Con la conmemoración del V Centenario de la
Conquista de Navarra (1512-1521) se ha vuelto de nuevo a abrir el escenario de
los viejos enfrentamientos entre propuestas político-identitarias que se basan
en la interpretación de hechos históricos. En interpretaciones fundadas en
visiones y valores del siglo XXI. Un escenario en el que una de las partes
utiliza fondos públicos que se han asignado desde el Gobierno de manera
sectaria.
La historiografía ha constatado desde siempre la condición de Navarra como
reino independiente, y la más solvente está de acuerdo en que la conquista fue
ilegal, coercitiva y violenta, por mucho que el delburguismo y el
upnismo oficial la contemplen como un mero episodio de reintegración en
la unidad nacional española. Pero tampoco cabe hacer del convulso periodo de
1512-1521 una referencia fundamental de un proceso de emancipación nacional
vasco. Hubo entonces demasiadas contradicciones para abonar esta interpretación
simplista.
Desde Geroa Bai expresamos nuestras simpatías por quienes ponen al
descubierto las manipulaciones de historiadores orgánicos que sirven a una
verdad oficial y única. Pero en absoluto podemos combatir esta manipulación
adhiriéndonos a planteamientos reduccionistas que no tienen en cuenta la
complejidad de lo que entonces ocurrió, que concluyen en que la lucha del pueblo
navarro por su autogobierno terminó en 1512 o en 1521.
Desde Geroa Bai pensamos que es necesario distinguir entre el estudio y la
valoración de los hechos históricos y sus secuelas político-jurídicas, y la
manipulación político-identitaria que algunos realizan en nuestros días. ¡Que
sea la voluntad popular de hoy y no el pasado la que resuelva el futuro de
Navarra, la que se pronuncie sobre los proyectos nacionales -español o vasco, o
una síntesis entre ellos- que anidan en el seno de la sociedad navarra!
Queremos adelantar que Geroa Bai, desde una visión dinámica de la vida de
nuestro pueblo, aboga por un nacionalismo y un vasquismo incluyentes, defiende
una interpretación radical-democrática de los Derechos Históricos, de modo que
constituya un punto de encuentro entre los navarros y navarras que quieren
profundizar en el autogobierno. Y ello desde el respeto de los hechos
históricos, muchas veces contradictorios, pero que en el caso navarro muestran
una continuidad en el tiempo de la voluntad de autogobierno, antes y después de
1512, antes y después de la Constitución de Cádiz, de 1839, durante la II
República o en nuestros días…
Desde Geroa Bai animamos a los historiadores a profundizar en el conocimiento
de lo que supuso el traumático proceso vivido entre 1512 y 1521, pero también a
valorar de manera positiva la voluntad de mantener el reino y desarrollar sus
instituciones que siguió a la conquista. Así se puso de relieve en los tres
siglos siguientes, entre aquella fecha y 1841. Necesitamos conocer mejor el
esfuerzo de la sociedad navarra y de sus juristas e historiadores por defender y
ampliar el autogobierno. En una evidente inferioridad de condiciones
desarrollaron la idea de unión eque principal a Castilla y de relación y pacto
bilateral con la Corona, sobre la base de que la soberanía radicaba en las
Cortes navarras, la institución que representaba al reino.
El reino subsistió, por tanto, tres siglos más después de la conquista, y en
ese largo período se puso de relieve y sin interrupción la creatividad política
de la comunidad navarra y de ahí el drama vivido cuando llega el momento de la
crisis en 1812, 1839 y 1841. Los cambios vinieron de la mano del nuevo Estado
español salido de Cádiz que alteró unilateralmente la Constitución Histórica de
Navarra. Frente a las tesis cuarentayunistas que hace suyas el
upnismo de hoy, hubo entonces -como las hay hoy- voces navarras que
manifestaron que existían posibilidades de autogobierno mejores que las fórmulas
impositivas que hubimos de aceptar.
Es positivo el recuerdo de 1512-1521, o el de la crisis de 1812-1841, pero
hay también otros motivos de conmemoraciones, más próximas a las coordenadas que
rigen el presente de nuestra comunidad. En este año de celebraciones, Geroa Bai
recuerda con afecto la labor de los redactores del Estatuto Vasco-Navarro de
1932, fruto del necesario consenso entre fuerzas nacionalistas, republicanas y
socialistas. Aquel Estatuto estuvo a punto de crear un marco
político-institucional común entre Navarra y los otros territorios forales. De
manera realista, los protagonistas de aquel acontecimiento de hace ochenta años
tuvieron en cuenta el marco de la Constitución de 1931 y las tradiciones forales
de los cuatro territorios. Aquel marco estatutario preveía además la
instauración de medidas y de marcos específicamente diseñados para la Ribera
navarra.
Y en lo que toca a rememoraciones útiles para la vida política de hoy, no se
puede olvidar la última modificación del marco político-institucional de
Navarra, el del Amejoramiento de 1982. Geroa Bai tiene presente y quiere que los
ciudadanos navarros no olviden las graves deficiencias de aquel proceso
(exclusión de los partidos nacionalistas, omisión voluntaria de la ratificación
popular del texto del Amejoramiento, etcétera). Por otra parte, investigaciones
recientes han puesto de relieve que el Amejoramiento fue fruto, más que de la
negociación entre Navarra y el Estado, de los tratos paralelos que mantuvo Jaime
Ignacio del Burgo con los ministros y con los representantes del Estado.
Lo que es significativo y Geroa Bai aprecia en los hechos históricos es una
tradición de pactismo bilateral en el avance hacia un autogobierno más amplio.
De ahí la propuesta de hacer uso de los Derechos Históricos que abran paso a un
nuevo pacto político con el Estado. Un pacto mayor y real que surja de un
proceso previo de concertación entre todos los partidos, y que sea después
refrendado por los ciudadanos.
La apuesta no nace de un esencialismo historicista sino del reconocimiento de
las virtualidades de un recurso de naturaleza político-jurídica que está
reconocido por la Constitución y la Lorafna. Bien anclado en el imaginario
colectivo, pensamos que cuenta con el asenso de los navarros. Y permite, además,
sortear la rigidez y las limitaciones de la actual Constitución española,
cerrada por el momento a admitir el federalismo nacional y asimétrico.
El pactismo político que defiende Geroa Bai se funda, como indicamos, en una
interpretación radical-democrática de los Derechos Históricos de Navarra
identificada con la capacidad de decidir de la ciudadanía navarra.
Por eso pensamos que 2012 es una gran oportunidad para la investigación y la
divulgación de hechos históricos. Sus resultados deben fundarse en el carácter
poliédrico de la verdad, y debieran permitir el asentamiento de una
interpretación compartida de lo ocurrido en las grandes encrucijadas que ha
vivido el pueblo navarro en el momento de la conquista, en la fase de pérdida de
la condición de reino en el siglo XIX y en los intentos de recuperación de la
autonomía con la II República o en el origen del actual régimen autonómico. Una
interpretación compartida que se constituya en uno de los puntos de encuentro de
navarros y navarras, de modo que entre todos abramos una nueva fase en el
autogobierno y que facilite un compromiso entre las identidades nacionales que
anidan en nuestra sociedad.
Manu Ayerdi y Koldo Martínez, presidente de PNV Nafarroa y Zabaltzen respectivamente, en nombre de Geroa Bai
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