Después de años y años prometiendo la inminente apertura del Reyno de Navarra Arena, y de comparecencias y comparecencias públicas asegurando que su rentabilidad estaba poco menos que garantizada, al Gobierno de Navarra se le ha encendido por fin una bombilla de sensatez y sentido común para:
1) Admitir que tendría una preocupación menos -y 65 o 70 millones de euros más- si no hubiera decidido construir el Reyno de Navarra en esa fiebre de megalomanía de la que salieron otros proyectos faraónicos como el Circuito de Los Arcos (52 millones y 2 ó 3 de pérdidas anuales); el Plan de Guendulain (259 millones para construir 15.000 viviendas protegidas); o el Museo de los Sanfermines (6 millones de gasto para algo que no existe), por no hablar de trenes de alta velocidad, autovías con peaje en la sombra, la Ciudad Agroalimentaria de Tudela, la Ciudad Aeroportuaria de Noáin y demás excesos.
2) Reconocer que tener cerrada la instalación es tirar mucho dinero cada año -solo en mantenimiento y vigilancia, el Ejecutivo foral admite un gasto de 300.000 euros anuales-.
3) Aceptar su ignorancia sobre cómo abrirla sin que ese déficit se dispare, ya que ponerla en funcionamiento supondría un gasto superior al millón de euros anual: 200.000 de consumo de luz, agua y gas; 115.00 de vigilancia, impuestos, conservación del edificio, personal permanente, limpieza...
Y 4) Convocar al mayor número de especialistas para confeccionar un plan de explotación riguroso.
El consejero de Políticas Sociales, Deporte y Juventud, Íñigo Alli, mantuvo ayer una reunión preliminar con el presidente de la Corporación Pública Empresarial de Navarra, Jorge San Miguel, y con el gerente de la empresa pública Navarra de Infraestructuras de Cultura, Deporte y Ocio (NICDO), Javier Lacunza. También asistieron el director del Instituto Navarro de Deporte y Juventud (INDJ), Pruden Induráin; el director general de Política Social y Consumo, Mariano Oto; y el subdirector de Infraestructuras del INDJ, Ignacio Arbeloa.
CUATRO VÍAS DE INGRESOS El método de trabajo va a ser crear cuatro mesas que se encargarán de las cuatro vías de ingresos posibles:
- Deporte.
- Cultura.
- Impactos económicos en la hostelería y el comercio de la comarca de Pamplona.
- Y la cooperación entre la Administración Pública y la empresa privada, con aspectos como el naming o los patrocinios.
Hay que recordar que todavía falta por licitar y realizar la última fase de la construcción del Reyno de Navarra Arena -suelos, contracanchas, servicios y otros temas menores-, para lo que se calcula un presupuesto de 500.000 euros. Además, el sindicato ELA denuncia que faltan 1,5 millones más para equipamiento básico y que "la reparación de desperfectos seguramente será millonaria, a tenor de las gigantescas dimensiones de la obra y de su complejidad técnica".
Otro gasto pendiente -según ELA- serían los 6 millones necesarios para poder trasladar al Navarra Arena a las federaciones navarras, que actualmente están instaladas en la Casa del Deporte.
El Gobierno calcula que el modelo de gestión y explotación del Navarra Arena estará ya decidido el mes de septiembre y quizás para entonces se conozca una fecha definitiva y real de apertura de la instalación.
LACUNZA: "PENSAR ES POSITIVO"
Javier Lacunza es gerente de NICDO, que -tras la reciente fusión- se encarga de la gestión del Baluarte, el Planetario de Pamplona, el Territorio Roncalia y Refena, así como del seguimiento de la gestión externalizada del Circuito de Navarra.
Es por esa condición de experto en gestión de grandes infraestructuras -y por la posibilidad de gestionar también el Navarra Arena- por lo que asistió a la reunión de ayer. Y después comentaba a este periódico: "Ha sido una primerísima aproximación. El consejero nos ha expuesto que es el inicio de un foro de reflexión, y ha insistido mucho en que sea un foro lo más amplio posible, en el que se escuche a todos los sectores que tengan algo que decir. Se trata de poner a pensar a cuanta más gente mejor, y eso siempre es positivo".
"Todavía no hay fecha de apertura, ni esquema de gestión, ni una decisión sobre si la gestión será pública o privada, porque todo eso también hay que estudiarlo. Una de las vías va a ser analizar los diferentes modelos de explotación que hay en otras estructuras como ésta en todo el territorio nacional", concluía Javier Lacunza.
Tomás de la Ossa, en Diario de Noticias
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