Atrás quedan meses de reuniones entre las distintas administraciones, infinidad de movilizaciones a pie de calle de la comunidad educativa y la incertidumbre sobre cómo y cuándo se aplicaría la reforma educativa impulsada por el ministro español de Educación, José Ignacio Wert. La Lomce es ya una realidad a la que estudiantes y profesorado tendrán que habituarse. Por el momento, las modificaciones se han implantado en 1º, 3º y 5º de primaria.
El nuevo curso arrancó el martes en Iparralde, mientras que el viernes se hizo lo propio en los centros de Hego Euskal Herria, donde los cambios de la nueva ley del Gobierno del PP se efectuarán poco a poco. De hecho, desde varios colegios e ikastolas, así como desde la FAPA «Herrikoa» de Nafarroa aseguran a este diario que este año la reforma educativa no se hará notar demasiado. Desde esta útlima federación, su presidente, Santiago Álvarez, destaca la normalidad, que justifica con la ausencia de dudas por parte de padres y madres.
Desde el colegio La Salle de Donostia, el responsable de Bachiller, Luken San Sebastián, expresa que apenas hay cambios: «Salvo alguno en organización, los alumnos no notarán diferencias», añade. El más significativo, por citar uno, este profesor hace referencia al examen que al final de curso tendrán que hacer los alumnos de 3º de primaria (8-9 años). No obstante, se trata de una prueba cuyo resultado no afectará al expediente. «Se trata de un termómetro. Que eso pudiera servir para obtener conclusiones... quizá».
La Lomce se irá aplicando poco a poco, por lo que prevé que los próximos cursos serán más intensos en ese sentido. «De cara al proximo curso habrá modificaciones, pero sobre todo será dentro de dos cursos cuando, si al final se introduce la reforma, tendremos más movimientos».
Al margen del recién citado examen extra de 3º de primaria, la nueva ley también contemplaba otras pruebas en ESO y en Bachillerato -al margen de las habituales evaluaciones-, aunque por el momento se han quedado en la nevera. Cuando se hagan efectivas, en caso de no superar el exámen, el alumno en cuestión no pasará a la siguiente etapa. Por el momento, en estas dos etapas educativas, la ley Wert ha quedado en stand by. Estas pruebas han sido duramente criticadas por el profesorado en los meses precedentes. «¿Qué ocurrirá con los alumnos que se encuentren en esa situación?», se han preguntado en más de una ocasión.
Álvarez, por su parte, recuerda que uno de los aspectos que más preocupaba a la federación de las AMPA de Nafarroa que preside era el aspecto de la segunda lengua extranjera y la manera en que se iba a interpretar. «Se hará efectivo el próximo curso y a partir de 4º de primaria, y lo ofrecerán aquellos centros que voluntariamente lo decidan», explica, antes de admitir que no comparten este modelo porque puede generar un ambiente competitivo entre unos centros y otros.
Lo que sí se ha cumplido, en detrimento del Consejo Escolar -donde están representados la Administración, la dirección del centro, el profesorado, el alumnado y la AMPA-, es la pérdida de potestad en la toma de decisiones y organización, ya que pasa a ser un órgano meramente consultivo. Se les da mayor poder a los directores, que son designados por Madrid. No obstante, el Gobierno de Lakua oficialmente no ha cambiado las funciones de los consejos. «Intentaremos que, aún siendo un agente consultivo, mantengamos la vinculación en los debates que puedan surgir en el seno del consejo escolar», confía Álvarez.
Las asignaturas a impartir cambiarán, pero no tanto en contenido, aunque la Lomce haya entrado en vigor -de hecho, los libros de texto siguen siendo los mismos del pasado año-, sino en su organización. El castellano será asignatura troncal y el euskara, al igual que el resto de lenguas cooficiales en el caso de las comunidades que la tengan, pasa a ser «asignatura de especialización opcional». Respecto a las asignaturas troncales, será el Gobierno de Madrid quien decida sobre ellas (Castellano, Matemáticas, Ciencias e Idioma Extranjero, que suponen el 65% del contenido, el 75% en el caso de una comunidad sin lengua cooficial).
A partir de este 2014/15 Religión gana espacio y, aunque seguirá siendo una materia opcional, los centros están obligados a ofrecerla, otorgándole plena validez. Se tendrá en cuenta para la nota media, por lo tanto, afectará a la hora de acceder o no a una beca. La alternativa a esta opción, lleva por nombre Valores Culturales y Sociales en primaria, y Valores Éticos en secundaria.
