La elección del secretario general de Podemos en Nafarroa ha arrancado como un punto y seguido tras el proceso en el que fue elegido Óscar Fresán como líder del Círculo de Iruñea. A diferencia de lo que ocurrió con Fresán, que fue el único aspirante, esta vez sí que hay pugna entre corrientes. Formalmente, son tres las candidaturas que aspiran a la secretaría general y que han presentado un documento político. Sin embargo, en realidad son dos los aspirantes con opciones: Joan Bosch y Laura Pérez. La tercera candidatura, 100% ADN Podemos, nace más bien como reacción a la disputa por el poder en Tutera. De hecho, hay quien no descarta que se acabe retirando y pidiendo el voto a Bosch, dado que la mayoría de sus rivales en Tutera apoyan la candidatura de Pérez.
El proceso de elección es peculiar. Desde el pasado lunes, están en plena campaña, que durará hasta el día 8 de febrero. La votación se hará digitalmente tras inscribirse en la página web de la formación y durará varios días, del 9 al 13 de febrero. Se trata, además, de unas elecciones de listas abiertas en las que no solo se optará por un candidato sino que habrá que clicar también por otros 34 aspirantes al Consejo Ciudadano, una especie de Ejecutiva que dirigirá al partido en los próximos años. En teoría, esto permite una mayor pluralidad en la configuración del consejo. Sin embargo, tanto Bosch (que se presenta como Navarra Sí Puede-Nafarroak Ahal Du) como Pérez (Podemos Cambiar Navarra-Nafarroa Aldatu Ahal Dugu) han presentado planchas de 35 personas, que se marcarán automáticamente a no ser que el votante se detenga para ir uno por uno. Es decir, hay bastantes posibilidades de que una de las dos sensibilidades se quede fuera del consejo ya que ambos juegan a copar todos los puestos. El ejemplo más reciente de un resultado similar fue el del último Congreso de UPN, cuando la plancha abierta que impulsaba Yolanda Barcina se impuso por solo 72 votos a la de Alberto Catalán y dejó a medio partido fuera de los organismos decisorios. A todo ello hay que sumar a otro grupo variopinto que se presenta como no alineado, en el que figuran desde Tere Sáez (Lunes Lilas) a un buen señor que se ha limitado a subir a la web una fotocopia de su curriculum vitae.
Las diferencias entre las candidaturas
En la corta vida de la formación de Pablo Iglesias ya se han manifestado dos corrientes. Una, conocida como Claro que Podemos, es la encabezada por el carismático secretario general y sus más cercanos colaboradores: Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón. El principal referente de la otra es el eurodiputado Pablo Echenique, cabeza visible de Izquierda Anticapitalista, la formación política que vertebró a Podemos en sus inicios. Y sin embargo, en Nafarroa la pugna no es esa, sino que más bien la disensión se debe a las posibilidades abiertas de tumbar el régimen. Un gobierno alternativo que, sí o sí, pasa por un encuentro con EH Bildu.
En principio, todas las candidaturas que se han presentado en el Estado tocadas por la varita oficialista Claro que Podemos han acabado imponiéndose (aunque, curiosamente, la excepción ha estado en Málaga y Tutera). La línea oficialista tiene ya un favorito en Nafarroa, que es Bosch. Este economista catalán afincado en Nafarroa por razones familiares formó parte de las listas de Podemos al Parlamento Europeo. La lista de Bosch, sin embargo, ha declinado usar el paraguas de Claro que Podemos y, además, ha anunciado que pretende ir a las elecciones como una formación independiente.
El objetivo de concurrir con otras siglas sería minimizar el daño a Podemos en el Estado en caso de pactar con Bildu, evitando interpretaciones «torticeras» del mismo. «Nuestra candidatura propone acudir a las urnas en mayo bajo una herramienta política (Navarra Sí Puede-Nafarroak Ahal Du) que blinde las decisiones de Podemos en Navarra y las desvincule de las posiciones de Podemos a nivel del Estado».
Aunque no lleve la pegatina de Claro que Podemos, el sector de Iglesias ha señalado a Bosch como favorito incluyendo en su plancha al Consejo Ciudadano a Ione Belarra, la única navarra en la dirección estatal. Esta altsasuarra afincada en Madrid generó polémica al decir que el partido cuenta con mecanismos para evitar determinados acuerdos que se tomen en Nafarroa y que puede llevarlos a votación y anularlos. Es decir, que la posibilidad de otro «agostazo» ahí queda.
Bosch no quiere entrar a eso. Es vehemente al afirmar que para él la democracia es lo primero y el objetivo de Podemos consiste en empoderar a la ciudadanía. Cuando le interrogan -y la presión no es poca- sobre si quiere pactar con EH Bildu, él habla de «pactitis», de que eso aún no está escrito. «Después de las elecciones, se preguntará a la Asamblea Ciudadana y se votará con quién pactamos. Lo importante es eso, que la gente podrá elegir». Esa pregunta también se hará vía internet (o de la forma más participativa), y según explica Bosch, votará quien quiera. Es decir, si quisieran participar simpatizantes de EH Bildu o de UPN, «podrán hacerlo si se registran».
