Muchos de esos empresarios hablan un idioma de caucho fuerte o un “refinado” francés; de Colombia conocen las islas privatizadas, y los salones blindados de la embajada estadounidense en los que se reúnen con la cúpula sicarial del gobierno de ese país, para planificar la “viabilización de los negocios”.
Ese 22 de abril, mientras la mirada espantada del sindicalista, del humano Diego Fernando, comprendía que le castigaban la ternura -en un país en que la ternura es castigada-… el sicario huía por las calles de Medellín, cobijado por la impunidad que le brinda el estado que más sindicalistas asesina en el mundo… Ese mismo día quedó regada la sangre de Diego Fernando, delante de su casa, quedaron regados sus sueños y sus justas reivindicaciones en el grito de dolor de sus familiares…
¿Y en nosotr@s? ¿Están esos sueños y esa reivindicación en nosotr@s? ¿Gritaremos su vida y su muerte para que ardan los oídos del banquero? Yo recuerdo que en ese mismo instante en el que cegaron su vida caminaba sobre la preocupación y la angustia que nos causa que Colombia sea olvidada y silenciada… caminaba preguntándome cómo hacer para que el mundo mirara realmente al pueblo colombiano: sin falsimedias y sin desviar rápidamente la mirada…
“Asesinado en Colombia, el 22 de abril, Diego Fernando Escobar Múnera, sindicalista y juez…” una frase que esconde tanto dolor, es una vida cegada, es un humano solidario asesinado, es una familia destrozada, es un pueblo despojado de quienes piensan y sienten, de quienes reivindican la vida y la justicia social… es un genocidio… y es un genocidio silenciado.
Ya basta de solo contar numeralmente las víctimas; es que en Colombia el Terror estatal asesina con tanta frecuencia que apenas hemos terminado de deletrear el nombre de un asesinado, es asesinado otro; y entonces apenas alcanzamos a recordar la vida del recién asesinado… porque llega la noticia de otro, de otra asesinada, o la noticia de una masacre…
Así nos encontramos aplastados por el horror desde hace años, podría decirse que desde los años ochenta (época en que la arremetida contra la reivindicación popular se intensificó con relación incluso a lo terrible que ya era…). El estado no nos deja vivir, no nos deja sentir, no nos deja dormir, es una tortura en vida: y eso es exactamente lo que busca el estado colombiano, que nos asfixiemos, enterrados bajo notas mortuorias, y que no tengamos un respiro para recordar la vida de los que fueron asesinados… y es lo más importante: recordar el por qué fueron asesinados.
Porque de eso se trata: Es un verdadero genocidio político. El estado asesina a todo aquel que reivindica por lo que es socialmente y humanamente justo… El estado y su herramienta paramilitar asesinan a todo aquel que reclama los necesarios derechos económicos, laborales, sociales, ecológicos… asesina a todo aquel que evidencia la necesidad de cambios estructurales… por ello Colombia es el país más peligroso del mundo para ejercer un verdadero sindicalismo reivindicativo (1).
El 64% de la población de Colombia vive en la pobreza e indigencia. La concentración de la riqueza es escandalosa en Colombia, es el onceavo país con más desigualdad social del mundo (ocupa el puesto número 11 de coeficiente GINI de desigualdad), y es el país más desigual del continente americano. Las cifras de los niños víctimas de la pobreza en Colombia son lacerantes: 45% de ellos son pobres y 17% se encuentran en la indigencia… Un solo banquero, Sarmiento Angulo, controla el 42% del crédito Nacional y acaba de declarar ganancias en el último bimestre de 2009 por 1.250 millones de dólares.
Para rematar a los que protesten contra esta guerra económica, el Estado colombiano ha desaparecido a 200.000 personas a través de sus aparatos asumidos (policías, militares), y de su Herramienta paramilitar. El estado practica montajes jurídicos con los que mantiene encarcelados a 7.500 presos y presas políticas (2).
