Hace unos años en la era absolutista de Aznar, escribí un artículo que entre otras cosas decía que un visitador de la ONU utilizaba dos curiosos parámetros para medir el nivel de vida de los territorios: la dentadura de las personas y la cantidad de pintura en las carreteras y añadía que a la Baldorba le faltaban dientes y sobraban carreteras sin pintar. Ahora, en la era del fundamentalismo católico y opusiano, sospecho que siguen faltando dientes y las carreteras pueden pasar a denominarse caminos.
El camino (antes carretera) 5.100, que discurre paralelo al río Zenborrain, sufrió un brutal tránsito de miles de camiones cargados hasta las cartolas para la construcción de 100 kilómetros de caminos de la concentración parcelaria de Leoz. Me consta que el Ayuntamiento de Leoz llevó a juicio al Gobierno de Navarra por no cumplir con el proyecto de construcción de dicha concentración, ya que se largaron dejándonos la carretera hecha unos zorros, sin invertir ni un solo euro de los que sí había presupuestado para restaurar los daños ocasionados. Ganamos el juicio y después de tres años estamos esperando a que se ejecute la sentencia, Barcina para esto no tiene dinero, para ese tren absurdo, sí. Además en los últimos inviernos hemos sufrido intensas nevadas y fuertes lluvias que han destrozado, más si cabe, el firme y las cunetas. Sirva un ejemplo muy ilustrativo, en el ramal de acceso a Uzkita en la última curva antes de llegar al pueblo, estos años de atrás salía un manantial en mitad de la carretera, pues no quedaba ni rastro de asfalto en ese tramo.
Ahora paso a detallar la gran labor del servicio de mantenimiento de carreteras del Gobierno de Navarra. Primero nos crearon más carreteras sin construir ni un solo metro, ¿cómo? sencillo, siguiendo la 5.100. Cada bifurcación de acceso a las diferentes localidades ahora es una nueva carretera. Después, en algunos tramos modificaron la localización kilométrica hasta en tres ocasiones; primero, del cruce de Uzkita 200 metros más arriba; luego, 400 más abajo y finalmente 300 más arriba y por si esto fuera poco, luego se equivocaron asfaltando lo que tenían que parchear y parcheando lo que tenían que asfaltar. Pueden comprobarlo y alucinar visitando Leoz y Uzkita.
Después de todos estos despropósitos, la guinda del pastel la pusieron la semana pasada viniendo a Iratxeta para borrar de los letreros del pueblo las letras T y X, que descansaban encima de la C y la H. Así es como gasta Barcina el dinero de los navarros e imagino que considera más importante esto que la seguridad de los sufridos habitantes del Valle de Orba.
Endika Zabalza Murillo, vecino de Iratxeta (con tx)
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