la opinión pública tras la eclosión soberanista del Onze
de Setembre, aunque con alguna salvedad. Su imagen ha empeorado entre la
mitad de los votantes del PSC y entre una tasa aún mayor de electores
populares. De hecho, CiU sólo perdería votos en favor del Partido
Popular, pero en una magnitud pequeña frente a los que ganaría
procedentes de otras formaciones. En realidad, la atmósfera soberanista
ha impulsado la valoración de los líderes de ese signo, ya que son los
únicos que aprueban.
Finalmente, el sondeo anticipa ya un ligero
incremento de la participación en las próximas elecciones autonómicas
(que llegaría al 61% del censo), cuando faltan aún casi dos meses para
su celebración. Eso sí, sólo un 28% de los consultados cree que los
próximos comicios servirán para saber "cuántos catalanes quieren la
independencia".