sábado, 8 de mayo de 2010

LA VENTA DE ARLAS, UN AUTÉNTICO PELIGRO

"No hay puntos negros, hay conductores irresponsables y que circulan a 120 a pesar de que las señales indican 60. Aquí falta educación vial", vocifera enérgico Frank, empleado suizo de la estación de servicio de Cepsa en la venta de Arlas, a cinco kilómetros de Peralta, que trata de explicar así, por el exceso de velocidad, la accidentabilidad de esta vía. El cruce, que se encuentra a unos cincuenta metros de esta gasolinera, es el único Tramo de Concentración de Accidentes, coloquialmente llamado punto negro, que resiste en la red viaria de la Comunidad Foral.

Ubicada en el kilómetro 18 de la NA-115 (Tafalla-Rincón de Soto -La Rioja-), dicha intersección que da cuerpo a este reportaje resulta criminal. En este cruce se encuentran dos desvíos: la salida a Falces, por un lado, y el desvío hacia el acceso a la autopista AP-15 en Marcilla, por el otro. Para realizar un cambio de sentido o un giro a la izquierda hay que cruzar una calzada que transitan una media de 3.438 vehículos diarios, 410 de ellos pesados.

Obras Públicas tiene pendiente la contratación de la redacción del proyecto para comenzar a ejecutar una rotonda cerrada en 2011 y que la glorieta partida actual deje de existir. Ahora mismo, existen siete señales de ceda el paso, dos stop, guardias dormidos para pisar el freno, paneles de señalización que indican la dirección a la autopista, a Falces o a Marcilla, hermosas ad-vertencias de prohibido circular a una velocidad superior a 60 kilómetros hora, una ligera curva y un suave cambio de rasante que suponen suficiente obstáculo para convertir la salida de Falces en un ejercicio de fe y aceleración... En fin, un cóctel demasiadas veces maldito.

"Aquí hay accidentes a patadas, todas las semanas hay alguno. Es un cruce muy confuso, con muchísimas señales y en el que si pusieran una rotonda no habría equívoco. Además, lo dejaron sin iluminar, así que por la noche te lías solo y apenas ves si vienen coches", apunta Santiago Goñi, marcillés que regenta el bar restaurante junto a la carretera. "En días de niebla te juegas el pellejo. Un día de ésos tuve que pegar un volantazo porque si no, me llevaba por delante una mula mecánica que iba sin luces", apunta Eloy, el camarero, hijo de Goñi. El socio del restaurante, Máximo de Rueda, añade: "Antes todavía era peor, imagínate que llegué a contar 55 accidentes en un mes".

Y las colisiones que se producen en la Venta de Arlas no son, por desgracia, sólo chapa y pintura. "Aquí los accidentes que se producen son impactantes", detalla Santiago. Son colisiones laterales fuertes, porque los vehículos que circulan desde Peralta y, sobre todo, los que llegan de Tafalla y alcanzan el cruce tras una pendiente en descenso, suelen superar el límite de velocidad indicado, y arrollan a los que tratan de pasar el cruce de un lado a otro. Llegan embalados "así que cuando aquí ponen el radar, se hartan a multas", dice Eloy. "Sólo pasan despacito cuando está la Guardia Civil y, como además, el cruce está un poquito cuesta abajo, no llegas a verlo hasta que lo tienes encima", señala Ana Giralda, la responsable de la gasolinera, que no olvida que "el cruce es malo, pero nuestro sentido común es peor".

El peraltés Víctor Manuel Basarte Losada guarda su maquinaria en un almacén agrícola junto al propio cruce. Afirma que la cadencia de accidentes no cesa, que todos los meses hay algún golpe y que casi todos los provocan turismos, bien por despistes o bien por saltarse los stop sin cerciorarse de que no existe peligro al cruzar la calzada. Estas maniobras todavía son más complicadas de realizar para el estellés José Luis Ayúcar, que conduce un tractor de mediano tamaño. Trabajador de las bodegas de Castillo de Monjardín, viaja desde Estella a unos viñedos de Villafranca, por lo que bien sabe que "el cruce está fatal. Por ahora, después de tres años, no he tenido ningún susto, pero espero que hagan pronto un paso a diferente nivel, que es lo que arreglaría el problema". No será un paso en altura lo que hagan. Será una rotonda. Y ya será algo. Enrique Conde (en Diario de Noticias)

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