Aproximadamente un centenar de personas se reunió este sábado en el cementerio de Olite/Erriberri para tributar un sentido homenaje a los 51 vecinos republicanos asesinados tras el golpe de estado de 1936. En el panteón erigido hace ahora 35 años por los familiares de los represaliados se colocaron dos grandes jarrones donde los allegados depositaron un clavel rojo por cada uno de los fallecidos, momento que concitó la mayor emoción.
Previamente, el grupo por la memoria histórica que organizó el acto instaló delante de la tumba una gran foto de la primera boda civil celebrada en la localidad el 1 de abril de 1936, que los promotores han elegido como icono del colectivo y en la que aparecen retratados una docena de fusilados.
Tras la lectura de un manifiesto republicano redactado para la jornada y la declamación, uno a uno, de los nombres de los asesinados mientras los txistularis de Olite tocaba en Agur Jaunak, tomaron la palabra los asistentes que quisieron intervenir. Se leyó una carta enviada desde Chile por Freddy Chivite, hijo del primer teniente de alcalde republicano Tomás Chivite Fernández, exiliado tras la guerra en el país sudamericano.
También, entre otros, intervino una olitense hija de un preso en el campo de trabajo de Gurs (Francia) que contó en qué condiciones se encontraban los refugiados de Olite y Tafalla.
Los organizadores del acto explicaron que en el panteón del camposanto hay 49 nombres inscritos en las lápidas, pero que el número total de muertos era de 51 ya que han descubierto dos nuevas personas que hasta ahora no constaban, Custodio Azcárate y Antonio Erredondo. Tomás Ruiz Zabalza, de 95 años y único superviviente del grupo de encarcelados en la prisión de Pamplona en 1936, disculpó su ausencia debido a su edad, aunque envió un mensaje de adhesión al acto.
Dos dantzaris familiares de los fusilados finalizaron el acto con el baile de un aurresku de honor. Después, ya en Olite, unas 60 personas celebraron una comida de fraternidad republicana.
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