La candidatura de Laura Pérez, surge en gran medida por esa indefinición. Achacan a Bosch haberse quedado tan solo en el método democrático de toma de decisiones, olvidándose del contenido social y de las reivindicaciones políticas de lucha de los de abajo contra los de arriba que ha reivindicado la formación desde el primer momento. El documento político de Bosch, cuyo padre es Iván Méndez, un médico de Egues, es deliberadamente versátil y el aspirante lo justifica diciendo que no es momento de fijar el programa electoral, sino de establecer un marco sólido, maleable y que perdure en el tiempo. «Es democracia al 170%», afirma.
Sobre la política de pactos y alianzas, la candidatura de Pérez es bastante más clara. Ha adelantado ya que no quieren pactar ni con UPN, ni con PSN, ni con el PP. Uno de los ideólogos de Nafarroak Ahal Du es José Ramón Loayssa. «En estas elecciones vamos a tener una oportunidad de acabar con una situación en Nafarroa que se ha dado desde la Transición -remarca-. No queremos una división con EH Bildu sobre una base identitaria. Lo importante es un cambio desde abajo. La división fundamental se da entre arriba y abajo -insiste-. No es una cuestión de aritmética electoral, sino de alcanzar acuerdos sobre un programa claro, sobre contenidos concretos», asegura Loayssa.
Pérez manifiesta también esta predisposición al diálogo con las fuerzas que se oponen al régimen. La candidata tuvo un «minuto de gloria» (como le dijo el Borbón) cuando abordó en Iruñea al entonces príncipe Felipe y le preguntó por qué no renunciaba al trono. Más allá de la anécdota, es una candidata seria. Es profesora de euskara y opositó para juez, da asesoramiento letrado a movimientos sociales y habla también alemán y francés.
Una de las razones del nacimiento de Podemos es escuchar a la ciudadanía, también a los que han votado a EH Bildu. Siempre de cara a buscar acuerdos concretos y programáticos», explica la candidata. En cuanto a si lo oportuno es presentarse como una formación distinta a Podemos o con las siglas originales, los aglutinados en torno al documento «Nafarroa Aldatu Ahal Dugu» consideran que una marca electoral distinta en Nafarroa no sería un cortafuegos demasiado efectivo. Que, si la prensa españolista va a vender un «pacto de Podemos con ETA», lo hará de todas formas y que lo mejor será soportar esa crisis cuanto antes para después avanzar.
Aunque no son los tocados por Iglesias, la candidatura de Laura Pérez tiene bastante posibilidades. Varios de los círculos más activos, como los de migrantes o el de funcionarios, se han puesto de su lado en un primer momento. También recibe el apoyo del sector que ganó en Tutera y cuya apuesta por un diálogo sin exclusiones en Erribera provocó el paso adelante de 100% ADN Podemos en Navarra (con una postura política limitada a decir que no hay que pactar con nadie).
Podemos es una formación política que está llevando un proceso de transformación aceleradísimo. Pasaron de reunirse cuatro personas -cuatro, literalmente (y entre esos cuatro, los hoy rivales Loayssa y Bosch)- a juntarse más de cien después del arreón de las europeas. En cuestión de meses, han tenido que alinearse con una u otra opción cuando, en realidad, se conocen entre sí más bien poco. Para formar las listas ha habido mucha apuesta e intuición. Ambos candidatos aseguran, y resulta creíble, que hubieran querido a gente de la otra candidatura en la suya. Están divididos, no rotos. Y serán claves.
El miedo a otro «agostazo»
La mayor polémica que ha envuelto a Podemos en Nafarroa ha sido la desatada por una entrevista con Ione Belarra, la única navarra que participa de los organismos de dirección de la formación que dirige Pablo Iglesias. En esa aparición en prensa, Belarra recordó que existe un órgano decisorio en Podemos que podría revocar las alianzas que se decidieran en Nafarroa. Es decir, que una vez más la decisión última estará en Madrid, que es lo mismo que ocurre con los Estatutos del PSN, que asumen que la política de pactos es competencia de la Ejecutiva de Ferraz. En concreto, quien podría revocar un acuerdo de Podemos en Nafarroa es la Asamblea Ciudadana Estatal. En principio, una decisión tomada por una Asamblea Ciudadana de Podemos de un territorio del Estado solo podría ser anulada en casos excepcionales. No obstante, en las diversas entrevistas que se han realizado para elaborar este reportaje, existe ese miedo. Con todo, otras formaciones de ámbito estatal, como Izquierda Unida, ya han salido públicamente diciendo que su prioridad es pactar con quien sea para acabar con el régimen, y no han tenido ese coste tan temido. Es más, parece no haber tenido coste alguno, lo que da esperanza de que el fin de las exclusiones -y con ello el cambio- esté más cerca.
Aritz Intxusta, en GARA