Recientemente ETB 2 ha emitido una
serie titulada La Transición en Euskadi (los interesados pueden verla
en ETB a la carta), presentada por Iñaki Gabilondo. He seguido con
interés los distintos capítulos, en especial, los dos referidos a Navarra, y más
después de que uno de los profesores de la UPNA que participaron, me comentó que
esperaban que tras la emisión "les darían por todos los lados". Luego no ha
habido tales críticas, pues el programa ha pasado aquí sin pena ni gloria, creo
yo que por la invisibilización y la irrelevancia que va adquiriendo ETB
entre nosotros, debido a la política perseguidora de lo vasco de quienes nos
gobiernan.
El mayor mérito de la serie me ha parecido el hecho de que a pesar del
título, y dada la época de que trata, ha tenido en cuenta
la compleja realidad vasco-navarra, no solo la de la CAV. Sin embargo, en los
capítulos referidos a Navarra, ya se adivinaba al ver el título, Comunidad
Foral, el enfoque dado: desde la visión más navarrista del entorno del
socialismo foral, aderezado por testimonios de destacadas personalidades,
identificadas hoy día por muchos con la derecha. Se obvia que los lodos en que
estamos sumidos en nuestra comunidad son fruto de los barros producidos en
aquellos años, algunos de ellos por responsabilidad directa, entre otros, de
dicho partido, que paradójicamente había exhibido la ikurriña en su balcón o
formado parte de la asamblea de parlamentarios vascos tras la muerte del
dictador.
Entre dichos barros yo destacaría la instauración del régimen del
Amejoramiento, no sometido al refrendo popular, e impuesto por el navarrismo,
sin consenso con el vasquismo, inconexo éste y con su sector más representativo
entonces, echado al monte. Fruto de ello ha sido el estado de marginación en que
quedan los navarros que con toda legitimidad sienten la lengua y la cultura
vascas como propias.
En lo político, los lodos en que viene enfangándose la gobernabilidad, que
tan bochornosos espectáculos nos acaba de proporcionar, tienen su origen en la
disposición que estableció el ya desaparecido, y quizá anhelado por algunos,
sistema de lista más votada. Este favoreció un casi ininterrumpido acuerdo
contra-natura entre los partidos que deberían ser alternativa: UPN-PP y PSN,
pervirtiendo lo más esencial a la democracia, como es la posibilidad cierta y
real de cambio o alternancia en el poder. Unos y otros han gobernado en minoría
con acuerdos presupuestarios pactados entre sí, que han ido elevando el gasto
sin la suficiente racionalidad, y que parece que pueden abocar a la inviabilidad
de la comunidad.
Este régimen ha tenido también su reflejo en lo económico y social, con
sindicatos afines, medios de comunicación, universidades, entidades financieras
o instituciones religiosas. Paralelamente quedaron excluidas organizaciones
similares a las que basta con colgarles el muchas veces injusto sambenito de
buscar la desaparición de Navarra.
La opacidad y la falta de alternancia en el poder han llevado a que el buque
insignia de Navarra, la Can, haya desaparecido del mapa, siendo engullida por
otra entidad, sin que todavía nadie haya asumido ninguna responsabilidad.
Tampoco por las innecesarias obras faraónicas ni sus sobrecostes
injustificables.
Las políticas sociales también se han visto afectadas, y así avances que
parecían irreversibles desde la creación de Osasunbidea, con altos estándares de
calidad en la sanidad pública, desde la atención primaria hasta la hospitalaria,
llevan años haciendo aguas, aunque el barco no se ha hundido todavía, debido
sobre todo a la enorme profesionalidad y entrega de los sanitarios. Qué decir
del bienestar social y de las políticas de cooperación con el tercer mundo de
los que tanto presumíamos.
Paradigmático de los barros producidos me parece el sistema educativo tan
fracturado que tenemos, que en lugar de cohesionar a los ciudadanos desde su
infancia, socializándolos en las dos lenguas de la comunidad, castellano y
euskera, mantiene un alto porcentaje de alumnado totalmente ajeno a esta última
lengua. Simultáneamente se ningunea desde los dos extremos al modelo A, a pesar
de sus evidentes logros, cuando debería estar llamado a ser el mínimo exigible a
todos en una sociedad progresivamente bilingüe. Finalmente, y utilizando
arteramente la expectativa de las familias de un futuro éxito laboral, así como
el miedo a perder alumnado en tantos centros, se complica todo desde el poder,
con la introducción como cuña-anti, de una lengua extranjera, el inglés, como
idioma vehicular de aprendizaje desde la más tierna infancia, práctica
desconocida hasta ahora en los países avanzados, y sin las debidas condiciones
de calidad.
Solo el propio Gabilondo, en las frases finales del último capítulo dedicado
a Navarra, hace notar en parte la situación que he descrito, calificándola de
sumamente novedosa, al decir que "se ha producido una importante fractura social
nueva, la del vasquismo versus navarrismo, que está sustentada en una
versión esquemática y excluyente de la historia y de la memoria colectiva en
beneficio propio".
Parece que la ruptura de la coalición UPN-PSN va a significar el principio
del fin de todo este régimen, que durante tantos años se ha retroalimentado
junto con la utilización de la violencia con fines políticos por parte de ETA.
En medio de todos ellos hemos estado durante demasiados años una mayoría
tantas veces silenciosa, ninguneada, manipulada, huérfana de representación en
los partidos existentes. Pero un día despertamos, al estilo del erizo del que
habla Atxaga, y comenzamos a apoyar el instrumento que iba a darle la vuelta a
la tortilla. Ha habido dificultades, zancadillas de quienes desde los extremos
querían que siga todo igual, golpes de partitocracia, pero el erizo ya no se
duerme más. Los ciudadanos saben que el cambio es posible, que será plural, pero
intuyen que ya no va a ser liderado por quienes tuvieron su oportunidad y nos
defraudaron, ni tampoco, al menos en los inmediatos años de nuestra Transición
pendiente y necesaria, por quienes ahora hablan de reunir, bildu en
euskera, a los afines, después de ser tan insensibles al dolor de tantos. El
futuro, geroa, está en quienes llevan desde 2004 superando la fractura
de la que habla Gabilondo, para ampliar, para llegar más allá que a los afines,
extendiendo, zabaltzen. La gente comenzó a respaldar ya en noviembre la
herramienta fundamental para el cambio, ¿lo notas? "…the answer, my friend,
is blowing in the wind".
Juan Pedro Urabayen, licenciado en Historia y miembro de Zabaltzen
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