Y llegó el día. Con esto de la Eurocopa
los periodistas repiten y repiten que "no hay dos sin tres". Pues los
descendientes de la Valdorba decimos que no hay veintidós sin
veintitrés.
Sin fecha fija, unos años en Mayo y
otros en Junio, dependiendo de
que la basílica esté libre, nos juntamos allí.
Parece que fue
ayer cuando nos convocó Pedro Mª Flamarique y han pasado veintitrés años. Las
dos o tres primeras veces subíamos andando por Valgorra hasta San Lorenzo;
cruzábamos el Monte del Conde y por Sansomain intentábamos llegar hasta
Catalain. Digo que intentábamos porque han desaparecido los caminos y
terminábamos cerca de Orisoain o junto a la autopista.
Mi madre no se lo podía creer. Me decía
que ellos, en sus tiempos, bajaban de Benegorri hasta el crucero y desde allí,
todo derecho, llegaban en un "santiamén".
El Templao, que rechazó mi invitación
de acompañarnos esta vez, al tercer o cuarto año dijo que fuéramos por el camino
viejo de Pueyo y así lo hemos hecho hasta hoy.
Son las 07,30 horas. Magán marca
16º y la farmacia 14º. El día está despejado y de bochorno. Viene
fuerte.
Desde nuestra casa salimos con Juanjo,
Rosa y su hijo Juan José. A nosotros se nos ha juntado Manuel, que ya ha venido
en otras ocasiones.
En las Recoletas y en la Plaza algunos
noctámbulos se resisten a meterse en la cama, aunque lo desean con todas sus
fuerzas porque saben que la juerga terminó.
Junto a la cafetería Vélaz, Oscar
Jiménez, se une al grupo.
Este año Pedro Arregui no puede venir.
Está convaleciente de una operación y no puede hacer esfuerzos.
07,50
horas. La presa de
Recarte está seca. Juanjo, que ha vivido en la zona, me dice que el río casi
siempre se ha secado en estas fechas.
Subimos por Macocha. El día está bueno
para andar. Los jóvenes se han puesto en cabeza y nos llevan a "trote de
cuto".
El barranco de Landerri está seco. Las
cebadas han pasado del amarillo al tostado. La Bardena ya está cosechada y aquí
ya han comenzado.
08,45
horas. Llegamos a
Pueyo. Vamos, como siempre, por la carretera junto a la estación del
ferrocarril.
Junto a las casas, un perro pequeño se
queda ronco de ladrar. Con la de veces que pasamos por aquí, debería
considerarnos casi de la familia.
Por el camino que desciende junto a las
piscinas, tres personas se dirigen a San Kiriko. Hoy hacen los de Pueyo la
romería a esa ermita.
Seguimos de
frente y llegamos a la fuente de Arambero. Son las 08,50
horas.
Un hilillo, asustadizo, cae del caño.
Es tan débil que parece que va a dejar de manar en cualquier momento. La sequía
que sufrimos el año pasado no ha dejado recuperase a los acuíferos y este verano
veremos secarse las fuentes.
Tomamos el primer camino a la dcha. y
ascendemos suavemente entre campos de labor. En el corral viejo estamos a 523
mts. de altitud. Los trigos todavía verdean. Les faltan días para que entre la
cosechadora.
Desde aquí la Valdorba se muestra como
un lienzo. San Pelayo aparece protector por encima de Orisoain y Catalain. Las
tierras llanas de Barasoain y Unzué dan colorido al paisaje. Las vezas alternan
con las cebadas y, éstas se funden con los encinares.
El valle, feroz y peleón en las guerras
carlistas, es ahora un lugar tranquilo. Rico en románico, ofrece una belleza
paisajística digna de conocerse.
El camino de
herradura desemboca en una pista de concentración parcelaria. Por ella, paralela
a la vía férrea, llegamos al puente del Cidacos. Son las 09,35
horas. Hacemos una
breve parada buscando la sombra de un árbol. Hoy no hay almuerzo porque lo
tomaremos después de la misa.
Cruzamos la N-121 y por la carretera
ascendemos a Barasoain. Llegamos a la iglesia parroquial dedicada a Nª Señora de
la Asunción. El entorno está limpio y cuidado. Las flores proliferan por todos
lados. Las casas de piedra lucen hermosas.
Por la calle de la izquierda llegamos al ayuntamiento y nos sorprende el nombre de una calle: "Palacio de
Dundrín". Nos paramos
un momento a contemplar el buen gusto que han tenido los vecinos al conservar y
rehabilitar las casas que rodean la plaza consistorial. Merece la pena
visitarlo.
En la carretera que cruza el pueblo nos
encontramos a Paco Goñi y su familia. Este año no pueden acudir a la romería
pero, nos dicen, ya han estado antes y han puesto las flores.
El autobús que ha salido de Tafalla a
las 9,30 ya ha llegado.
Son las
09,50
horas. Nos juntamos
al grupo que baja en procesión hasta la basílica.
A las 10,30
comienza la misa. La celebra Pedro Mª Flamarique y, como siempre, se tiene un
recuerdo por los fallecidos en el último año. Este año han sido: Elvira y Félix
Górriz, José Furtado, José Javier Martínez, Neerlandia Riera, Teresa Echaide,
Juan Lecuona y Angel Armendáriz.
Como no podía ser menos, se tiene un
recuerdo especial por José Javier Martínez. Natural de Amatriain, fue maestro de
profesión. Impulsor de esta romería, llevaba las cuentas y se encargaba de casi
todo hasta que la enfermedad le venció. Buen pelotazale, tuve la suerte de
tratarlo bastante. El año pasado, mientras almorzábamos, estuvimos un rato
hablando. El manomanista estaba emocionante y Javier veía los partidos. Según me
dijo: "es de las pocas cosas que no me ha quitado el médico".
Era un hombre entusiasta y trabajaba
por aquello en que creía. El próximo domingo, cuando Olaizola e Irujo se
disputen la txapela, me acordaré de él. Seguro que lo estará
viendo.
Después de la misa y de las cuentas, en
el pequeño atrio, se ponen las mesas para la venta de los almuerzos. Magras con
tomate y bebida.
Se sacan
algunos bancos de la iglesia y se forman grupos de amistad. No faltan las
guitarras y el acordeón acompañando las jotas y habaneras. Es un día perfecto.
Juanjo nos dice que se vuelve andando.
A las 13,00 horas le llamo a mi hijo
Pablo para que venga a buscarnos. El día invita a perderse por los trigales y
coscojos, pero hay que volver a casa.
Tafalla a Pie
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