jueves, 20 de febrero de 2014

GEOGRAFÍA DEL 36: LA EXISTENCIA DE POBLACIÓN REPRIMIBLE Y LA POSIBILIDAD DE HUÍDA

Los asesinados por la limpieza política franquista en Navarra procedían en su inmensa mayoría de esa zona de Navarra. La Ribera Occidental tuvo 859 fusilados (el 30,1 del total de Navarra), la Ribera Central 363 (el 12,7) y la Ribera Tudelana 456 (el 15,9). Así pues, el sur de la provincia concentró el 59 por ciento de los asesinados en toda Navarra. En esas mismas comarcas el número de asesinados por cada mil habitantes fue superior al de la media navarra (8,3), destacando sobre todo por sus altísimos cocientes tanto lo que hemos denominado Ribera Occidental o Estellesa (21,1) como la Ribera Central (14.4), más que la Ribera Tudela (9,9). Del resto de Navarra, las cifras de la Montaña son ínfimas, a excepción de la Barranca (4,9). Otros entornos donde la represión se hizo notar, un tanto por debajo de la media navarra, fueron Pamplona (7,0) y la Zona Media Oriental (7,4), en especial, la zona de Cáseda, Gallipienzo, Sanguesa, Aibar, etc., pegante a las Cinco Villas de Aragón, una zona ésta con niveles muy intensos .

Pueden enumerarse diversas razones de esa geografía de la represión en Navarra. A nuestro juicio, las mayores o menores cifras de asesinados descansan sobre el mayor o menor peso de varios factores: la primera de ellas, la existencia de población reprimible, es decir, que hubiera habido población ideológicamente adversaria o enemiga desde el punto de vista ideológico-político de los sublevados; la posibilidad de huída de la misma; el grado de voluntad represora de los represores; el grado de cohesión de la comunidad; y el nivel de conflictividad de los años anteriores.

Una primera explicación de la geografía de la represión remite a la mayor o menor implantación geográfica de las opciones que no estuvieron detrás de la conspiración. Si atendemos a los porcentajes de voto de cada una de las tres opciones que se presentaron a las elecciones de febrero de 1936 veremos que era la Zona Media el ámbito donde el Bloque de Derechas, el sector político que organizó e impulsó la sublevación, tenía los mejores resultados, aglutinando casi ocho de cada diez votos y repartiéndose el 20 por ciento restante a partes iguales nacionalistas y frentepopulistas. En cambio, en la Montaña el apoyo a la derecha conservadora y tradicionalista era 7,5 puntos porcentuales menor, sumando las otras dos listas el 28,4 por ciento de los votos. En la Ribera era donde la candidatura derechista, con un 60,7 por ciento de los votos, encontraba un respaldo más magro y donde el Frente Popular hallaba un mayor eco, logrando un porcentaje del 37,8, más de veinte puntos inferior a aquél. Por lo tanto, las mayores cifras de asesinados de la Ribera tendrían que ver con la mayor presencia de la izquierda en esa zona. Sin embargo, también es verdad que no existió ni mucho menos concordancia matemática entre los porcentajes de votos de las opciones de izquierda y del nacionalismo con las dimensiones de la limpieza política.

El hecho de que no haya correspondencia proporcional entre las cifras de asesinados de la Montaña o de la Zona Media y las cifras de apoyo electoral que en esas zonas tenían republicanos de izquierda, nacionalistas, socialistas y comunistas con las respectivas de la Ribera, se puede explicar parcialmente por el hecho de que afiliados y simpatizantes de esas formaciones de aquellos dos ámbitos escaparon a Francia o a Guipúzcoa.

En localidades de la Montaña adyacentes o próximas a la frontera francesa como Bera, Baztán, Erro, Salazar, Roncal, Aoiz o Lumbier, individuos del bando republicano fueron a Francia, escapando de la represión. En Bera, según testimonios que hemos recogido, además de los carabineros que permanecieron fieles a la República y que marcharon hacia Irún, más de un centenar de militantes republicanos y ugetistas huyeron a Francia o hacia Guipúzcoa el 21 de julio de 1936. En Baztán, el alcalde y los concejales nacionalistas y republicanos marcharon para Francia. Además, uno de cada tres llamados a quintas en los dos primeros años de la guerra huyeron prófugos. De Erro-Burguete fueron igualmente una decena de vecinos los que cruzaron la frontera. Del Valle de Roncal hay testimonios que cifran en torno a unos 200 los jóvenes que marcharon a Francia. Lo mismo sucedió en la Barranca (especialmente en Altsasu, Ziordia y Olazti), desde donde centenares de hombres escaparon a Guipúzcoa, muchos de ellos alistándose en el ejército republicano.

Con todo, hay que hacer notar que en la capital navarra también se constata la existencia de personas desafectas a la sublevación que pudieron huir. Lo mismo sucedió en esos pueblos referidos limítrofes con Aragón, desde donde grupos de personas pudieron ir a zona republicana a través de las Cinco Villas para combatir por la República.

Por lo tanto, las menores cifras de fusilados de la Montaña y de la Zona Media (donde el Frente Popular y los nacionalistas en conjunto consiguieron respectivamente el 28,4 y el 21,0 por ciento de los votos, más de la mitad que el 39,1 conseguido globalmente por esos dos bloques en la Ribera) estarían interferidas por la huída de un relativamente elevado número de personas represaliables.

Como es obvio, esa posibilidad de huída no pudo darse en la Ribera donde las personas de izquierda, alejadas de las zonas leales al Gobierno o de la frontera francesa, fueron detenidas en sus pueblos o cerca de ellos, en muchas ocasiones tras haber estado vagando por los montes.

Fernando Mikelarena, en Aberriberri

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