Su próximo abandono del escaño en el Parlamento y su horfandad política, han
abierto todo tipo de especulaciones sobre el futuro político de Aintzane
Ezenarro. La todavía parlamentaria solo sabe que "se ha quedado sin
partido".
¿Ha hablado directa y oficialmente con la dirección de
Aralar?
No nos han llamado. El coordinador general no nos ha llamado, ni siquiera nos
ha puesto un SMS. Nos mandó un email desde la organización. No conozco ningún
caso en el que una expulsión se haya materializado de esta manera, tampoco
conozco ningún caso en el que haya una expulsión por un voto en conciencia, por
un solo voto en nueve años. Creo que los tres expulsados hemos tenido una
trayectoria intachable en Aralar, con una entrega absoluta. Hemos estado
impulsando Aralar cuando este partido no era nada. Mikel y yo hemos ofrecido la
inmensa mayoría de las charlas de divulgación del proyecto Aralar, hemos sido
los comerciales de Aralar en la CAV. Y pese a todo hemos sido expulsados por no
poner un sinónimo, ni siquiera por haber votado algo totalmente opuesto a lo
dictado por la dirección.
¿Va a seguir en política?
A mí se me nota bastante que me gusta la política. Siempre he estado
interesada por la política, no encontré ningún partido en el que militar hasta
que surgió Aralar, después de mi paso por Elkarri. Yo no me he cansado de la
política, solo me he quedado sin partido. Eso no quiere decir en ningún caso que
me vaya deprisa y corriendo a militar a ningún otro partido, porque no me quedan
ganas para eso. Creo que hay que buscar nuevas formas de participación política
no tan vinculadas a la partitocracia. No es fácil, pero hay experiencias no
demasiado lejos.
Se refiere a Uxue Barkos.
Por ejemplo... aunque en ningún caso pretendería emularla porque son
situaciones diferentes. Uxue Barkos no ha estado vinculada a un partido, que yo
sepa, mientras que yo sí lo he estado. En cualquier caso, tengo claro que voy a
mantener este discurso y estas ideas. Esto no significa que vaya a hacer de esto
mi profesión, pero tampoco me veo aislada de la vida social y política de este
país. Voy a seguir manteniendo este discurso desde una plataforma más social que
política.
El mapa político vasco parece configurarse en torno a cuatro
partidos. ¿Hay cabida para un quinto espacio?
No comparto en absoluta ese esquema que supone la traslación a Euskadi del
bipartidismo del Estado español. En ningún país es positivo el bipartidismo, no
posibilita el diálogo y anula la discrepancia, mientras que en sistemas
multipartitos se potencia el cruce de ideas, la pluralidad, y los partidos
grandes están obligados a mantener una actitud más activa y abierta. Este
esquema nunca se ha trasladado al Parlamento Vasco, es más una construcción
político-mediática. Tenemos una concepción sectaria de la política, ya que
parece que naces en un sitio y tienes que ser siempre de ese sitio. Quizás sea
una consecuencia de tantos años de violencia. Hay cada vez más personas que les
gustaría aportar en política pero que no se ven en estos esquemas estancos. En
este país la revolución pendiente es la de la cultura democrática, pero también
la de los derechos humanos.
¿Le parece que la violencia ha narcotizado esta
sociedad?
Estamos en una sociedad con un sentimiento colectivo y solidario muy fuerte.
Y, sin embargo, a un sector social y político de este país el derecho a la vida
del otro le ha importado muy poco. De la misma manera, los valores éticos y
democráticos no pueden ser patrimonio de una ideología o unos partidos
concretos. El constitucionalismo, sobre todo con este Gobierno vasco, ha querido
durante años dar a entender que los valores éticos y democráticos son patrimonio
suyo. Frente a esto los partidos abertzales debemos ser los más abanderados de
los derechos humanos, no solo con las palabras sino con hechos. Es lo que he
intentado trasladar estos años: se puede ser de izquierdas y abertzale y
defensora de los derechos humanos.
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