Entre 300 y 400 euros en libros de texto
El hecho de que las materias se mantengan, hace posible que los libros de texto del pasado curso sirvan para este que acaba de arrancar, lo que supone un alivio para las familias, que en setiembre tienen que hacer frente a una serie de gastos: material escolar, ropa, matriculas, tasas de comedores...
El presupuesto de los hogares no son baladí. Según un estudio realizado por la web del ahorro Kelisto.es, la vuelta a las aulas cuesta a cada familia unos 838 euros de media, es decir, el 3% del gasto total que asume anualmente, situado en unos 27.000 euros.
En el caso de la CAV, el presupuesto anual de la familia es algo mayor en cuanto a la media estatal, y asciende hasta los 32.720 euros, pero también lo es el gasto en los hijos (943 euros). En Nafarroa el coste del material escolar es inferior, unos 845 euros, así como el presupuesto familiar (30.677 euros).
Unos euros arriba o abajo, lo cierto es que setiembre es un mes complicado, económicamente hablando, porque hay que hacer frente a varios gastos a la vuelta de vacaciones, un periodo en el que, por regla general, se gasta más de lo habitual.
Coger papel y boli para hacer números y pensar en estrategias que permitan ahorrar algo de dinero se convierte así en una práctica habitual, y en esas surgen ideas tan eficaces como Liburukide, un programa de reutilización de libros de texto en Educación Primaria y Secundaria que pusieron en marcha hace ya 15 años en La Salle. La iniciativa partió desde la AMPA, que propuso hacer algo semejante a una bolsa de libros para poder aprovecharlos al máximo y darles una segunda y tercera vida, recuerda Luken San Sebastián.
El éxito es indiscutible y las cifras hablan por sí solas. «Al principio era algo más sencillo, pero hoy en día alrededor del 97% de los alumnos están apuntados en la iniciativa. Por ejemplo, en primero de bachiller hay solo 5 alumnos de 109 que no están acogidos a este sistema, y en segundo solo tres. Son casos que optan por comprarlos aparte o que son varios hermanos y hermanas de distintas edades y se los pasan entre sí», cuenta.
Para participar en Liburukide solo hay que inscribirse y pagar una cuota por recibir todos los libros. La igualdad de oportunidades está garantizada, no hay diferencias entre los alumnos veteranos y los que hayan podido llegar recientemente. Esta fue la primera condición que marcó el centro. La segunda, que los libros hay que cuidarlos bien.
El funcionamiento es sencillo, pero exige mucha tarea a los padres y madres, que arriman el hombro de forma voluntaria. «A finales de curso cada profesor recoge los libros de sus asignaturas, y los repasa para garantizar que están en condiciones. Para hacer los paquetes de cada estudiante, compuesto entre nueve y once libros, vienen voluntarios de la AMPA y llevan los libros correspondientes a cada aula. La ayuda es esencial, porque son miles de libros».
El ahorro es considerable. Hay diferencias dependiendo del año porque, por ejemplo, esta vez algunas editoriales han cambiado de edición y tenían los viejos, así que ha habido que invertir. La tasa también ha aumentado porque han llegado alumnos nuevos. El curso pasado la cuota en secundaria fue de 98 euros; este año de unos 130 euros. «Hay diferencia, pero en una tienda eso mismo, teniendo en cuenta descuentos y demás ofertas, lo más económico cuesta unos 320 euros y lo más caro 420 euros».
La crisis, asegura, no ha incrementado el numero de inscritos, porque el proyecto tuvo éxito desde el principio. No obstante sí han notado que en esta época han llamado desde otros centros interesados en conocer el sistema y adaptarlo o instaurarlo tal cual.
En Andoain, por ejemplo, la ikastola Aita Larramendi organiza en junio desde hace tres cursos una feria para vender los libros entre un 70% más baratos que el precio original. En este caso los padres, que como en La Salle, la idea partió de ellos, son quienes se encargan de revisarlos uno a uno para garantizar las condiciones óptimas. La única condición es que cada adulto puede comprar solamente los libros de sus hijos, cuenta Aitor Iriondo, director del centro.
Asegura que la iniciativa atrae cada año a más gente que, con papel y boli, trazan los métodos de ahorro tan necesarios.
Oihane Larretxea, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario