La ultraderecha española, representada en el partido de Santiago Abascal, Vox, dio en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre un golpe sobre el tablero político. No solo obtuvo un resultado insospechado con sus doce escaños y 10,83% de votos, sino que su concurso resulta fundamental para que PP y Ciudadanos puedan sumar de cara a desalojar al PSOE de la Junta de Andalucía tras permanecer cerca de 40 años en el poder. La formación extremista, que acumulaba media docena de fracasos electorales, se ha marcado ahora las próximas citas con las urnas para demostrar que su repentino éxito no es flor de un día sino que ha llegado para quedarse. Comenzando con las municipales, forales, autonómicas y europeas del próximo 26 de mayo, también en Euskadi, que afrontará el desafío de Vox en un contexto a priori muy diferente del que marcó el 2-D.
El director del Euskobarómetro, Francisco Llera, apunta una primera dificultad para Vox. “Es un partido sin estructura, sedes, personal conocido o presencia cotidiana”, asegura, y muy basado en su actividad en “las redes sociales”. “Salvo que nos sorprenda, no le veo a Vox con una capacidad de organización suficiente para presentar en tan pocos meses candidatos en la mayor parte de los municipios del territorio”.
Otros dos expertos en estudios demoscópicos coinciden en señalar esta teórica falta de infraestructura. “No sé qué va a hacer con las ciudades pero no se va a poder presentar a los diferentes municipios vascos, todavía no tiene suficiente presencia y organización para apostar por unas municipales”, opina la directora del Deustobarómetro, María Silvestre. El director de Investigaciones de Gizaker, Jon Urresti, pone en duda que “sean capaces de llegar a un 3% para poder tener algún juntero, en Gasteiz podrían acercarse pero no será fácil”.
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“Mucho más difícil” será que aspire a alcanzar un 5% de representación para arañar concejalías, asevera Urresti. “Para las europeas sacarán votos, pero será una de las zonas, por no decir la zona del Estado donde menos votos obtenga”, añade. Prosigue con esta estimación porcentual y admite que “va a haber voto a Vox en Euskadi pero en ningún caso va a ser masivo y es muy difícil que pase del 2-3%. En Navarra puede sacar un poco más por su sociología, sobre todo en la zona sur. Porcentualmente seremos de los territorios del Estado donde peores resultados saque”, zanja.
Además de la infraestructura, el ideario de Vox también supondrá una dificultad añadida de cara a su implantación en Euskadi en las múltiples citas electorales de mayo -con permiso del presidente español, Pedro Sánchez, que por ahora apuesta por agotar la legislatura-. María Silvestre apunta al “modelo de Estado que defiende” la formación ultra, que “cuestiona el modelo autonómico y, por supuesto, el modelo de los fueros”. Se trata, añade, de “la razón por la que Ciudadanos no ha tenido mucho apoyo electoral en Euskadi y no ha sustituido al PP, porque ha cuestionado el Concierto, el Cupo y demás”.
Jon Urresti apostilla que “en Euskadi sí hay nacionalistas españoles, que hoy en día están en la órbita del PP, pero nunca han tenido mucha fuerza porque están muy cómodos con el Estatuto y con el Concierto Económico, aspectos que Vox quiere tumbar”. Llera realiza por su parte una comparación con “cuáles han sido los apoyos electorales de UPyD y Ciudadanos”. Respecto al partido que lideró Rosa Díez dice que “ha sido muy residual pero en su momento pudo ser determinante en la formación de mayorías y no lo fue por un escaño”.
En cuanto a la formación presidida a nivel estatal por Albert Rivera, el máximo responsable del Euskobarómetro pone de manifiesto que “tampoco está teniendo una gran implantación o apoyo en Euskadi, por lo que lo más probable es que Vox camine por los mismos derroteros”. “Con esto no quiero identificar a UPyD y a C’s con Vox”, aclara, “digo que opciones residuales en el País Vasco tienen mucho menor margen de apoyo por las características del electorado vasco”.
Fuentes de la Ejecutiva del PNV, uno de los partidos más preocupados por el auge de Vox, apuntaron cuatro claves que explican su buen resultado en Andalucía y que tienen una difícil traslación al escenario vasco. Se trata de la inmigración, que en Euskadi no concita un rechazo tan grande y que en localidades como El Ejido auparon a Vox a la primera posición;el nivel socioeconómico, con el elevado índice de paro en Andalucía y el rechazo que ello conlleva;el procés, que frente al sentimiento de solidaridad que despierta en la CAV ha reactivado el españolismo en el sur;y la corrupción institucionalizada del caso ERE.
Pese a que Silvestre recuerda que el tema de la inmigración también estuvo presente “hace unos años con Javier Maroto y la RGI, lo que provocó una contestación social muy fuerte en Álava y Vitoria”, Urresti considera que “aquí no tenemos una sensación en contra del inmigrante, no existe ese ambiente que hay en otras zonas de España, ni mucho menos”. La directora del Deustobarómetro coincide, eso sí, en que “nosotros tenemos un 9% de inmigración, no somos Andalucía ni tenemos pueblos como El Ejido con un 32%, con lo que el discurso más xenófobo tiene menos donde apoyarse y ser aceptado”.
Según Paco Llera, “en el País Vasco hay escándalos y juicios por corrupción pero no tenemos esa presencia en el tejido político tan potente como en Catalunya, Andalucía, Madrid o Valencia. Luego, el impacto de la crisis en el País Vasco no es tan potente, basta con ver las tasas de desempleo, y los sectores económicos son distintos”. Concluye por ello que, en el caso vasco, “hay elementos que no facilitarían un voto residual por desencanto, frustración o marginación de una parte del electorado”, como sí ocurrió en los comicios del pasado día 2.
Silvestre zanja que “entre que el PP aquí es minoritario, que no tenemos un porcentaje importante de inmigración y que la unidad de España tampoco moviliza mucho voto, quiero pensar que Vox no va a tener una presencia tan grande como en Andalucía”. Ya hay sondeos electorales que apuntan en esta dirección, como el que EITB Focus difundió el pasado domingo, que otorgaba a Vox un pírrico 0,2% de apoyos de cara a las elecciones forales en la CAV, muy lejos por tanto de obtener representación institucional.
Hasta su despegue en las elecciones andaluzas, Vox había logrado su mejor resultado en las europeas del 25 de mayo de 2014, donde amarró 244.929 votos, un 1,56%, y se quedó a un suspiro de acceder a Bruselas. Los tres analistas consultados coinciden en que, del conjunto de convocatorias de mayo, las europeas son las más propicias para los de Abascal, por ser “de circunscripción única, un voto una persona”. “Hemos comprobado que formaciones sin ninguna implantación obtienen un buen bocado porque participa mucha menos gente, sobre todo de los grandes partidos, en comparación con la movilización de las pequeñas opciones”, según Llera.
Advierte, eso sí, de que al coincidir con otras citas electorales, “es muy probable que la papeleta europea replique a las otras papeletas”, lo que derivará en una “contaminación” por la que “las expectativas de los pequeños no serán tan buenas”. Al contrario que Llera, María Silvestre no cree que esta irrupción de Vox se enmarque en el auge de los partidos de ultraderecha en Europa, ya que “la extrema derecha en España no desapareció, estaba votando al PP. Solo hay que escuchar a Aznar, que se siente muy cómodo con algunas partes del discurso de Abascal, más que Rajoy, por ejemplo”.
A nivel territorial, Jon Urresti considera que “el mercado de Vox puede estar en La Rioja alavesa, algo en Vitoria, algo en Iruñea y algo en la Margen Derecha, pero no tiene una sociología clara dentro de la CAV y Nafarroa”. Como punto fuerte de esta formación respecto a C’s, María Silvestre destaca que “radicaliza el discurso de la derecha, lo hace mucho más directo, llano y sin fisuras, lo que es un foco de atracción potente sobre todo para el votante con una opinión parecida”. Llera concluye que “si Vox tuviese alguna opción, no me cabe ninguna duda de que estaría en Álava, no olvidemos que es el origen de su líder”.
Antes de las elecciones andaluzas del 2-D, Vox cosechó sus mejores resultados en las europeas del 25 de mayo de 2014, pocos meses después de su fundación. En aquella cita, que supuso la irrupción de Podemos y Ciudadanos, la formación de Santiago Abascal logró el apoyo de 244.929 votantes, el 1,5%. Se quedó a un paso de llegar a Bruselas ya que fue el partido más votado de los que no lograron escaño.
El porcentaje bajó notablemente en las dos elecciones generales de diciembre de 2015 y junio de 2016. En las primeras tuvo el respaldo de 57.753 personas, es decir el 0,23%, mientras que en las segundas todavía descendió más, hasta el 0,20% con 46.781 votos.
Vox también se ha enfrentado a unas municipales y autonómicas en 2015. En las primeras logró 63.345 votos, que se tradujeron en 22 ediles y dos pequeñas alcaldías en Burgos y Valladolid. En las autonómicas, con algo más de 75.000 votos, no logró ningún representante.
Carlos C. Borra (en Grupo Noticias)