Las masacres han sido usadas por el Estado para paralizar la reivindicación social, y para lograr el desplazamiento masivo de poblaciones: es de esta forma que ha desplazado a más de 4,5 millones de personas de sus tierras(3), que han abandonado más de 10 millones de hectáreas de tierras (4). Las tierras son, tras los bombardeos y masacres, entregadas vacías de sus habitantes a la codicia de las multinacionales y terratenientes, que son co-financiadores del paramilitarismo.
El Genocidio contra el pueblo colombiano sigue: el mundo debe hacer algo. La situación es dramática, se necesita solidaridad en masa con el pueblo colombiano. Escribo esta nota rápida tras el asesinato de Diego Fernando Escobar Múnera, este 22 de abril, hacía las 7:35 a.m… Diego Fernando se desempeñaba como Juez Octavo Penal del Circuito de Medellín, y siempre se distinguió por su transparencia, honestidad, y entrega a la causa de la justicia (5). Colombia es el país del mundo más peligroso para ejercer el sindicalismo.
Este no es un asesinato a un sindicalista que debe ser tratado como: “¿ah?, ¿En Colombia? ¿un sindicalista asesinado? Es uno más…”… NO: esto es inadmisible, repugnante, dramático… nunca puede ser “uno más” es urgente actuar en solidaridad. No más silencio ni tergiversación acerca de este genocidio olvidado y mentido. No más Terrorismo de Estado que está acabando con el pueblo colombiano.
En Colombia el terrorismo de Estado ha desaparecido ya a 200.000 personas según las últimas cifras compiladas y según lo denunció últimamente Piedad Córdoba (6); en Colombia la estrategia paramilitar del estado, y las mismas fuerzas policiales y militares, han sembrado de fosas comunes el país… En Colombia fue hallada en diciembre 2009 la mayor fosa común del continente americano (7), está en la Macarena, departamento del Meta. Una fosa descomunal con 2000 cadáveres: desde 2005 el ejército, desplegado en la zona ha estado enterrado allí a los miles de “desaparecidos”.
La descomunal fosa fue descubierta por las filtraciones putrefactas a la aguas de beber, y gracias a la insistencia de los familiares de desaparecidos. La fuerza “Omega” pretendió en un inicio hacer creer a Colombia y al mundo que los cadáveres eran de “guerrilleros dados de baja en combate”…enterrados NN en una zona controlada por el ejército… (Como si eso le restara horror a la abominable práctica de desaparecer los cadáveres de seres humanos en fosas comunes…).
Pero los familiares de desaparecidos han hecho oír sus voces, y a la luz de las miles de desapariciones reportadas por los familiares, aparece que los 2000 restos mortuorios son las personas buscadas incansablemente por sus familiares tras su desaparición ocurrida después de la llegada a la zona de las “tareas intensivas” de la fuerza Omega…. Campesinos, indígenas, estudiantes, sindicalistas, mujeres, líderes agrarios asesinados para acallar su reivindicación social, se encuentran en la fosa, esperando que el estado se digne proceder a todas las identificaciones con ADN… lo cual tarda en hacer, como parte de una estrategia de minimizar esta barbarie y hacerla pasar bajo silencio: el mundo entero debe impedir que la tapia del silencio recaiga sin cesar sobre el pueblo colombiano.
En Colombia el ejército ha asesinado al menos a 5000 niños y jóvenes para sus montajes macabros de los “falsos positivos”: son asesinatos sistemáticos de jóvenes y niños cometidos por el Ejército colombiano para hacerlos pasar por “guerrilleros muertos en combate”… (8)
En Colombia la herramienta paramilitar del estado y multinacionales ha construido HORNOS CREMATORIOS para eliminar los cadáveres de los miles de torturados y desaparecidos… ¿Qué más hace falta para que Colombia sea noticia y escándalo mundial? ¿Qué más hace falta para que el mundo se alce en repudio contra ese criminal estado?
Azalea Robles (en Sicsal)